La llegada de un bebé a la vida de una pareja conlleva cambios que muchas veces son imposibles de enumerar. Desde el horario para dormir, pasear y mirar televisión hasta los ideales de vida que se tienen previo al momento del nacimiento. Sin dudas, es mucho con lo que lidiar en poco menos de un año y durante largo tiempo con los chicos ya en casa. Tanto mamá como papá lo toman de manera diferente. Algunos se adaptan más rápido, otros tardan un poco más. Incluso es común escuchar que, después de dar a luz a su bebé, la mamá atraviese por depresión posparto. Sin embargo, esta situación también la puede sufrir el hombre.“Cuando hablamos de depresión posparto generalmente lo asociamos a las mujeres, porque son ellas quienes están expuestas en forma directa al embarazo. Son ellas las que, desde el momento cero, empiezan a dar vida, sienten modificaciones en su cuerpo, cambios hormonales y psicológicos a lo largo de nueve meses. Estos mismos cambios continúan luego del parto y en ocasiones puede aparecer la tan renombrada depresión. Pero ¿quién se preocupa por el padre?”, se preguntó Laura Mingo, licenciada en psicología, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Pasa que los hombres también pueden sufrir cambios a nivel psicológico luego de la llegada de un hijo, “sin embargo puede pasar desapercibido a los familiares y amigos porque generalmente es un momento focalizado en el nuevo integrante de la familia y su madre. A su vez, factores sociales ligados al estereotipo de hombre fuerte y que debe mantenerse firme, podrían ser los que causarían que los padres no demuestren que sienten algún tipo de angustia”, indicó Mingo. Pero, por el contrario, la profesional advirtió que, “al igual que lo que ocurre en las mujeres, es absolutamente normal que un hombre también se sienta diferente, que se vea más sensible o más emocionado, mucho más cuando se trata del primer hijo a quien tiene que cuidar, atender y proteger. Los roles y funciones de cada integrante de la familia se modifican y esto ocasiona, en muchos casos, un impacto en la salud mental no sólo de la madre, sino también en la del padre”.También hay que cuidarlosEstudios e investigaciones estiman que alcanza al 10% de los hombres y que los síntomas son los mismos que en las mujeres, con la diferencia de que no necesariamente aparecen de manera inmediata al nacimiento, si no que pude hacerlo al sexto u octavo mes de vida del niño; a su vez, son más propensos a sufrirla aquellos cuyas parejas la padecen. “Los cambios en la llegada de un bebé son muchos, principalmente cuando hablamos del primer hijo. La pareja tenía determinadas costumbres y hábitos y, tras el nacimiento, el ritmo lo marca el bebé, lo que puede causar que las idealizaciones hechas antes del nacimiento no se cumplan”, señaló Mingo. Pasa que desde que el niño está en el vientre, madre y padre idealizan y dialogan sobre cómo se imaginan que será su hijo, qué personalidad tendrá, cómo se comportarán ellos mismos como padres, y muchas veces no se condicen con la realidad, “lo que puede ser uno de los efectos causantes. Como también interrogantes como ¿seré un buen padre?, ¿podré hacerme cargo de una familia?, ¿cómo será mi vida ahora?, lo que causa mucha ansiedad”, indicó la profesional. Mingo indicó que en algunos casos es leve y pasajera, pero en otros pueden afectar seriamente la vida familiar, “y también al bebé, que puede tener secuelas emocionales, conductuales y de desarrollo”, advirtió.“Lo importante es saber que puede tratarse con la terapia adecuada. El papá debe saber que es una posibilidad, que no está mal que suceda, y que el primer paso para salir adelante es reconocer que se necesita ayuda”, destacó Mingo. “No hay que darse por vencido, se debe buscar ayuda y disfrutar del bebé”, finalizó.





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