POSADAS. La enseñanza de la secundaria; la enseñanza de la primaria; la computadora y la posibilidad de acceso a Internet; la poca lectura; la poca escritura, etcétera, etcétera. Los apuntados como responsables son muchos, pero la realidad es una sola: cada vez es peor el nivel de lectura y comprensión de textos que tienen los alumnos misioneros. Las voces para quejarse de la situación exceden a los profesores universitarios y también se escucha a quienes dan clases en secundaria. No es para menos, los resultados arrojados en lengua por el Operativo Nacional de Evaluación (ONE) en el 2013 dicen que en promedio, el 24,4% de los estudiantes evaluados tuvieron un desempeño bajo, 60,3% medio y sólo un 15,3 un rendimiento alto. La región NEA, como ocurre en todas las áreas evaluadas en todos los niveles, muestra los peores resultados del país. Lengua no es la excepción: el 31,6% de los estudiantes lograron un bajo nivel de desempeño, 60% medio y sólo 8,4% alto.Estos datos proporcionados por el ONE, que incluye evaluaciones para medir qué y cómo aprenden los alumnos en primaria y en secundaria en cuatro áreas: lengua, matemática, sociales y naturales, se ven diariamente dentro de un salón de clases. “Las dificultades son varias: hay problemas de lectura y comprensión de textos, dificultad para entender lo que se lee, no se reconocen ciertas palabras, hay problemas gramaticales básicos como la relación entre el plural y el singular o el sujeto de referencia, verbos que no se corresponden con los referentes de quien habla, entre otros. Estas enseñanzas básicas se aprenden en la primaria, para la secundaria ya tienen que estar incorporadas”, manifestó a PRIMERA EDICIÓN Nora Delgado, doctora egresada de la Universidad de Córdoba y titular de la cátedra Discursiva I de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades. Para Delgado, los jóvenes adquieren estos conocimientos en la primaria, pero en la secundaria “hay una especie de relajamiento de las actitudes aprendidas, hay una crisis muy grande, porque durante su enseñanza primaria realizan ejercicios de producción que no se replican en el nivel medio”, opinó. Otro de los apuntados es la tecnología: “Pasan del celular a la máquina y pretenden que la computadora les resuelva todos los problemas. Traen incorporado de la secundaria el ‘copie y pegue’ y esa información pasa sin ningún tipo de análisis previo”, manifestó la docente y agregó “en la secundaria no hay investigación, hay cada vez menos experiencia de escritura y lectura, competencias que ayudan muchísimo en su formación posterior”. En la Universidad de Buenas Aires reconocen este problema y como solución, plantearon la necesidad de implementar un taller obligatorio de lectocomprensión, lo que indica que este es un hecho que excede a Misiones: se sufre a lo largo y ancho del país. “Estos problemas no se van a solucionar con un curso de un cuatrimestre o de ingreso, quizá ayude, pero esta situación subsiste hasta en cuarto año de una carrera universitaria y también en los egresados”, indicó Delgado. A su vez, alentó a que los docentes de todas las áreas marquen errores a sus alumnos, “porque si no, el profesor de asignaturas donde la escritura no es primordial deja pasar muchas cosas y la corrección está estrictamente destinada a los profesores de lengua o materias relacionadas”. No sólo la secundariaLas opiniones respecto de las posibles causas son diversas. Sin embargo, docentes de secundaria consideran que no es un hecho relacionado sólo con la educación media. “Hay chicos que no saben hablar o escribir ya en la secundaria. Los errores se suman y está relacionado con todos los cambios que han habido dentro del sistema educativo de Argentina”, opinó Silvina Maidana, docente de secundaria. “Por dar un ejemplo, ya se eliminó la repitencia en primer grado, cómo va a pasar de curso un alumno que no tiene los conocimientos mínimos para hacerlo”, se preguntó. “No sé si es tan simple como que el problema viene de la secundaria, porque el chico para llegar a la facultad vivió un proceso en su casa, en su entorno, en la primaria y en la secundaria. Cuando llega a la universidad, se continúa con la misma inercia de toda esa trayectoria”, señaló Neni Valdez, profesora de Química de las carreras de Licenciatura en Genética y profesorado en biología de la Facultad de Ciencias Exactas.“Hijos del copie y pegue”La computadora y sus usos, gracias a Internet y a las redes sociales, son herramientas muy valiosas. Herramientas que superan cualquier pronóstico hecho y que se pueda hacer de aquí en adelante. Pero su valor puede ser, muchas veces, mal utilizado. “Los chicos de hoy son hijos del ‘copie y pegue’. Pasa que se les da un trabajo práctico, buscan las respuestas en la computadora y copian y pegan. Entonces, es un excelente trabajo, con una muy buena presentación, pero que no fue leído ni analizado”, señaló Valdez. “Anteriormente leían libros y los analizaban, hacían mapas conceptuales y sacaban las oraciones principales. Ese hábito se perdió, porque hoy, con la computadora, no hacen nada de eso. Es una herramienta valiosísima, pero que esclaviza si uno no la sabe usar. Creo que el avance de la tecnología ha transformado la cabeza en un cuadrado. Si a un chico de la primaria o de la secundaria le das libros, no sabe cómo hacer un trabajo pero si ingresa a Google enseguida lo resuelve, pero no tiene que perder las opciones”, explicó.Sin el acceso a la computadora, antes no había otra que presentar los trabajos escritos a mano, hoy una práctica totalmente perdida. Valdez propone recuperarla: “Si yo fuera profesora de secundaria pediría que los alumnos presenten todos los trabajos en manuscrito, porque así tendrán que leer lo que están por escribir y, como no van a querer escribir mucho, van a tener que seleccionar y para eso, deberán leer y colocar lo que realmente interesa. Es un análisis mínimo de lo que se escribe. El no leer ni analizar es un problema gravísimo”, repitió.Un problema (también) universitario Los profesores que dan clases en la secundaria son, salvo contadas excepciones, egresados de las universidades nacionales. Entonces, tirarle el problema a la secundaria es injusto porque “es también universitario: los profesores secundarios son egresados de la universidad. Además es un problema que nos excede, porque en la secundaria los profesores corren de escuela en escuela porque tienen muchas horas para poder llegar a fin de mes. Entonces, cuando los chicos
le dan un trabajo, lo miran: está hermoso, con una linda ilustración que sacan de Internet y ya está, no tienen tiempo para leer cada trabajo”, opinó Valdez. Todo se transforma en un círculo vicioso.No queda exento de esta situación el rol que cumple el entorno familiar. Después de todo, la responsabilidad primera de formación la tiene el hogar, recién después empiezan a aparecer con fuerza las instituciones escolares y sociales en general. “La familia tiene mucho que ver. El alumno necesita el acompañamiento constante para poder desarrollar todas sus capacidades. Es una responsabilidad compartida por todos”, explicó Valdez.No hay soluciones efectivas aparentes. Muchos rememoran tiempos pasados, los del lápiz y el papel, los del libro y la repetición hasta el hartazgo de palabras mal escritas. Sin embargo, los jóvenes de hoy, mediados por internet, tienen otras posibilidades y a su mano, herramientas inimaginadas. Es la tarea de todos: familia, escuela y universidad, la de encaminarlos.





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