POSADAS. De impecable atuendo blanco, similar al que usan los enfermeros, el grupo de promotoras llega temprano al barrio Miguel Lanús. Desde hace un mes “rastrillan” el sur posadeño. Carpeta en mano, preguntan si en la vivienda hay mujeres embarazadas o mayores de 48 años en etapa de menopausia. Si la respuesta es afirmativa, empiezan las presentaciones. Se identifican verbalmente y cuentan que realizan un relevamiento para hallar donantes de orina; explican que el orín será destinado a la investigación que se realiza en el país para desarrollar un medicamento que ayudará a otras mujeres en la lucha contra la esterilidad, y entre los detalles que aportan, cuentan que es posible cuando se logra aislar una hormona, identificable únicamente en la orina de mujeres, con las peculiaridades mencionadas más arriba. Así arranca la maquinaria de un mercado que se mueve sobre la base de la “donación” pero que a lo largo de la cadena productiva, maneja una industria millonaria en todo el mundo, y donde Argentina se posiciona como el principal productor mundial de ese medicamento.Las donantes que forman parte del “programa”, y que aceptaron hablar con PRIMERA EDICIÓN sobre su participación, contaron, entre otras cosas que “antes que tirar” prefieren donar. Admitieron que lo hacen gracias a la convincente estrategia que usan las promotoras para convertirlas en voluntarias: “si dan su orina estarán ayudando a otras mujeres que no pueden tener hijos”.“Mi consuegra me contó que con los regalitos que recibe prácticamente equipó la casa de mi hijo”, explica Mari, del barrio Belgrano. En general, las donantes son mujeres de clase media, aunque últimamente también estaban llegando a los barrios capitalinos de origen humilde. “Yo estoy enterada de la situación hace años, en Buenos Aires se recolecta hace rato y allí mi suegra había sido donante. Te traen bidones y vos juntás la muestra, que vienen a retirar cada dos días. En mi caso, ya me tomaron la edad, DNI y otros datos personales. En teoría es parte del censo. Me avisaron que van a traer los bidones, pero hasta ahora a mí todavía no me los trajeron. Hace poco volvieron a pasar para el relevamiento y me dejaron unos papeles, porque uno tiene que firmar que entrega las muestras en calidad de donación”, contó la mujer. “A mí me contactaron a principio de año, en ese entonces estuvieron recorriendo el barrio buscando donantes, que tienen que cumplir con la característica de estar embarazada o con la menopausia. Acá censaron a todas las mujeres mayores”, se explayó la vecina. Siempre según el relato de Mari, “a la suegra de mi hijo le hacen hermosos regalos todos los meses. Ella se los da a mi nuera, por eso sé. A veces juegos de losa, utensilios para postres, muy finos. Copas y vasos, de la mejor calidad y tallados, bandejas de marca para el horno, máquinas para secar verduras, vaporeras y mucho más. Son todos regalos de mucho valor económico”.No todas las mujeres conocen con certeza para qué se usa la orina, pero “antes de tirar, lo dono porque lo usan para una causa buena, además a mí no me sirve, si es algo que se desecha”, opinó. Y lo más importante, no tienen ni idea del millonario mercado que mueven. Algunas situaciones llamativasConsultado sobre la posibilidad de que las promotoras sean enfermeras del Hospital Madariaga (tal como algunas de las donantes contaron que se habían identificado con algunos grupos de vecinos), el presidente del Colegio de Enfermeros de Misiones, Sergio Sandes, rechazó tal posibilidad.“Personas cercanas me contaron que recibieron las visitas de estas personas que recorren los barrios realizando el censo. En ninguno de los casos se habían identificado como enfermeros del Madariaga pero sí, le contaron, lo habían hecho como personal de un sanatorio privado y en otros habían mencionando que eran parte del Incucai, que es una institución pública. En lo personal desconozco si realmente forman parte del organismo”, contó el hombre sorprendido a PRIMERA EDICIÓN. “Habría que ver cuál es el origen, el trasfondo y quien lo está manejando, ya que si están realizando una investigación es una cosa, pero si están comercializando un remedio que se obtiene a partir de la donación de esta orina tiene otro sentido. Una cosa es pedir muestras de orina para hacer una investigación y otra es hacer la venta costosa de un producto que se obtiene a partir de ahí. Lo que habría que ver también es que si ese medicamento para tratamiento de infertilidad vuelve y beneficia a las mujeres de este país; es decir si la mujer argentina con problemas de infertilidad tiene acceso a un precio razonable o si todo va a la exportación”, analizó el licenciado. La orina no se pagaLa orina no puede comercializarse. La Ley argentina prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano. En ese sentido la actividad de recolección de la donación es legal y certificada, además recibe controles de organizaciones internacionales. Con el material que proveen cientos de miles de mujeres de este país se elabora una costosa hormona contra la infertilidad.El sistema funcionaría así: las mujeres que aceptan ser donantes (lo hacen por escrito en una documento similar al de los contratos, donde el laboratorio deja en claro que no realizará desembolso en dinero por las muestras y otros detalles de como se debe entregar el pis, por ejemplo). Tras el censo, y de ser mujeres “ aptas” para entregar el material, reciben bidones donde tendrán que acumular la orina de uno o dos días. Tras ese tiempo, sólo deben dejar los contenedores en la puerta del domicilio (en día y horario pautado) y los pasan a retirar. A fin de mes le acercan costosos obsequios. Aunque la situación parece simple, resulta llamativa y de hecho, especialistas médicos y genetistas consultados se mostraron sorprendidos por el protocolo de recolección. “Al levantar orina en cualquier lugar, en la calle o en la casa, en el baño o donde sea que haya un muestrario de gente, vos podés estar levantando también VIH, Hepatitis B, y otras enfermedades contagiosas. Es muy riesgoso el protocolo de levantamiento”, sintetizó en charla con PRIMERA EDICIÓN la Máster Scientiae Manuela Ruiz Díaz Britez. Explicó la genetista que, según dicta el protocolo general sobre donación, las personas donantes tienen que estar debidamente identificadas, libres de Hepatitis B, C, de Sida y de HPV y libre de cualquier tipo de patógeno que pueda ser transmitido horizontalmente en el resto de los materiales que se muestrean. “Es decir, deberían estar bien identificados fo
rmalmente como donantes sanos”, dijo Ruiz Díaz.Según Mari, la vecina del barrio Belgrano censada por las promotoras, a ella no le pidieron exámenes clínicos para determinar su estado de salud. En teoría, el uso de la gonadotropina urinaria se elabora sobre la base de una hormona que sólo se encuentra en la orina de las mujeres posmenopáusicas y que no se recolecta en “condiciones específicas”, porque se “purifica” al momento de ser tratada químicamente. Si bien la ciencia ya desarrolló una alternativa sintética, sin que sea necesario que medie el pis (porque hace algunas décadas hubo un déficit mundial muy importante en el abastecimiento de esa hormona) Argentina se posicionó, hace poco más de una década, como la mayor exportadora sudamericana del medicamento.





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