OBERÁ. El próximo sábado 16 de mayo el galpón de la Murga del Monte abrirá sus puertas para presentar su última obra: “La tal´de Kermés” la cual incluye momentos llenos de humor, locuras y un profundo sentido social que retrata las vivencias de las fiestas estilo kermés en la provincia de Misiones y que mostrará todas las particularidades que permanecen hoy en el imaginario colectivo.La Murga tuvo su primer experiencia kermesera compartida con los vecinos, el año pasado cuando organizó una tarde de juegos en la Plaza Malvinas; días después, al cerrar el año los vecinos actores también realizaron un ensayo abierto y el pre estreno de esta obra, donde vieron el enorme potencial y excelente trama de esta nueva obra que promete llevarnos a las fiestas patronales de los años 60’.Corría el año 1961 en un pequeño pueblo de Misiones; los vecinos llevaban semanas organizando la fiesta patronal en honor a San Antonio de Padua y si el tiempo ayudaba, superaría con creces la fiesta del año anterior ya que las expectativas estaban mucho más fijadas.La Murga del Monte, la cual involucra un espectacular grupo de teatro comunitario de Oberá, retrata y busca plasmar la memoria colectiva a través de las creencias, la idiosincrasia y las costumbres del pueblo misionero. En la murga las clases sociales, las edades y etnias se unen para formar un solo concepto del teatro comunitario, y donde los sentimientos por lo nuestro cobra extremo valor. La misma historia que se cuenta dibuja esos momentos en el pueblo que sellaron la historia como únicos, así lo relatan en la presentación de la murga: “todo estaba debidamente pensado y armado; nada podía fallar, cada vecino ya tenía una tarea asignada para que hasta el mínimo detalle esté resuelto. Lo cierto es que aquel domingo amaneció ‘como Dios manda’ y ya se aproximaba la hora del inicio”.A su vez explican que “¡Colorido se puso el pueblo!, no tardó mucho tiempo para que la mayoría se presente en el patio grande de la iglesia. Las señoras – de la iglesia – tenían las liturgias preparadas y los hombres ya disponían la leña para el asado a la estaca”.Esa inmensa visión de esos momentos lejanos y cercanos a la vez continúan como un ritual, “luego de la misa, empezaron a sonar los instrumentos con polkas, chotis y tarantelas; los músicos muy elegantes, sentados en un semicírculo empezaban la fiesta; por supuesto que no podía faltar un buen trago para relajar el alma musiquera”.Proponiendo ese impecable juego, “la gurisada con un entusiasmo formidable corría por todos lados; los juegos estaban organizados y la diversión recién empezaba: Juego de bochas, carreras de embolsados, la carrera del huevo en la cuchara, el palo enjabonado, el emboque de pelotas en el cesto, las manzanas en el hilo, el tumba latas, el reviente de globos con la cola, los caramelos en la harina y por supuesto la tradicional pescadita. Todo formaba el parque de diversiones ideal, el sueño de cada año; ¡era majestuoso!”. Hoy vuelven esos momentos junto a la murga y sus grandes artistas.





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