BRASILIA, Brasil (Agencias y diarios digitales). El Gobierno de Brasil sorprendió al enviar al Congreso por primera vez en la historia un presupuesto para 2016 que prevé un déficit primario cuando el país está a un paso de perder el grado de inversión.En vez de lograr un superávit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) de 0,7% del PIB, como estaba previsto inicialmente, el gobierno de Dilma Rousseff planifica ahora un déficit primario de 0,5% del PIB para 2016, equivalente a 30.500 millones de reales (USD 8.413 millones).“Vamos a trabajar para que (el déficit) sea temporario”, dijo el ministro de Planificación y Presupuesto, Nelson Barbosa, en una conferencia de prensa, insistiendo en que se trata sobre todo de un presupuesto “realista”.El proyecto de presupuesto para el año próximo es “transparente y provoca reflexión en el momento en que Brasil enfrenta un cambio significativo del clima económico”, sostuvo por su lado el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, en la misma conferencia.El ministro de Hacienda insistió en que muchas de las medidas necesarias para evitar el déficit dependen de la voluntad del Congreso para cortar el gasto público.Para la economista Margarida Gutiérrez, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, el déficit presupuestario “es una manera de forzar el Congreso a aprobar reformas que acaben reduciendo gastos de gobierno, como una reforma jubilatoria”, pero no se concretará.“Este déficit no va a ocurrir, pero si lo hiciera, la economía sería rebajada en varios grados, la deuda bruta explotaría, la tasa de cambio también, la inflación, los intereses, y el crecimiento caería más todavía de lo que está cayendo”, pronosticó en declaraciones a la AFP.“Mucha tensión”Desde enero la moneda brasileña ha perdido 26,6% de su valor ante el billete verde.En un inicio, el humor del mercado “va a empeorar, porque el mercado va a entender que realmente las cuentas públicas están en una situación muy mala. Y también puede entender que ese texto propuesto por el gobierno es una muestra de debilidad”, dijo la economista Gutiérrez.“El cambio va a subir, el riesgo país va a subir, vamos a tener presiones, la bolsa va a caer más. Los próximos días serán de mucha tensión”, añadió.Pero “la llave está en el Congreso, porque el gobierno central tiene el 90% de los gastos obligatorios, no los puede cortar, son obligatorios por ley o por Constitución. La economía está cayendo, la recaudación está cayendo, pero el gasto no para de crecer. Porque es gasto obligatorio”, resumió.Esta nueva mala noticia para la séptima economía mundial se suma a la confirmación de que Brasil entró en recesión en el segundo trimestre, situación que analistas anticipan durará al menos dos años, hasta fines de 2016.En este contexto adverso, al que se le suma una alta inflación (9,56%), un desempleo en alza (7,5%) y la caída de la popularidad de Rousseff a un solo dígito, el gobierno intenta impulsar un ajuste fiscal que ha encontrado resistencias en el Congreso, donde decenas de legisladores son investigados por corrupción en la estatal Petrobras.El proyecto de presupuesto prevé para 2016 un crecimiento de 0,2% del PIB y una inflación 5,4%, cercana al centro de la meta de 4,5%. El mercado, sin embargo, vaticina una contracción del PIB de 0,26% en 2016, tras un desplome del PIB de 2,06% este año.El decepcionante desempeño económico ha llevado a las agencias de calificación de riesgo a bajar las notas de la deuda soberana de Brasil, que ahora se encuentra a solo un paso de perder su grado de inversión y caer a la categoría especulativa.“La casa no está en orden”. Con esta frase con un fuerte contenido histórico para los argentinos, el ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, reconoció el dolor de cabeza que significa el déficit presupuestario para el gobierno de Dilma Rousseff.La presidenta logró un acuerdo con los líderes del Congreso para que den trámite al presupuesto que arrojará un déficit cercano a los 9000 millones de dólares, en medio de una grave crisis económica y política en Brasil.El presupuesto del año que viene es “un desafío para todo el mundo, para la sociedad, para el gobierno y también para el Congreso para que podamos poner la casa en orden, pero es evidente que la casa no está en orden”, reconoció Levy.El ministro, con una tendencia neoliberal, hizo estas declaraciones luego de que la presidenta alcanzara un acuerdo con uno de sus principales adversarios políticos, el titular de Diputados, Eduardo Cunha, quien aceptó tratar el proyecto enviado por el Ejecutivo.Rousseff y Cunha se reunieron en el Palacio del Planalto tras lo cual el jefe de la Cámara Baja descartó devolver el proyecto al Poder Ejecutivo como exige la oposición.El titular del Senado, Renan Calheiros, también prometió respaldar el debate en la Cámara alta ya que, dijo, su intención es “no sabotear a la Nación” en este momento de crisis.“El presupuesto no debe ser interpretado como una receta mágica para vivir sin déficit fiscal, si no queremos tener que pagar más impuestos tenemos que estar atentos para que no aumenten los gastos” señaló el ministro Levy.“El ministro de Hacienda apuesta a que el Congreso vote leyes que establezcan aumento de impuestos y permitan recortar gastos que reduzcan el déficit del presupuesto”, publicó ayer el diario Folha de San Pablo.





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