POSADAS. “Quiero que esto no le pase a ningún otro abuelo o abuela, que tengan cuidado con los falsos gestores por el tema de la garrafa social”, fue el mensaje de Amantina Dos Santos (82 años), una abuela que vive en Villa Poujade y que fue engañada en su propio domicilio por una persona que se hizo pasar por empleado de la Anses y que le prometió inscribirla para que obtenga dicho beneficio, pero para ello debía pagar para concretar el trámite.Amantina es pensionada, vive en una humilde casa del barrio situado al sur posadeño y mensualmente percibe unos 2.200 pesos, con los que debe hacer malabares para que le alcance para lo mínimo indispensable, es decir, comida y remedios, a lo que suma la ayuda de su hijo. Su tranquilidad se vio interrumpida cuando un hombre de unos 45 años golpeó las manos y se presentó en su domicilio como empleado de la Anses. “Me vino a hablar sobre las garrafas del plan social. Me dijo que lo mandaban de la Anses. Como no entiendo casi nada y uno ve que sale la noticia de que sale más caro (el gas) en el barrio y que allá en Anses le devuelven la plata, qué sé yo y qué sé cuánto, yo creí que este señor no me estaba mintiendo”, comenzó relatando la abuela a PRIMERA EDICIÓN.Con voz firme y la expresión de bronca dibujada en su rostro, Amantina prosiguió: “El hombre tenía una camisa, un vaquero y llegó en bicicleta. Andaba con un rollo de papel que sacó y me empezó a leer. Quería una mesita para escribir y le hice pasar acá -señala el interior de la casa-. Le iba a traer una revista para que escriba, para que apoye, y se fue detrás mío. Me preguntó quién era mi apoderada. Le respondí que era mi nuera. Allí quería saber cómo se llaman ella y mi hijo”.El viejo truco de la llamadaLa abuela estaba sola en ese momento en su casa y el sujeto se aprovechó de esa circunstancia: “Él simuló llamar a mi hijo, porque supuestamente hablaba con él, lo llamaba por su nombre. Gua’u que le llamó a mi nuera también, le decía ‘que Gracielita esto y que lo otro’, para confundirme a mí, para entrar en confianza”.Amantina ceba un mate mientras ordena sus pensamientos, con los ojos brillosos todavía por el mal trago, y continúa: “Una vez que hizo que hablaba con mi nuera, cortó y dijo que necesitaba plata porque el papel que iba a hacer él salía unos 1.800 pesos. Yo le dije que no tenía esa plata. ‘Pero no importa, abuela, que esto, que aquello’, me insistía. Por más que no pudiera darle toda esa plata, quería que le entregara lo que tuviera, que iba a servir para iniciar el trámite de alguna forma. La intención era ayudarme a conseguir la garrafa social”, recordó.Una de las cosas que confundió a la mujer fue que “hablaba supuestamente con mi nuera y le decía incluso: ‘No importa si no alcanza, voy a sacar del cajero para completar’ lo que salía hacer esos papeleos. Es más, me dijo que mi nuera le prometió que le iba a dar mil pesos y yo debía completarle el resto”. En esos minutos de ida y vueltas, “me embarulló en la cabeza con la propuesta y acepté pagarle, le di 500 pesos porque no tenía más, me insistía con que tenía que presentar ahora el papel para que entre en el mes el pago”.Antes de despedirse, el falso gestor además le dijo que “mi nuera iba a venir con su marido a las 17 con el auto para llevarme a la Anses a cobrar una plata, que era unos 2.900 pesos, de la garrafa social. Después la llamé a mi nuera para confirmar lo de la tarde y ahí comprobé que todo había sido mentira, porque nunca nadie la llamó y tampoco a mi hijo. Me comieron 500 pesos”.





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