POSADAS. El difícil desafío de pedalear desde Posadas hasta Asunción no sólo implica un reto físico para ellos. Los tres peregrinos que unirán estas ciudades en bicicleta para ver al Papa Francisco también enfrentan un fuerte reto espiritual, ya que serán los encargados de llevarle a Bergoglio las cartas, intenciones y pedidos de los misioneros que necesiten estar cerca del Santo Padre, aunque sea a través del papel. Leandro Hartmann de Capioví; Walter Báez de San Ignacio y Gustavo Chamorro de Eldorado serán los tres mosqueteros de la bici que integren la delegación de “servidores de Francisco” desde la tierra colorada. Hoy domingo, los peregrinos estarán en la misa central de la parroquia de Capioví con el sacerdote Carlos Chatelain para que la gente les acerque las intenciones, y también las donaciones, porque las van a necesitar. El domingo 5 de julio, apenas horas antes de emprender el viaje, harán lo propio en San Ignacio, y el lunes 6 por la mañana estarán en la capital provincial con la misma intención. Entonces ya estarán de camino a San Ignacio Guazú, en Paraguay, la primera gran posta del viaje en un recorrido que además, será un homenaje a San Roque González de Santa Cruz.El itinerario de este nuevo desafío arranca el mismo domingo 5 en San Ignacio; luego, el lunes 6 estarán en Posadas y el martes 7 siguiente partirán desde la ciudad de Encarnación (Paraguay) con destino a San Ignacio Guazú, distante a 130 kilómetros. Allí recorrerán los lugares históricos que marcaron la vida de San Roque González. El miércoles 8 pedalearán otros 130 kilómetros hasta Quindý, y finalmente el jueves 9 llegarán a Asunción. Estarán allá hasta el domingo 12, cuando el Papa se despida de la tierra guaraní. Allá los esperarán los encargados de organizar a los voluntarios o “servidores de Francisco” que ayudarán en lo que sea necesario. Es decir que los tres misioneros van a trabajar, y muy duro, al igual que los cientos de voluntarios de toda América Latina que se ofrecieron con el mismo fin. También esperan encontrarse con otros ciclistas paraguayos, argentinos y brasileros en la travesía para forjar vínculos. “A la motivación de estar cerca del Santo Padre y llevar con nosotros intenciones, pedidos y/o agradecimientos que escriba la gente, le sumamos este desafío gigante de movernos en bicicleta por las rutas misioneras y paraguayas, con sus cuestas empinadas y sus largas bajadas, experiencia que ya vivimos en el mes de mayo de 2011, cuando unimos por primera vez los extremos de la Diócesis de Iguazú en dos días recorriendo 170 kilómetros” recordó Gustavo. Un homenaje al Santo “Queremos recorrer la ruta de San Roque González, hacerle un homenaje que nos hermane, tal como estuvimos hace cuatrocientos años cuando el santo fundó nuestros pueblos y éramos un solo cuerpo”, explicó Gustavo. En un comienzo la idea era juntar a muchos amantes del ciclismo para la peregrinación en dos ruedas, pero llegado el momento no todos pudieron coordinar y conseguir días libres en el trabajo o entrenar suficientemente para soportar el desgaste físico que demandará el viaje.





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