POSADAS. Es un reconocido comerciante de la capital misionera, trabajador incansable, defensor de los derechos de los ciclistas urbanos y un gran devoto de la Virgen de Itatí, en cuya peregrinación participó durante 25 años. Estas son apenas algunas de las particulares que definen a Eduardo Daniel Ganser, un hombre que supo conquistar amigos y clientes en estos años al frente de un lugar tan reconocido por todos los posadeños: la bicicletería Ganser, un comercio que dio sus primeros pasos allá por 1980.Con la emoción a flor de piel, su propietario recuerda ese inolvidable día en que abrió sus puertas por primera vez sobre la calle Belgrano, justo frente al club Unión. Desde entonces ya pasaron 35 años.El primer taller de Ganser fue por mucho tiempo el lugar de encuentro de los apasionados del ciclismo, al punto tal que los amigos-clientes podían utilizar cualquier herramienta para arreglar sus vehículos a cambio de unas monedas para comprar una gaseosa. De allí surgió la idea de vender bicicletas, “que primero fueron refaccionadas, pintadas con un flitero por ellos mismos y eran las más económicas del mercado”, hasta llegar a la especialización que ofrece actualmente en el local de la calle Alvear, donde existe un stock permanente de más de 700 rodados de distintos modelos. Toda esa pasión y entusiasmo prendió cuando Ganser tenía apenas doce años y fue a vivir solo. Para paliar los gastos de subsistencia, comenzó a trabajar como ayudante en una bicicletería. Fue allí que aprendió los secretos del parche y del gomín y se enamoró de este vehículo de dos ruedas que desde entonces, se puede decir, definió su vida. Eduardo Daniel Ganser no solo tiene un surtido amplio en el rubro, sino que es una persona que siempre se comprometió con el grupo de Ciclistas Urbanos -tal es así que durante muchos años luchó por la instalación de bicisendas para evitar la muerte de ciclistas- e hizo su aporte a la difusión del ciclismo mediante el impulso de la construcción de una pista para su práctica.





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