Señora Directora: Al mediodía del 8 de octubre de 2015, recibí la infausta noticia de la partida de nuestro amigo y compañero del Movimiento 14 de Mayo, Juan Gerónimo Ventre Buzarquis. No voy a hacer un texto panegírico de su vida, sino de algunos recodos del camino que recorrió en este largo trajinar de exilios y persecuciones que hemos sufrido los paraguayos, principalmente en manos de gobiernos tiránicos y cipayos, entre ellos la de la cúpula del coloradismo con Stroessner. Esto lo pudo plasmar Juan en su libro “Prisión, tortura y fuga”, escrito de manera coloquial, con rebeldía, mezclando el dolor y la alegría al mismo tiempo. Aún imberbe conocí a Juan en Posadas en 1959. Éramos estudiantes secundarios, y ese año, como presagio a la generación del 60, bullíamos de entusiasmo y fervor trasmitido por las gestas libertarias del 23 de enero de 1958 contra Pérez Giménez en Venezuela, y el derrocamiento del dictador Batista por los jóvenes encabezados por Fidel y el Che en Cuba. Posadas era un hervidero de jóvenes rebeldes de todos lados, con el sueño de liberar la patria. La inmensa solidaridad de los compatriotas y de los argentinos, hacia renacer las esperanza de que la noche sombría de las persecuciones, llegaría pronto a su fin.Juan José Rotela, Beba Cubilla y tantos otros dirigentes del 14 de Mayo nos insuflaban de entusiasmo. Juan partió a la lucha saliendo de su escuela. No dudó un instante cuando le preguntaron si estaba dispuesto con sus escasos 19 años a embarcarse en una gesta temeraria y riesgosa. No solo él, sino cientos de jóvenes se apretujaban queriendo participar del levantamiento, aunque no había suficientes armas ni pertrechos para tantas manos sedientas de justicia. Habíamos sentido y oído la brutalidad que se enseñoreaba en el Paraguay, acrecentado desde 1947. Los relatos e historias contadas por sus protagonistas eran de una crueldad increíble, que no eran aislados sino sistematizados. Siempre el dolor, la injusticia, los destierros por circunstancias políticas o económicas eran moneda corriente, que horadaban nuestras almas. Cuando recibíamos a esos desterrados en Posadas, en condiciones miserables con su mujer e hijos a cuestas, pensábamos que llegaría la hora de la justicia. ¡Cuántos muertos, cuántos amores truncos, cuánta familia disgregada!Esa situación nos hace recordar la composición musical “Renacerá el Paraguay” de Herminio Giménez, también integrante del Movimiento, que pregona en una de sus estrofas:“Para qué los jazmines ni la noche estrelladasi la patria enlutada a sus hijos perdió,si hoy en otros confines lejos ya desterradala valiente abnegada juventud se quedó”.Juan Gerónimo Ventre Buzarquis empuñó el fusil de la justicia, fue apresado, torturado y encarcelado, confinado en Peña Hermosa, de donde se fugaron con los otros compañeros del Movimiento 14 de Mayo. El régimen se hizo más duro, represivo y cipayo al servicio de la oligarquía. Juan y la mayoría de los luchadores vivieron un largo exilio, hasta que ocurrió el derrocamiento del tirano en 1989. Regresamos al país con ánimos de seguir la lucha para el cambio, como soñábamos 30 años antes. Hoy se nos fue Juan, como se fueron muchos mártires de la represión, pero van renaciendo en nuestra maravillosa juventud, que se ha puesto de pie con victorias como el Marzo Paraguayo y, hoy, con la recuperación de la Universidad Nacional de Asunción. Juan estará en el más allá, viajó el mismo día que el Che, a quien conoció y admiró por su hombría y heroísmo. También lo espera el comandante Juan José Rotela…





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