POSADAS. El “motoquero” salía todas las noches a recorrer la ciudad cual si fuera uno más entre los repartidores de pizzas. Sin embargo, no llevaba comida: el último sábado, cuando lo detuvieron, tenía “encima” más de cuarenta dosis de cocaína de máxima pureza que se aprestaba a distribuir en distintos puntos de la capital provincial.No sabía que era seguido de cerca desde principios de año, cuando las autoridades comenzaron a investigar a la banda del “narco-delivery”, que finalmente fue desbaratada el último fin de semana en el tradicional barrio Tiro Federal de Posadas, desde donde operaba.El repartidor, de 27 años y apodado “Pollo”, fue detenido en la madrugada del sábado junto con quien es considerado el líder de la organización, “Pato”, de 67 e innumerables antecedentes ligados a la comercialización de estupefacientes.En la escena las autoridades se toparon con más de cuarenta dosis de cocaína de máxima pureza, casi un kilogramo de marihuana, 50 mil pesos en efectivo y una de las motocicletas utilizadas, entre otros elementos de interés para la causa.Así lo pudo saber PRIMERA EDICIÓN mediante sus fuentes, quienes confiaron además que las autoridades están ahora tras los pasos del resto de los integrantes, entre los que se cuenta una joven pariente de “Pato”. Los pesquisas no tienen dudas de que se trataba de un “emprendimiento familiar”.De Tiro Federal a todo PosadasLa investigación se inició a principios de año por orden de la magistrada María Verónica Skanata, titular por subrogancia del Juzgado Federal de Posadas, tras un requerimiento de la fiscalía local, representada por el doctor Juan Andrés Stuber.Mediante una serie de escuchas telefónicas, filmaciones y guardias encubiertas, las autoridades pudieron establecer que en el barrio Tiro Federal de Posadas operaba una banda dedicada al reparto de droga bajo el sistema “delivery” o “puerta a puerta”.El trabajo de los investigadores de la delegación local de la Policía Federal Argentina señaló dos inmuebles de la zona como los búnkers desde los que se organizaban las “rondas” nocturnas.Hasta esos lugares llegaron en la noche del viernes los uniformados. Cerca de las 20 de ese día se inició un megaprocedimiento que se prolongó hasta las 5 del sábado y en el que participaron entre 60 y 80 efectivos de la fuerza federal.Las autoridades llegaron primero a la vivienda de “Pato”, sobre avenida Gendarmería Nacional -continuación Lavalle- y Coronel Álvarez, a dos cuadras de la avenida costanera. En el lugar, considerado el centro de operaciones, se toparon con veinte “bolsitas” de marihuana listas para la venta, varios cigarrillos de “cannabis”, otros 700 gramos de la hierba encima del techo y alrededor de 50 mil pesos en efectivo. Allí también incautaron teléfonos celulares y documentaciones varias. El dueño de casa fue apresado de inmediato.El segundo allanamiento tuvo lugar a cien metros del primero, sobre calle Dávila y Álvarez, en la vivienda del “motoquero”. En ese lugar también se secuestraron documentos y celulares. El repartidor no estaba en casa, pero no tardó en caer. Otra sección de la PFA estaba tras sus pasos y lo detuvo a bordo de una motocicleta Honda XR de 125 centímetros cúbicos cuando circulaba por avenida Lavalle e Hipólito Yrigoyen, a cien metros de la intersección con avenida Centenario y a unas diez cuadras de su casa.Creen los investigadores que “Pollo” había salido de ronda y regresaba cuando notó la presencia policial en su vivienda y en la de “Pato”. Intentó darse a la fuga, pero no lo logró. A los detectives no les sorprendió haber encontrado más de cuarenta dosis de cocaína de máxima pureza escondidas en los bolsillos de su campera. Sabían que era uno de los “motoboys” de la banda.Tras las actuaciones y pericias de rigor, los uniformados pudieron establecer que el monto del estupefaciente secuestrado asciende a cerca de 30 mil pesos. Y lo ya dicho: la droga era de pureza extrema.Más involucradosAnoche, al cierre de esta edición, la investigación de las autoridades continuaba en busca del resto de los integrantes de la banda del “narco-delivery”, entre los que se cuenta una joven que no llega a los treinta años y que tendría vínculos de sangre con “Pato”.Al respecto, las fuentes informaron que ese grado de parentesco indicaría la intimidad con la que se manejaba la organización, catalogada por uno de los investigadores como un “emprendimiento familiar” que operaba en la capital provincial desde hace al menos un par de años.Mientras tanto, los dos arrestados fueron trasladados a sede policial, donde permanecían encerrados a última hora de ayer. En las próximas horas serían indagados por la Justicia Federal, que intenta determinar hasta dónde llegan las conexiones de la banda y si, como sospechan, hay más vehículos utilizados para inundar de droga las calles posadeñas. Un llamado,un pedidoLa modalidad era tan sencilla como insólita, según pudieron descubrir los investigadores. Tal como si fuera un pedido de comida, los clientes se comunicaban por vía telefónica con los integrantes de la banda para realizar sus “pedidos”.Los investigadores creen que entonces en el “búnker” de la banda se armaban los “paquetes” que posteriormente pasaba a buscar el “motoquero”, que salía así a la calle de reparto.Allí se centra la importancia de las escuchas telefónicas realizadas por los detectives y de los resultados que se obtendrán una vez que se lleven a cabo las pericias a los teléfonos celulares secuestrados a los detenidos. Ambos deberán prestar declaración indagatoria en las próximas horas, se informó.





Discussion about this post