POSADAS. Un altar construido con maíz, calabazas, cocos, semillas y otros frutos de la tierra será el escenario de la misa central que el Papa Francisco presidirá en Paraguay en el campo grande de Ñu Guazú el domingo 12 de julio. En ese altar se llevará a cabo el epicentro de la Celebración religiosa central que prevé la asistencia de más de un un millón de personas. La estructura se realizó en Tañarandy, una población de San Ignacio Iguazú ubicada a unos 225 kilómetros de Asunción, en el taller del artista plástico Koki Ruiz.La obra fue construida con unos 200 mil cocos, 60 mil espigas y más de 20 mil calabazas. Pero, lo que más se destaca de todo ello, es que el altar llevará unos 22 mil cocos con nombres y pedidos hechos por los propios fieles, los cuales fueron recibiéndose a través de una página de Facebook; “Altar de maíz”, desde hace dos meses, momento en que se dio inició a la obra.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el artista Koki Ruiz contó que la obra viene de la cultura Guaraní “ellos eran apegados a la naturaleza, y se sentían parte de ella. A diferencia de la cultura europea, donde el hombre consideraba que estaba por encima de la naturaleza. Para los guaraníes la tierra es la madre, la que alimenta a todos sus hijos por igual. Y siempre, la cultura guaraní cuidó la naturaleza porque de allí viene la riqueza”.La estructura del altar tiene una base de 40 metros y 17 metros de altura, con una forma piramidal y en la punta se montará una cruz gigante. En total la superficie cubrirá más de 400 metros cuadrados cubiertos con los frutos de la tierra.En la parte lateral se colocarán las imágenes de San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola con más de cuatro metros de altura, en honor a las misiones jesuitas y franciscanas que evangelizaron Paraguay. Para ese trabajo usaron miles de semillas autóctonas. Ruiz trabajó con 40 personas. Pero para el revestimiento del altar contó con el apoyo de innumerables voluntarios. Ayer, cada parte del altar fue cargado en camiones que viajaron de Tañarandy a Asunción, donde el lunes se levantará el escenario. Reutilizados: “Nada será arrojado a la basura”POSADAS. Aparte de los colabores para el trabajo manual, Koki Ruiz explicó que contó con el apoyo de los agricultores paraguayos, quienes le donaron los frutos para el altar. “Cuando yo buscaba maíz en los productores paraguayos me dijeron eso no podemos vender, podemos compartir contigo, porque esa es nuestra cultura y eso no se vende, se comparte porque es alimento. Todos ellos saben que sus productos irán a un altar y que éste será valorado y apreciado por todo el mundo”.El artista señaló que por cada metro cuadrado se utilizaron aproximadamente unos 1.200 cocos. Para unirlos fabricaron un pegamento especial y las miles de mazorcas de maíz fueron atadas a bases de madera. Ruiz comentó que el coco guaraní es pequeño y dura hasta 14 meses. “Tienen una cáscara muy dura que puede intervenirse con pintura tranquilamente porque cuando los pelan tienen una superficie muy lisa y dura. Por eso se puede dibujar en el coco”.Los cocos “tienen aguante hasta después de la Misa programada para el 12 de julio”. Además, cuando el altar esté listo, se aplicará a todos los frutos un ungüento especial que los preservará del clima y la suciedad.Los productos utilizados para adornar el retablo no serán tirados a la basura. “Nada será arrojado a la basura. Los cocos servirán para hacer jabón y las mazorcas se destinarán para alimentar a los animales. Las calabazas se repartirán a la gente. De eso se hace un dulce llamado andai”, detalló Koki. Desde hace 23 añosHace 23 años Koki Ruiz invitó a sus vecinos a realizar distintas intervenciones culturales relacionadas con la religión en su pueblo, Tañarandy. Una comunidad rural “de gente agricultora que tiene su pequeña propiedad, gente humilde. Y desde 1992 estamos haciendo esta experiencia artística con la religiosidad popular”.Al comienzo eran unos 40 vecinos. Pero con los años se fueron sumando, “empezamos con 40 personas. Pero al año siguiente sumamos 100 y, cada año crecimos, fuimos creciendo. Y hoy, tenemos 200 mil cocos que son parte del altar donde dará la misa el Papa”. Según detalló, al comienzo realizaban instalaciones artísticas por Semana Santa. “Una procesión con velas y luego, incluyeron cuadros vivientes. Diez años de cuadros vivientes, y desde el año pasado empezamos los altares de maíz y frutos, que son parte de la Semana Santa. Éste año lo volvimos hacer y nos convocaron para que hiciéramos el altar para la misa”. Para Koki, cada altar se hace por una ocasión “es una obra que se hace de forma especial. Si bien tiene un tiempo de duración porque son hechos con elementos orgánicos, lo hacemos especialmente para ese evento”. Después de dos décadas de arte e intervenciones populares, el pueblo de Tañarandy adoptó como costumbre colaborar de forma solidaria con los altares en Semana Santa. “Hay jóvenes que nacieron escuchando esto y hoy es parte de una costumbre de aquí. Y hay jóvenes apasionados a esto”. “Altar de Maíz” sumó más de 200 mil pedidosOSADAS. Dos meses atrás se creó en Facebook “Altar de Maíz”. Una página que se dedicó a recibir los mensajes de las personas que fueron pintados en cocos que dieron forma al retablo del altar construido para la misa del Papa Francisco en Ñu Guasu.“Nosotros escribimos en los cocos, le sacamos una foto y los publicamos. Fueron innumerables los pedidos, por eso se formó un grupo de jóvenes que se encargó de subir las fotos en una carpeta para que puedan ser vistas en Internet”, indicó el artista. Pero además, muchas personas, de distintos puntos se acercaron hasta Tañandary para firmar personalmente los cocos y dejar un mensaje. “Hay oraciones de peregrinos y de fieles. Las personas ponen allí sus intenciones y peticiones”.Con respecto al maíz, el artista plástico contó que se trata de un elemento simbólico. “Es una semilla que plantamos en 1992, la cual germinó y creció”.Respecto a los cocos contó que al tener los mensajes “mostramos que nosotros no queremos solo espectadores, por eso la propuesta de los altares escritos. Porque allí esta presente cada uno de los que colaboró, y cada uno de los que dej&
amp;oacute; su huella. La verdadera obra fueron los dos meses de trabajo y solidaridad. Miles de personas que pasaron por acá y dejaron su mensaje”.





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