AGUARAY MINÍ (Colonia Delicia). Fabricio Duarte, de un año y cuatro meses, padecía una cardiopatía (un soplo) por la cual fue intervenido en el Instituto Cardiológico de Corrientes, donde llegó por intermediación del Ministerio de Salud Pública de Misiones. Le realizaron una valvuloplastía y fue dado de alta el 2 de junio pasado y ahora sus padres están sumamente preocupados porque tiene tos, catarro y dificultades respiratorias.Ocurre que el pequeño vive en una casilla de madera muy precaria, con el techo roto, rendijas en las paredes y piso de tierra. Nada de esto logra aislarlo ni a él ni a sus cuatro hermanitos del frío ni de la humedad del invierno.“Hace apenas unos días que Fabricio salió de la operación y ya está con mucho catarro, tos y le cuesta respirar”, aseveró su mamá María a PRIMERA EDICIÓN. “Nuestra casa es muy fría y húmeda, el techo está roto, entra agua por todos lados, las tablas de las paredes están muy separadas y entra viento y frío. Y piso no hay, es como estar afuera, sufrimos mucho el frío, y por eso Fabricio está con esa tos. Me preocupa porque quedó débil después de la operación”, agregó.VulnerablesLas quince familias que integran la aldea viven en condiciones similares. Todas las casillas son de tablas resquebrajadas y piso de tierra. “Hemos hablado varias veces con el intendente (Eberth) Vera planteándole nuestras necesidades. Nos escucha, pero nunca hace nada”, afirmó Omar Benítez, cacique de la aldea ubicada a un kilómetro de la ruta 12. “La última vez que estuvo acá le imploramos por dos temas muy importantes: el estado de las viviendas y el tanque de agua, que está por caerse, pero han pasado seis meses y no hizo absolutamente nada”, manifestó. Para evitar la caída de este último, colocaron un palo que apuntale la base, pero el riesgo es permanente para todos los pobladores.“Lo que estamos pasando es consecuencia de una total falta de interés de las autoridades, nuestras problemáticas son de fácil solución, pero para eso debe haber voluntad, cosa que no vemos”, señaló el cacique, formado en atención primaria de la salud para poder ayudar a su comunidad. “No somos de segunda”Benítez detalló que “cuando vinieron a hacer las viviendas, les dijimos que eran todas tablas verdes, que se iban a doblar, que se iban a romper, pero no nos prestaron atención. Les pedimos aunque sea que colocaran tapajuntas, pero tampoco trajeron. ¿Por qué debemos vivir así? ¿Por qué debemos tener piso de tierra y casas destruidas?”, interrogó. “El hecho de que seamos mbya guaraní, ¿nos coloca acaso en otra categoría de ciudadanos? ¿No tenemos los mismos derechos?”, se preguntó.“El caso de Fabricio nos preocupa, pero también desnuda la situación de abandono en que vivimos todas las familias de la aldea”, señaló el cacique.“Nosotros somos pacientes, somos tranquilos, pero también somos perseverantes y si entendemos que el método para hacernos respetar es otro, lo llevaremos adelante, estamos cansados de esperar y esperar callados. Si tenemos que hablar, lo haremos; si tenemos que pelear, también lo haremos, nos manifestaremos, saldremos a la ruta, al Municipio, a donde haga falta, pero de esta manera no podemos vivir más”, recalcó Benítez.





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