SAN VICENTE. Mario Pellizzer, su esposa Ana y sus dos hijos llegaron hace unos once años a una chacra con un desmonte de más de treinta años, su suelo estaba degradado y la producción que tenía encima era mayormente de tung, pero que en la actualidad es un cultivo que está desapareciendo. Sin embargo, con un trabajo inteligente logró revertir esa situación y hoy en día cuenta con una chacra muy próspera y supo cómo duplicar la nueva producción de yerba mate. Además, la diversificación de producción le dio la oportunidad de hacer estudiar en la universidad a sus dos hijos. “Hay que producir lo que da buenos resultados y lo que no, hay que dejarlo de lado”, dijo el hombre.“Cuando llegué a la chacra el suelo era muy malo y la producción de té, yerba y tung era muy pobre. Me propuse revertir la situación y comenzamos a trabajar con mi familia. Con el asesoramiento de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) logré hacer un manejo del suelo que me permitió aumentar el rendimiento en la yerba mate, que va entre 17 a 20 mil kilos, cuando era menor a diez”, contó Mario. Además indicó que “lo que no me servía para obtener ganancias lo saqué, como es el caso del tung que es una producción que está desapareciendo de las chacras de Misiones”.Pellizzer trabajaba como empleado del depósito de la Cooperativa Tabacalera de Misiones en su sede de San Vicente. Cuando vino a esta ciudad, el tornado del año 1997 destruyó gran parte de las instalaciones donde él vivía con su familia. Desde ese entonces comenzó a programar una nueva vida y lo logró hace once años, cuando consiguió constituir su hogar en su propia chacra. Junto a su esposa y sus dos hijos se instalaron en una chacra ubicada en el kilómetro 1.255 de la ruta nacional 14. El lote es de 45 hectáreas y tenía plantaciones de té, yerba mate, tung y un poco de monte nativo. “Cuando vinimos a vivir acá la tierra estaba gastada y no era fácil producir. Entonces busqué asesoramiento y comencé a producir tabaco y plantaciones anuales. Lo que producía me servía para vivir, pero yo quería mejorar la calidad de la tierra para dejar de carpir y machetear. Comencé con el manejo de suelo y así fui recuperando la producción y mermó el trabajo de suelo. Luego me di cuenta que el tung no me daba réditos y decidí sacar para poner más plantaciones de yerba y hacer reforestación”.“Aprendí los conocimientos y la práctica del manejo del suelo. Pienso lo que vamos a dejarle a nuestros hijos y los nietos, si no hacemos bien las cosas. Debemos pensar qué les dejamos en la chacra, cómo quedan nuestra chacra y el suelo”, aseguró el productor pensando en el futuro de sus descendientes.“En estos momentos tenemos una chacra con plantaciones de yerba, té, tabaco, mandioca y otros comestibles. La parte de monte la estamos preservando para cuando mi hijo se reciba, ya que va a hacer apicultura y para eso queremos las flores naturales del monte y además aplicar otras especies que den buena floración. Nuestra meta (con su esposa) de ahora en adelante es repoblar aún más con especies nativas”.Una mejor vida a su hijo“Ahora trabajamos solos con mi mujer, y en las vacaciones se suma mi hijo que está estudiando Ingeniería Forestal. Tratamos de aprovechar lo que hay en la chacra y sacarle el mayor producto. En la chacra hay que ser práctico. Acá estamos recuperando un pedazo de tierra de un viejo tung para hacer plantaciones anuales para comer. Lo hacemos cerca de la casa para no tener que ir a buscar en la otra punta una planta de mandioca”, comentó el padre de familia.“Acá hay que laburar, nosotros lo único que queremos es ver el título de mi hijo, que ni siquiera es para nosotros, es para él, para que viva mejor y no tenga que andar carpiendo como nosotros. Lo que los padres quieren para los hijos es para que puedan vivir mejor, por eso luchamos para que los hijos salgan adelante. Mi hijo quiere seguir en la chacra porque le gusta y dedicarse como profesional. Y también le encanta la apicultura”.




Discussion about this post