ATENAS, Grecia (Agencias y diarios digitales). Las campañas se detuvieron ayer a horas de un referéndum sobre el rescate financiero, mientras las encuestas muestran un empate técnico entre el “sí” y el “no” sobre desafiar a los acreedores y buscar mejores condiciones para pagar la deuda o básicamente buscar un nuevo liderazgo político para lograr un acuerdo.Los mitines políticos y publicación de encuestas de opinión están prohibidos 24 horas antes del referéndum del domingo convocado por el primer ministro izquierdista Alexis Tsipras, quien ha prometido aliviar la austeridad después de seis años de recesión.Mitines rivales tuvieron lugar a menos de un kilómetro de distancia en el centro de Atenas la noche del viernes, y Tsipras hizo su último llamado desde un escenario montado frente al Parlamento.“Esta no es una protesta. Es una celebración para superar el temor y el chantaje”, declaró Tsipras ante una multitud de 25.000 personas que gritaba a coro “oxi, oxi” (no, no). Tsipras enfureció a los acreedores griegos al convocar el referendo. Si pierde, Tsipras dijo que se hará a un lado.El político de 40 años se juega el futuro de su Gobierno de izquierda, que llegó en enero, con el referendo del domingo, e insiste que votar por el “no” fortalecerá su postura para negociar un acuerdo en mejores términos.El fracaso de las negociaciones con los acreedores hizo que Grecia incurriera esta semana en el impago de sus deudas, cerrara bancos para evitar su quiebra y perdiera acceso a miles de millones de euros con la expiración del acuerdo de rescate financiero que existía entre las partes.El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (Feef), y el mayor acreedor de Grecia, ya considera que el país está en cese de pagos.En la manifestación a favor del “no”, la residente de Atenas, María Antiniou, sostenía en lo alto un letrero hecho a mano que decía “oxi”.“Debemos fortalecer a Tsipras. No es su culpa que estemos en bancarrota”, agregó. “No tiene el mandato para adoptar medidas más severas y ahora se lo estamos dando. No es cierto que esta sea una votación contra el euro. Es una votación para un cambio de rumbo y permanecer en el euro, y Tsipras es nuestra mejor esperanza”. Ese es un mensaje que rehúsan creer los electores que apoyan el “sí”.Evgenia Bouzala, griega nacida en Alemania, dijo que consideraba cerrar su negocio de exportación de aceite de oliva debido a la turbulencia financiera.“No creo que podamos continuar. Miren lo que ha sucedido en los últimos tres días. Imaginen si eso dura otros seis meses”, apuntó. “Un voto a favor del ‘sí’ propiciaría un gobierno interino y eso quizá sería mejor… Tenemos que empezar de nuevo”.La intensidad del drama persistía en las horas finales de las campañas por el “sí” y el “no”.El escenario del “sí”Para el gobierno de izquierda de Syriza, que llamó a votar “no” a la propuesta de los acreedores, una victoria del “sí” sería una derrota política. Pero, no está claro si el Gobierno va a renunciar.El ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, dio por hecho la renuncia mientras que el primer ministro, Alexis Tsipras, fue más ambiguo. Si cae Tsipras en Grecia se abrirían dos perspectivas. La primera: que se forme un Gobierno de unidad nacional sobre la base del actual parlamento. Esta posibilidad es compleja, debido a las divergencias que existen entre los partidos de oposición, que no tienen mayoría, y Syriza.Pero si no se lograra armar un gobierno de coalición, Grecia debería convocar a elecciones anticipadas. Este escrutinio no podría tener lugar antes de 30 días.En caso de elecciones, “Tsipras podría volver a ganar”, dijo Henrik Enderlein, del Instituto Jacques Delors, para quien el resultado de tales comicio sería “incierto”.“Aunque gane el ‘sí’, Grecia no saldrá de apuros”, plantea Agnes Bénassy-Quéré, de la Escuela de Economía de París.El escenario del “no”Para muchos observadores, una victoria del “no” el domingo daría lugar a “un salto hacia lo desconocido”, que implicaría además una tormenta financiera para Grecia, cuya magnitud dependerá de los socios europeos.