JARDÍN AMÉRICA. La droga incautada no fue mucha, pero detrás algo huele mal y es tan poderoso que despierta horrores; atemoriza, pervierte y silencia. La Policía secuestró dos gramos de cocaína, pero lo importante no radica en esa cantidad, sino en lo que puede venir después. El trasfondo del procedimiento, que se desarrolló el viernes y provocó la detención de un hombre de 41 años con fuertes vinculaciones políticas, esconde quizás la existencia de una organización con ramificaciones e influencias inimaginables. Hay gente nerviosa, intranquila y, cuando el temor los invade, sacan a relucir su costado más tétrico, nefasto y cruel. Son los “zares” de la droga en la provincia y, a la vez, cultivadores del miedo de una magnitud que paraliza.Están nerviosos y, para que las fuerzas de seguridad no lleguen al fondo de la cuestión y que se queden solamente con esos dos gramos de clorhidrato de cocaína, intentan amedrentar incluso a los altos mandos de la Policía de Misiones.El operativo se desarrolló el viernes, hacia las 18.30, en una vivienda ubicada en el barrio La Cantera.Allí los investigadores decomisaron cuatro envoltorios, listos para ser comercializados. Obviamente, no tienen dudas de que había mucho más.El dueño de la propiedad no se encontraba en el lugar, pero fue arrestado horas después en inmediaciones del Casino de Jardín América.Se trata de un hombre de 41 años, primo hermano del precandidato a intendente por la renovación en esa comuna.Los antecedentes familiares no son dignos de mencionar, pero vienen al caso. El padre habría sido condenado a prisión justamente en una causa por transporte y comercialización de marihuana. Un tío fue asesinado en forma atroz en 2008, después de ser torturado sin piedad en un complejo de cabañas de Jardín América.Ese crimen, precisamente, integra la lista de hechos jamás esclarecidos por la Policía; como todos los de aristas mafiosas en Misiones.En Jardín América todos parecen saber quiénes son los que andan en cosas non sanctas y a la vez, todos aseguran no saber nada.Es el temor que se vuelve expresión. Y es lógico. En Misiones, como en el Chicago de los años 30 o en la mafia italiana, llámese Camorra, Cosa Nostra o N’drangheta, se manejan idénticos lenguajes. Lo llaman el “código de la omertá”, es el código del silencio y el que lo quiebra lo paga con la vida.Aunque nadie lo diga oficialmente, “el narco” amenazó a los altos mandos de la Policía de Jardín América.El Estado provincial tiene la última palabra. O mira para otro lado, como hizo en los últimos años, o empieza a avanzar hasta las últimas consecuencias. A sólo 300 metros de un colegio secundarioEl caso sorprendió a propios y extraños en esta localidad. Y no es para menos: la Policía decidió meterse con “los peces grandes”, como se denomina en la jerga a los cabecillas de las organizaciones criminales.El viernes, alrededor de las 18, allanó una vivienda en el barrio La Cantera, donde incautó dos gramos de cocaína.Al parecer, los investigadores encontraron vestigios de cannabis sativa, pero sólo para presumir que en el lugar también se comercializaba esa sustancia. El inmueble se encuentra a 300 metros de la Escuela de Comercio de Jardín América y no es descabellado pensar que los mercaderes de la droga se la vendían -o al menos ofrecían- a los estudiantes del nivel secundario.Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que la construcción tenía una habitación exclusiva donde se estiraba la cocaína para hacerla rendir más, fragmentarla en dosis y venderla. En ese lugar los investigadores encontraron una mesa, una silla, una balanza electrónica de precisión, papel celofán y cinta de empaque. Además, obviamente, de los dos gramos de cocaína.El único detenido que por ahora tiene la causa quedó a disposición de la Justicia Federal de Oberá, que deberá decidir si llega o no hasta las últimas consecuencias.





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