POSADAS. “Si los propietarios no invertimos y los choferes no manejan, la actividad se muere”, dijo Luis Adolfo Weber, secretario general de la Asociación de Propietarios de Taxis de Posadas, al referirse al servicio que brindan en la capital misionera, que “no es tan color rosa como se plantea”.Indicó que el que primero arriesga es el propietario, con la inversión del vehículo que va desde un Fiat Uno Fire hasta un Toyota Corolla techo amarillo que circula por las calles. “Y no es porque le sobra el dinero, sino porque busca calidad en el servicio. La actividad no es tan rentable como algunos plantean”, señaló, al tiempo que citó que en segundo lugar está el chofer y en tercer lugar, la Municipalidad, que es la que otorga la licencia y la habilitación. Admitió que los titulares de los vehículos son los que corren con los riesgos. “Hay gente que tenía ahorros y, en lugar de colocarlos en el banco para evitar el corralito, decidió apostar por un techo amarillo. Eso le pasó a varios jubilados, a quienes las empresas despidieron por cierta discapacidad y ya no podían ser, por ejemplo, choferes de camiones o de colectivos. Hay quienes vienen, colocan un taxi, eligen un chofer y si éste choca la unidad, como no la pueden levantar más, la terminan vendiendo. Y la pierden. La actividad no es tan color rosa como se plantea”, graficó el titular de la asociación que representa al 80% de los techos amarillos que circulan por la ciudad.Sostuvo que la que menos pierde es la Comuna, luego el chofer y el que absorbe todos los gastos en un siniestro es el dueño. “Estamos orgullosos de los choferes, que para la actividad son imprescindibles. Si el chofer no tiene un propietario para que haga la inversión, no tiene unidad para manejar, es recíproco. Se arma un equilibrio. Muchas veces apretamos los dientes y nos comemos algunas maniobras. En ocasiones interpretan mal el semáforo y chocan la unidad, rogamos que no haya daños físicos, porque lo material lo absorbemos. Entonces no somos los delincuentes de la película. Somos los grandes contribuyentes del Estado”. Insistió con que cualquier siniestro que ocurre con la unidad, lo absorbe el propietario. “No viene el gremio a contribuir para la reparación, tampoco el chofer, sino que lo asumimos nosotros. En cada propietario hay un sentir distinto, puede tomar un siniestro de distinta forma. Puede ser que lo haya tomado al extremo, tanto para el gremio como para el chofer es un mal propietario, o haya tomado con menos gravedad, y haya sido menos malo”.Una pata fundamentalRecordó que la actividad arranca con un propietario que realiza la inversión. “Si no es así, no existe. En mi caso tengo más de cinco unidades y aposté para que el chofer esté bien, que tenga aire acondicionado, y hay otros dueños que apostaron mucho más que yo. Veo un Toyota Corolla que vale más de 300 mil pesos y está en la calle, y a ese propietario nadie lo felicita porque está arriesgando en manos de un chofer y buscando su comodidad. En ocasiones queda que nosotros somos los delincuentes más grandes ante la Municipalidad y él ante gremio. Hoy hay un equilibrio entre el chofer y el propietario, de diálogo, de consenso, para que la actividad sea llevadera, y creo que es la mejor forma para que la actividad funcione”. Refirió que como propietarios “somos grandes contribuyentes del Estado en el sentido de disminuir la mano de obra desocupada. Hay buena gente que tiene, por ejemplo, disminuida la visión y ya no puede trabajar como camionero, colectivero de larga distancia, entonces buscamos siempre el equilibrio para ponerlo a trabajar durante el día y pueda llevar el pan a su casa. Para esta tarea absorbemos a mucha gente que no tiene mano de obra durante la temporada baja. No les da trabajo la comuna sino nosotros. Somos los solucionadores de un gran problema del Estado. Si se pagara bien al jubilado no habría problemas pero somos los que soportamos en buena parte esa consecuencia”. A su entender, los propietarios “somos serios. Estamos siempre ajustándonos a las reglas, con unidades 0 kilómetro, invertimos para que la actividad sea mejor. Las empresas nos venden tecnología, celulares para seguridad del pasajero, GPS, y así vamos creciendo”.Reconoció que “no somos perfectos. Apostamos a la actividad. Puede que algún propietario reaccionó de distinta manera porque le fue mal. Yo que tengo más de cinco autos, a determinado siniestro lo tomo con cierta tranquilidad a diferencia de un propietario que tiene una fuente laboral o dos o un jubilado que en lugar de dejar el dinero bajo el colchón invirtió en un taxi y le fue mal. Es incierto. La actividad es rentable hasta el siniestro. No transcurren más de cinco meses y algo de esto sucede porque el auto está en la calle, expuesto, durante las 24 horas. Pero a pesar de ello, tenemos que seguir apostando, ir para adelante”.Aseguró que “tratamos de brindar un mejor servicio y que la gente se sienta bien. Queremos seducir al consumidor para que confíe en el techo amarillo. Motivarlo a que se sienta seguro dentro de estos móviles porque por más que pongamos un cero kilómetro, si no somos responsables entre el propietario y el chofer, no lo seducimos”.





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