POSADAS. Luis Paiva y su familia suelen compartir su casa en Gobernador Roca con 80 cachorros a la vez. A Carla la Fuente, en Posadas, le suele pasar lo mismo y hay momentos en los que la familia convive con cien perros al mismo tiempo. Víctor Hugo Makoski, en tanto, decidió separar los tantos y los cuarenta perros viven en un área separada de la casa, porque sus hijos sufren mucho cuando uno de ellos se va. Los tres se dedican a la cinofilia o cría de perros de raza, una actividad que mezcla el amor por las mascotas, el hobby y el aspecto comercial que incluye la crianza, la compra-venta, la importación o exportación y la especialización en determinadas razas en particular. En Misiones era una actividad prácticamente desconocida hasta hace un tiempo, pero hoy son casi una decena los criaderos establecidos en distintos puntos de la provincia que se abren camino entre la competencia y lograron una gran clientela. A la par, son cada vez más los misioneros dispuestos a invertir entre dos mil y hasta cincuenta mil pesos por un perro de raza, precios que varían según se lo adquiera sólo como animal de compañía o que se busque un reproductor con pedigree que posibilite la incursión en este nuevo campo de negocios.Cuestión de estatus “La compra de perros de raza no es una costumbre nueva entre nosotros, pero sí lo es la posibilidad de conseguir muy buenos ejemplares de padres reproductores misioneros hijos de campeones y con papeles” aclara un operador del mercado local. De hecho, los criaderos de la provincia “están teniendo tan buen resultado que exportan sus cachorros a países limítrofes como Brasil y Paraguay”, aseguran. Las razas más buscadas también tienen que ver con una cierta “tendencia” relacionada al estatus que cada una de ellas representa para su dueño. Cada vez que aparece una nueva raza, hay quienes se empeñan en obtener un ejemplar atraídos, en principio, por su rareza y por la idea de exclusividad. Los que integran ahora esta categoría, según los consultados, son los bulldog francés, el pug, el braco alemán y el boston terrier. Claro que “por ahora” porque la “moda” en cuestión de razas podría tener otros “preferidos” en muy poco tiempo. Todavía no tenemos incorporada la cría para competencia, por ejemplo, “pero es notable como los misioneros saben cada vez más sobre pedigree y características de cada raza”, coinciden. Mercado crecienteRicardo “Tito” Luzuriaga es veterinario de tres criaderos de Posadas y también conoce a personas o familias que simplemente tienen una pareja de perros reproductores y comercializan las crías. “No tengo el dato de cuántos criaderos hay en Misiones, pero son cada vez más” reconoce. Entre las últimas razas incorporadas a criaderos locales está el Cane corso, un perro relativamente nuevo en la provincia pero muy antiguo en Italia, al punto que en la ciudad de Pompeya, intacta para la posteridad por la acción de la lava del Vesubio, se encontraron letreros de cerámica con la imagen de este can que decían “cave canem”, cuidado con el perro en latín. También hay criaderos de Boxer en la capital,“y un criadero de perros de compañía en Puerto Rico, que pertenece a unos japoneses y que sacan unos muy buenos Pomeranian”, nos cuenta. En Posadas también funciona un criadero de Boston Terrier; en Gobernador Roca está el criadero de perros de raza bull (Pitbull, Bulldog inglés, Bulldog francés, Bullterrier); en Jardín América hay un criadero de caniches y yorkshire y la lista continúa. “Hasta hay una pareja que se dedica especialmente a importar perros desde otros puntos del mundo. Le pedís el perro más extraño y te lo consiguen”, confió el experimentado profesional. Si bien el mercado de perros de raza es amplísimo (existen 500 denominadas “puras”) son cada vez más las que se pueden conseguir en la provincia. Víctimas de la pureza“Lo que hay que saber es que todas las razas puras fueron desarrolladas para acentuar determinados colores, formas y características a través de la homocigosis, que es la cruza entre parientes, un proceso que es opuesto a lo que la naturaleza busca, que es la biodiversidad. Los criaderos tienen que tener muchísimo cuidado en la cruza de perros que tengan algún grado de consanguinidad, porque esos perros pueden desarrollar muchos problemas genéticos como la displasia de cadera de los rotwailer o del ovejero alemán”, explicó Luzuriaga. Si no se tiene ese cuidado, perros aparentemente sanos comenzarán a manifestar síntomas de graves enfermedades hereditarias que pondrán a sus dueños en la tesitura de afrontar gastos médicos que suponen desembolsos muy importantes. Luzuriaga señaló que en Posadas se detectaron animales puros con este tipo de patologías. Otro de los puntos que deben atender muy especialmente los criadores y los compradores es que las “cabañas” (así se les llama a los lugares donde se cría) estén exentas de coxidiosis, una infección de los animales expuestos a la promiscuidad y el hacinamiento. Hasta cincuenta mil por un perro Luis Paiva es criador de perros de raza bull, pero no vive de eso: en su vida cotidiana es peluquero en Gobernador