“Si gana el ‘no’, la situación será más complicada”, estima Olivier Passet. “Tsipras se verá fortalecido. Pero a nivel del Eurogrupo, la cosa va a ser extremadamente difícil de gestionar”, agregó el economista.¿Van a aceptar los socios de Atenas retomar las negociaciones? Jean-Claude Juncker parece haber descartado esta opción, equiparando la opción “no”, con un no a Europa.Alexis Tsipras, por su parte, se mostró confiado que un resultado de este tipo podría ejercer “una fuerte presión” para obtener un “mejor acuerdo”.En la hipótesis de una ruptura total, el BCE difícilmente podría seguir asistiendo a los bancos griegos. Estos últimos se verían abocados a la quiebra.Para intentar recapitalizarlos, el gobierno podría crear liquidez con una moneda paralela, un mecanismo que en inglés se conoce como “IoU” (del inglés I owe you, “le debo”). Una vez que esta forma de reconocimiento de deuda esté en circulación, esta podría usarse en el sector privado.Pero estos títulos provisionales podrían perder su valor rápidamente y el país podría caer en una inflación galopante, los ahorradores podrían perder sus tenencias y Grecia, fuera de la zona euro, caería en el caos. Claves para entender lo que ocurre en Grecia¿Cuál es la causa de la crisis?La base de la crisis griega es una deuda de aproximadamente 320.000 millones de euros (unos US$358.000 millones), que el país simplemente no está en condiciones de pagar.La explicación más simple para la misma es que durante muchos años el país estuvo gastando más dinero del que producía y financiando ese gasto a través de préstamos.Grecia ya hacía eso antes de adoptar el euro. Y la llegada de la moneda común en 2001 no cambió las cosas, como en teoría debía suceder.El gasto público, por ejemplo, aumentó un 50% entre 1999 y 2007, mucho más que en otros países de la eurozona.Y sumado a problemas de corrupción y evasi&o
acute;n fiscal, reconocidos por la propia Grecia, esto terminó provocando un déficit muy superior al 3% del PIB contemplado en las reglas de moneda común.Préstamos no declarados a la eurozona, por su parte, también llevaron a que la deuda excediera significativamente el 60% acordado como límite por los países de la eurozona: actualmente se estima en 177% del PIB.El problema, sin embargo, sólo se volvió urgente cuando la crisis financiera global limitó el acceso griego al crédito, lo que motivó la intervención de los otros países de la eurozona temerosos del impacto de una cesación de pagos o default.Aunque, para muchos economistas, las medidas de austeridad impuestas como condición para financiar un rescate financiero, o bailout, terminaron agravando la situación.¿Qué se ha estado haciendo para salir de la crisis?El primer paquete de ayuda financiera a Grecia fue aprobado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en mayo de 2010.En ese momento se pusieron a disposición del Gobierno griego 110.000 millones de euros (unos 120.000 millones de dólares) para que honrara sus compromisos con sus acreedores, en ese momento en su mayoría bancos privados de la región.Pronto, sin embargo, se hizo evidente que ese monto no sería suficiente, por lo que un segundo rescate elevó la cifra total a 240.000 millones de euros.Y, en ambos casos, como condición para facilitar el dinero se identificaron una serie de medidas de austeridad.Estas han incluido drásticos recortes del gasto público, mayores impuestos y reformas al sistema de pensiones y el mercado laboral.Pero el actual Gobierno griego, que llegó al poder a inicios de año con una plataforma anti-austeridad, ha estado intentado renegociar algunas de esas condiciones de cara a un nuevo paquete de rescate estimado en 29.100 millones de euros adicionales.