PUERTO RICO. Los 45 trabajadores de la fábrica de bolsitas “La Arminda”, en conjunto con sus familias y amigos, continúan reclamando a los dirigentes políticos de la provincia una salida a la falta de resolución que vienen padeciendo desde hace meses. Si bien la fábrica viene sufriendo graves problemas que hacen tambalear su futuro desde hace más de un año, hace tres meses dejó de funcionar totalmente luego de generarse un quiebre en la relación con los dueños de la empresa. Para los empresarios, los trabajadores son los responsables de que la empresa no pueda funcionar, ya que “no dejan que el personal administrativo cumpla con sus funciones”. Sin embargo, los operarios vienen reclamando desde hace tiempo una reunión para limar asperezas, pero los dueños nunca se presentan. En las últimas semanas, los trabajadores comenzaron a dirigir sus reclamos a la clase política provincial, por considerar que no toman con seriedad sus reclamos y no ayudan en la búsqueda de una solución definitiva: “Nos sentimos rehenes de los políticos ambiciosos, ellos velan por sus propios intereses, los días pasan y todo sigue igual, menos el desgaste físico y psicológico de cada uno de los obreros y sus familias, eso sí ha cambiado y ha aumentado”, expresaron los trabajadores a PRIMERA EDICIÓN. Al quedarse sin su fuente de ingresos, organizan eventos y distintas actividades como ventas de pollos, de pastelitos, bollos y pizzas, que son ofrecidos sobre la avenida 9 de Julio a fin de juntar algún dinero que luego es redistribuido entre las familias.“Estamos cansadas, hace más de 320 días que vivimos por una lucha, parece que ya no tenemos casa, no hay un horario de salida ni horario de llegada. Estamos todo el tiempo haciendo estas ventas para solventar unos gastos, ya no tenemos domingos ni encuentros familiares ni con amigos, sólo estamos acá aferrados a la lucha por conservar nuestro trabajo”, expresaron algunas mujeres obreras. Según los trabajadores, el viernes 10 de julio se tendría que haber realizado una reunión entre los delegados de “La Arminda”, el ministro de Trabajo, Jorge Valenzuela, y Horacio Luft, actual administrador de la fábrica. Sin embargo, el encuentro no se llevó a cabo debido a que Luft avisó por medio de un mensaje de texto: “No voy a ir”, sin más explicación. Entretanto, pasan los días y la angustia de los trabajadores aumenta mientras esperan una respuesta seria por parte de la dirigencia política, de la que demandan una intervención más comprometida.





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