Roca, pero hace quince años transformó su hobby y su pasión por los pitbull en una actividad comercial. Hoy cría y vende Pitbull y American Bully, para lo cual tiene unas veinte hembras reproductoras y dos machos padrillos. Vivir con los perros no es para él otra cosa que un estilo de vida, que ocupa gran parte de su tiempo y el de su familia, ya que en el criadero comparte las actividades con su esposa. Desde que se convirtió en criador también pasó a tener amigos dentro del circuito en distintos puntos del país, por lo que integran una verdadera cofradía. “Estamos importando perros de afuera para mejorar la línea de sangre, porque trabajamos con pedigree importado. No es complicado importar, sólo hay que tener el dinero suficiente para pagar el perro y el envío, porque hay empresas que se dedican específicamente eso y que se encargan de todo. Se puede llegar a invertir hasta 50, 60 o 70 mil pesos por un perro reproductor importado. Sólo de costo de envío hay que pagar diez mil pesos”, refirió. Luis contó que en Misiones hay una gran demanda de cachorros de raza y “el mercado se mueve bastante bien”, por eso su criadero, pensado en principio para exportar, finalmente trabaja con muchos compradores de la provincia. “Hay una c
uestión de estatus en la compra del perro de raza que se va imponiendo. Hay gente a la que le gusta presumir: mientras más caro, mejor”, refiere para explicar la “moda”. La primera “megaexpo”Desde las 15 de hoy se llevará a cabo la primera Mega Exposición provincial de Raza Bull en inmediaciones del Centro Multicultural “La Costanera”, ubicado en el cuarto tramo del paseo ribereño y organizada por el criadero Santa Librada Kennel, de Gobernador Roca. Esperan unos cincuenta animales de las razas Pit Bulls; Bull Terriers; Bulldogs Inglés y Francés, según las consultas que ya realizaron vía internet los dueños de estos “pichichus”. La inscripción se hará directamente en la costanera, por lo que habrá que ir directamente con los animales en condiciones y con ayuda en caso de que sean más de uno. Lo novedoso de la megamuestra es que habrá un jurado internacional compuesto por Mauricio Campás, representante sudamericano del American Bully Kennel Club (ABKC) y propietario del criadero Ruca Yagua; Hilda Morel, propietaria del criadero Coe Ñaro, y Luis Librado Paiva y Mónica García, propietarios del Criadero Santa Librada, quienes serán los que evalúen el pedigree de los perros que se presenten. “La idea es que los perros que no tienen pedigree puedan inscribirse en el registro mundial que los evaluará a través de las fotos que se tomen y la evaluación de los jurados. Si pasan esa evaluación, los perros podrán pasar a tener papeles e iniciar un árbol genealógico verificado e inscripto”, explicó Paiva. La inscripción a la muestra es gratuita, no así la solicitud del registro en el American Bully Kennel Club, que cuesta 35 dólares. “No podríamos vivir sin que nos rodeen”“Tenemos cuarenta perros, y cuando tienen cachorros somos un montón” bromea Carla La Fuente, propietaria del Criadero Posadas, una cabaña reproductora de perros de compañía en esta ciudad. Ella y su familia pasaron también del hobby al emprendimiento comercial, pero “sólo con razas que interactúan con niños”, como los salchichas, caniches, shitzu, yorkshire, labradores, golden y ovejeros. “No trabajamos con perros con los que no podamos determinar el comportamiento de sus antecesores y que no sepamos cómo lo van a tratar cuando lo lleven”, aclara. Los perros de este criadero están integrados con la familia: “Tenemos chicos y vivimos con los chicos y los perros, los cachorritos siempre están con nosotros”, refiere. Carla explica que las redes sociales les permitieron expandir la oferta y hasta hacer un seguimiento de cada perro entregado. “La gente nos cuelga las fotos del cachorro en el Facebook y eso nos encanta, porque vamos viendo como crece y lo bien cuidado que está. Es que a veces hay quienes compran un perro realmente sin ganas de tenerlo, sin la responsabilidad que implica. Nosotros llevamos un listado de toda la gente que se lleva los perritos”, aclara.Mantener el criadero no es barato, y de hecho la actividad comercial hace que “empaten” entre gastos y ganancias. “Lo hacemos porque somos perreros, tenemos PP (puro perro) y los tratamos igual que a los de raza. Cada uno de nosotros trabaja en lo suyo y sólo mi papá se dedica ciento por ciento al criadero, limpia los caniles, les da de comer. Para nosotros esto es una manera de vivir que no podríamos cambiar”, cuenta. Toda la vida familiar gira en torno del criadero, que no fue cerrado aún cuando pasaron momentos complicados en lo económico. En el verano “les armamos piletas para que se refresquen, porque además los bañamos mucho más seguido”. En el invierno, los cuidan del frío y las pestes. Es, para ellos, una ocupación full time. “Se nos van fortunas en agua y lleva un gasto tremendo mantener todo en condiciones, las vacunas, el veterinario, las vitaminas que les damos… pero no nos imaginamos otra forma de vivir”.





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