¿Cuál ha sido el impacto de las medidas anti-crisis? ¿Han funcionado?Para saber si las medidas asociadas al rescate financiero han funcionado, primero hay que ponerse de acuerdo sobre el principal objetivo del mismo.Si lo que se buscaba era proteger el euro, por ejemplo, entonces parecen estar funcionado. Aunque sólo sea por el momento. Efectivamente, los préstamos coordinados por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo -la denominada troika- han ayudado a reducir el impacto de la crisis griega sobre la moneda común.Pero economistas de la talla de Paul Krugman y Joseph Stiglitz -ganadores del premio Nobel de economía en 2008 y 2001, respectivamente- consideran que las medidas no han hecho nada por mejorar la situación o las perspectivas de Grecia.De hecho, se estima que la economía griega se ha reducido en un 25% desde el inicio de los programas de austeridad, lo que ha acentuado su dependencia en créditos externos.Y el impacto de las medidas sobre el pueblo griego ha sido brutal: su tasa de desempleo del 26% es la más alta de toda la Unión Europea y entre los jóvenes ya supera el 60%.Ya son millones los ciudadanos griegos que están viviendo bajo la línea de pobreza.Esta situación fue, de hecho, la que llevó al poder a Syriza, el partido que mejor supo recoger el descontento generado por las medidas de austeridad.Y los intentos del actual Gobierno de izquierda por renegociar las condiciones son los que han llevado la crisis a lo que parece ser -con el perdón de la redundancia- su momento más crítico.O, al menos, a un momento de definición que podría tener importantes consecuencias para el futuro de la moneda común.¿Cuál es la situación actual?El escenario más temido al inicio de la crisis -una cesación de pagos- empezó a hacerse realidad el martes por la noche, cuando Grecia no logró honrar un pago de unos 1.500 millones de euros (1.780 millones de dólares aproximadamente) adeudados al FMI.Grecia se convirtió así en el primer país desarrollado en entrar en mora con el FMI y su impago en el más grande en la historia del organismo multilateral, aunque técnicamente todavía no ha sido declarada en default.Y el mismo martes también se venció el último programa de ayuda financiera, luego de que el Gobierno griego no aceptara la última serie de condiciones de la troika por considerarla “humillante”.Aunque ya antes el gobierno de Alexis Tsipras había anunciado que dejaría la decisión final en manos de la ciudadanía, para lo que convocó a un referendo.Según las últimas encuestas, la mayoría de los griegos se inclina por rechazar más medidas de austeridad.Aunque la ventaja del “No” -favorecido por Tsipras- se ha venido reduciendo luego de que Atenas impusiera un “corralito financiero” con el que intentar evitar retiros masivos que agraven la situación.El primer ministro griego, sin embargo, ha dejado en claro que para él la posibilidad de una negociación -y por consiguiente de un acuerdo de última hora- se mantiene abierta.Pero, hasta el momento, sus contrapropuestas han sido consideradas insuficientes.Y la canciller alemana, Angela Merkel, ya dijo que hay que esperar el resultado del referendo antes de pensar en reabrir una negociación con el gobierno de Atenas.¿Es inevitable una salida del euro en caso de una victoria del “No”?La verdad es que nadie lo sabe con certeza.No existe ningún precedente y el mismo vicepresidente del Banco Central Europeo, Vitor Constancio, dijo en abril pasado que no había ninguna ley que ordenara la expulsión de la eurozona en caso de default.El Gobierno griego insiste además en que no está intentando abandonar la moneda común e incluso insinuó que podría iniciar procesos legales en caso de que los otros países de la eurozona intenten expulsarlo del club.Los principales líderes europeos, sin embargo, lo han dicho claramente: la votación del domingo es sobre conservar el euro o no.Y si no existe voluntad política para mantener a Grecia en el euro, lo que digan las actuales leyes y reglamentos de la Unión Europea podría no importar.Efectivamente, si el Banco Central Europeo decide detener completamente el crédito hacia Atenas, las autoridades griegas no tendrían más opción que empezar a imprimir su propia moneda para intentar mantener su economía funcionando. Y el “Grexit”, como se ha dado en llamar a la salida de Grecia del euro, sería una realidad.




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