POSADAS. Llegar a la casa después de haber buscado changas todo el día y no tener qué darles de comer a los chicos debe ser una de las situaciones más desesperantes para cualquier padre de familia. Ellos vivieron demasiadas veces este drama cotidiano, pero en lugar de bajar los brazos decidieron organizarse y conformaron una cooperativa que, no por casualidad, se llama “superación”. Son diez los trabajadores del asentamiento Vecinos Unidos que decidieron juntar sus respectivas experiencias en oficios varios y las ganas de salir de la tremenda desocupación que golpea fuerte en las 200 casas de la “villa”. Con la cooperativa -que ya tiene matrícula nacional y provincial- trabajan coordinados por ellos mismos y pueden absorber una demanda mayor y más especializada, en una experiencia inédita de economía social con la que esperan mejorar sus perspectivas laborales. La experiencia es inédita porque si bien existen muchas cooperativas de trabajo, en este caso los integrantes también visitan otros asentamientos en Posadas para orientar a sus pares sobre cómo crear cooperativas similares, de qué manera iniciar el papeleo y dónde realizar los trámites. También asesoran sobre cómo conformar “comisiones pro tierra” para presentar propuestas de mejora integral de la calidad de vida y regularización dominial ante la Municipalidad. Y no conformes, dedican un día a la semana para alguna tarea solidaria. Así, el viernes desmalezaron todo el predio de un Hogar de Ancianos del barrio 90 Viviendas de Garupá, que alberga a cuatro abuelitos y que no cuenta con ayuda del Estado. Dignidad de plato lleno“Nos costó mucho aprender a hacer los papeles y completar todos los requisitos que se exigen para hacer una cooperativa, por eso ayudamos a otros vecinos de otros barrios. Para nosotros fueron cinco años de preparativos, trámites, idas y vueltas hasta que logramos las dos matrículas y comenzamos a funcionar coordinados. El último paso es la inscripción ante la Afip y ya vamos a poder facturar trabajos a entidades, clubes, comisiones vecinales, particulares” contó a PRIMERA EDICIÓN José Kunz, presidente de Superación. “Hacemos desmalezamiento, poda, pintura, albañilería, jardinería, serenos, plomería … tenemos mucha gente en el barrio con oficios pero sin trabajo fijo, así que todo lo que se nos presente lo vamos a poder llevar a cabo”, dijo. Hace poco un diputado provincial les donó cuatro motoguadañas profesionales con las que aceleran el trabajo. Mientras no haya nada fijo, se turnarán para salir a ofrecerse individualmente. “Nuestro objetivo es la dignidad, no tenemos que perder la dignidad que se siente cuando se puede alimentar a los chicos con el trabajo de uno”, insiste José. Quienes quieran contratarlos podrán hacerlo a los teléfonos 0476 4480645 o 3764931138. La tiranía del cucharónJosé Kunz es el presidente de la Cooperativa Superación y el que a la vez ayuda a sus vecinos a conseguir alimentos para cocinar comunitariamente en el barrio, porque al haber un alto nivel de desocupación o subocupación, el refuerzo alimentario se vuelve la única salida para cientos de chicos que no tienen asegurado un plato lleno en sus casas. “Nuestro barrio no tiene comedor comunitario, creo que somos el único asentamiento que no recibe la ayuda diaria del Ministerio de Desarrollo Social. Después de mucho reclamar, insistir, casi llorarles, nos entregan cuatro kilos de arroz, algo de fideos y un poco de carne para cocinar, pero eso alcanza para dos días a la semana… nos angustia demasiado porque cuando no cocinamos, muchos chicos no comen”, contó. En el barrio hay 900 niños, varios ancianos y personas discapacitadas. Los chicos tienen problemas respiratorios y de desnutrición. Cuando llueve, el arroyo que atraviesa el barrio desborda y entra a las casas, que por varios días padecen la contaminación de las letrinas, pero aún así no cuentan con un comedor como otros asentamientos, lo que agrava el cuadro. “Cuando nos vamos a reiterar el pedido nos castigan en vez de ayudar. Aprietan políticamente con el cucharón, con la olla… eso duele mucho, te dicen que si no militás… no tenés respuestas. Esperamos que los funcionarios recapaciten porque los chicos no tienen la culpa de nada ni pueden ser rehenes”, rogó. La situación de hacinamiento es crítica, y los vecinos esperan que además del comedor, se avance con el plan de urbanización del barrio y la relocalización de las viviendas más afectadas.





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