POSADAS. Entre siete personas se puede cambiar el mundo. Para los niños, su escuela es parte de su mundo. Y si en esa escuela todos los sábados un grupo de profesores concurre cargado de ideas y sorpresas para jugar y compartir con los niños… eso es cambiar su mundo. Y en positivo porque en una infancia donde las carencias abundan, se abre una ventana para que cada uno de ellos pueda conocer toda la riqueza y potenciales creativos que posee.Eso pasa cada sábado en el Centro de Actividades Infantiles (CAI) de la Escuela 934 del barrio Néstor Kirchner, ubicado a unos doce kilómetros del centro de Posadas, detrás del barrio San Isidro.Este espacio, promovido por el Ministerio de Educación de la Nación, comenzó a funcionar con mucho esfuerzo en mayo de 2014. En ese entonces, en pequeños locales comerciales que eran donde funcionaba el aula satélite de la Escuela 893. A partir de ahora, tras la nueva inauguración del edificio de la Escuela 934, cuentan con más espacio para realizar las actividades.Una mañana muy especial“Las madres nos cuentan que los sábados sus hijos se levantan solos, con entusiasmo, porque vienen al CAI”, señaló a PRIMERA EDICIÓN la coordinadora de este espacio y docente de la escuela, Marina Gómes. Las actividades se inician a las 8 y se extienden hasta las 12. En ese lapso, los niños y niñas, ya sean o no alumnos de la escuela, participan en dos talleres diferentes y a las 10 comparten un desayuno compuesto por pan con dulce y mate cocido.“Estamos trabajando con cerca de cien niños y tenemos que ir buscando estrategias para que ellos se motiven, se ‘enganchen’, porque lamentablemente hay niños que vienen un ratito y luego se van, muchos se van al basural a buscar cosas y ya no vuelven”, contó Gómes. Esta imagen resume en gran parte el contexto en que viven estos niños.Disfrutar con amigosActualmente las propuestas son Teatro y expresión, a cargo de la actriz y docente Claudia Luque, Danza con Diego Tachile, Deportes recreativos con Franco Velardez, Matemática y Ciencias Sociales con Adriana Mereles y Lenguaje Comunicacional, con Ivana Mereles.Los niños juegan a disfrazarse, se reúnen en grupitos a preparar su obra de teatro. Más tarde la presentan a sus compañeros. En el taller de matemáticas, otros preparan un juego decorando botellas plásticas con témpera, que luego usan para preparar un juego de bowling, con el que ejercitan matemáticas.La música tiene su espacio con canciones, visitas de músicos amigos y el karaoke, con canciones que eligen en una computadora y que cantan leyendo la letra en la pantalla.Protagonistas de su obra teatralEn el marco de estas experiencias de integración que privilegian el aprendizaje, los niños lograron llegar a fin del año pasado con una obra de teatro, sencilla pero de gran trascendencia, ya que para todo ellos se trató de su debut actoral, contó con entusiasmo la docente Luque.Además señaló que este año, “en el primer semestre compartimos un proyecto basado en juegos, conocidos, nuevos y tradicionales que pretende ademas del desarrollo de competencias, que los niños del CAI se apropien del espacio de taller”.Y destacó: “Emociona el disfrute y la excelente disposición de los niños, así como la naturalidad con la que manifiestan sus intereses. Notamos además una gran disminución de los comportamientos agresivos y que los grupos se organizan en forma espontánea alrededor de intereses comunes, evitando así a los docentes el asumir actitudes autoritarias”.Apoyo escolarLas talleristas Mereles son también maestras comunitarias. Su tarea va más allá de los sábados, ya que consiste en desarrollar un espacio de apoyo escolar dos veces por semana. De ese modo, la escuela puede apuntalar el aprendizaje en los niños que tienen dificultades en lectoescritura o con matemáticas. “Hacen un trabajo personalizado con estos chicos para evitar que abandonen la escuela”, destacó Gómes, señalando que hay mucha sobreedad.Traslados, mudanzas, precariedadEste barrio tiene una particularidad: está en constante ampliación y la cantidad de familias que allí residen aumenta constantemente (hasta marzo pasado eran unas 252 familias, pero en abril llegaron algunas más). Provienen de distintos puntos de Posadas y, por lo general, residían en terrenos privados. En las tierras de este barrio, el Iprodha construye casitas de madera provisorias y en frente, construyen, con ayuda de las familias, las casas de material. Todas estas cuestiones de traslados de una periferia a otra, lejos de todo, con padres desocupados, con escasa formación escolar, etcétera configura un contexto complejo en que los niños no tienen una continuidad en la escuela. En este contexto, la escuela y el CAI se configuran como un oasis donde medianamente los niños pueden acceder a la cultura y a espacios recreativos donde puedan experimentar sus capacidades creativas y aprender a desarrollar una sana convivencia.Asimismo, desde el CAI preparan talleres para las familias, a los que por lo general concurren las madres, sobre diversos temas que van surgiendo de las inquietudes de la comunidad. Entre ellas está un taller sobre educación sexual, que apunta a reflexionar sobre cuestiones relacionadas con la prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual.





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