PUERTO IGUAZÚ. El drama subyace a la vuelta de la esquina y es más grave de lo que muchos consideran. Está a la vista en cada barrio, pese a que las autoridades políticas intenten esconderlo, minimizarlo o desmentirlo. Un informe indica que se calculan en alrededor de 400 los “kioscos” de droga en Puerto Iguazú, una ciudad que cuenta con menos de 50 mil habitantes. Los números son esclarecedoras: hay una boca de expendio por cada cien habitantes.El drama, que ya fue abordado por distintos artículos publicados por PRIMERA EDICIÓN a lo largo de los últimos años, amenaza con devorarlo todo ante la pasividad de autoridades gubernamentales que parecen no convencerse de que el problema golpea “en las narices” de una de las denominadas “maravillas del mundo moderno”.La cifra reveladora proviene de fuentes oficiales que vinculan directamente la venta de drogas con las bandas dedicadas al delito y los “reductores” de objetos robados.Al respecto, un portavoz avezado en este tipo de investigaciones contó que la principal droga que se vende es la “pedra”, que por estas horas hace estragos entre los jóvenes y adolescentes de Iguazú. Allí la fuman niños de hasta diez años, según consta en los registros.Esa droga es un derivado de la cocaína, también conocido como “crack”, que tiene como característica ser altamente adictiva. Cada dosis se consigue a diez pesos en las calles de Iguazú y tiene un efecto de diez minutos como máximo. Después, la necesidad lleva a la “víctima” de este flagelo a conseguir dinero como sea para continuar con el consumo. Los barrios Bicentenario, Obrero, Almirante Brown, Libertad, Villa Alta y Belén son algunos de los apuntados por quienes siguen de cerca la problemática, que lamentablemente llegó para quedarse desde la Triple Frontera. De allí su nombre, “pedra”, en portugués.Sin embargo, de entre los tantos lugares de venta y consumo, por estas horas investigadores de distintas fuerzas pusieron la lupa sobre Villa Tacuara, en una zona conocida como “El Puentecito”, sobre calle Martha Schwarz en dirección al sur. En uno de los “recodos” que hacen las calles de la zona, en poco más de dos cuadras, la pesquisa estableció que había un centenar de casillas que funcionan como centro de expendio de “pedra”.Esa ubicación no es una casualidad, ya que se trata del centro geográfico de la ciudad y está a unas diez cuadras del centro de Puerto Iguazú.Las autoridades policiales locales no son ajenas al drama y vinculan el consumo con los robos y la inseguridad. Queda a la vista, por ejemplo, con el procedimiento realizado el viernes 12 de junio -hace poco más de una semana- en el barrio Santa Rita, donde se secuestraron 25 dosis de “pedra”, dinero y un centenar de elementos robados en distintos hechos. La droga se vendía en un “kiosco” de calles San Agustín y San Valentín, a 50 metros de una escuela y a 100 de donde funciona la ONG “Libres al fin”, que se dedica a ayudar a los jóvenes que quieren alejarse.Sin embargo, más allá del esfuerzo de algunos sectores, lamentablemente el flagelo golpea y cada vez con más fuerza en Puerto Iguazú, donde existe mucho más que un atractivo turístico. Allí, no tan lejos del turismo y los dólares extranjeros, las drogas siguen robando vidas.





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