CERRO AZUL. En una historia de supervivencia en las condiciones más adversas, un hombre logró salir con vida luego de que el auto en el que viajaba desde Buenos Aires rumbo a Oberá despistara y terminara sumergido en un arroyo sobre la ruta nacional 14.El dramático episodio comenzó ayer a la 1.30 cuando César Novincki, de 49 años, domiciliado en Oberá, transitaba por la citada carretera a bordo de un automóvil VW Vento y, al parecer, un gran espejo de agua confundió al conductor, que no pudo percibir que metros antes había una curva.A esa hora se abatía una fuerte precipitación sobre la zona. El vehículo derrapó y terminó en las aguas del arroyo Quintana, siendo arrastrado por la turbulenta corriente por cerca de 100 metros. Por fortuna, el conductor logró salir del vehículo aferrándose a las ramas de un árbol que se encontraban en la margen del cauce.Por sus propios medios, y pese a sufrir algunas lesiones en distintas partes del cuerpo, producto del fuerte impacto, Novincki logró salir de las frías aguas aferrándose a los arbustos, donde permaneció toda la noche en medio del verdadero diluvio que caía en ese momento.El hombre, quien estuvo en las filas de Prefectura Naval por más de diez años y que además practica todo tipo de deportes -en especial el tenis-, comentó a PRIMERA EDICIÓN que esta preparación en una fuerza de seguridad fue “sin dudas” lo que le permitió soportar las terribles condiciones meteorológicas que se abatieron en ese momento por la zona. Con las primeras luces del día, el hombre logró ubicarse y divisar la ruta. Lentamente pudo hacer pie entre los matorrales y fue sosteniéndose por un alambrado hasta llegar a la mencionada arteria. Al llegar a la cinta asfáltica, desesperadamente comenzó a pedir ayuda a los automovilistas que pasaban por el lugar, “pero nadie se detenía”, comentó.Luego un camionero detuvo su marcha y lo trasladó hasta la comisaría de Cerro Azul, donde contó la terrible experiencia a los uniformados. Inmediatamente, la víctima fue atendida por personal médico, que constató las heridas que sufrió producto de los golpes. Además, presentaba cortes que se le ocasionaron estando a la intemperie. “Todavía siento dolor en mis manos, por todo el tiempo que pasé aferrado a las ramas y luchando por mi vida”, expresó. Personal de la comisaría de Cerro Azul fue al lugar a constatar lo sucedido. “Pensé en mis hijos y eso me mantuvo vivo”En primera persona, Novincki contó a este diario su odisea tras el accidente: “Estuve a la intemperie, aferrado entre los árboles. Logré agarrarme de una rama, tratando de meterme más al medio del montecito y refugiarme. Me tranquilicé un rato, hice lo imposible para llegar a la ruta, pero no podía hacer pie, el agua tenía mucha fuerza, entonces esperé hasta que amanezca”, comentó.En medio de la alegría por estar vivo, contó que “las horas no pasaban nunca. Tengo dos hijos y pensaba en ellos”, incluso agregó “secaba mi remera y me la volvía a poner, así parecía más calentito”. Luego dijo que “cuando amaneció pude subir agarrándome de un alambrado y llegar hasta la ruta”.También comentó que “nadie paraba hasta que un pequeño camión me llevó hasta Cerro Azul”. Finalmente aseguró que “me salvó que constantemente hago actividad física. Igualmente, tengo las manos destruidas por la fuerza que tuve que hacer para agarrarme”.





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