POSADAS y CERRO AZUL. Tres meses después de la infortunada siesta del 8 de febrero, es desesperante todavía la situación de la familia Majoñka, constituida por colonos de Cerro Azul, quienes lo perdieron todo en un incendio. En estos días, con la llegada de algunas lluvias y el frío otoñal, la situación se agrava todavía más; mientras tanto las promesas de reconstruirles la casa y donarles las herramientas indispensables para trabajar siguen sin cumplirse. “Nos ilusionaron con el compromiso de devolvernos una casa digna y también con una heladera que es indispensable para conservar nuestros productos, pero no han cumplido. Nos queda la esperanza de que no nos hayan olvidado; sin embargo la angustia nos gana día a día”, dijo a PRIMERA EDICIÓN una desmoralizada Dora Beatriz Rodríguez, pequeña productora agrícola quien se gana la vida junto a su esposo Juan Carlos Majoñka con lo que logran vender en el puesto de verduras en la feria franca de la chacra 32-33. Tienen cinco hijos, el menor de los niños tiene un año y la mayor 16. Además esta última atraviesa un estado de salud delicado y requiere pronta intervención en la cual los médicos deben extirparle un tumor en la cabeza. De mal en peorPor el momento, la economía familiar no va nada bien porque “sobre llovido mojado”, la copiosa tormenta del domingo último les jugó en contra a los colonos y las ventas en la feria fueron nulas. “Cobro una pensión del Estado y con eso vamos tirando, sino ya no sé cómo estaríamos”, contó Dora con amargura. Según dijo a este diario cree que la solidaridad tan propia de los misioneros está frenada después de que circularon falsos rumores de que “ya recibimos toda la ayuda municipal para salir del aprieto”.“A mis oídos llegaron algunos comentarios de que supuestamente ya nos dieron una casa y también la heladera que nos prometió la Federación (de Ferias Francas) para conservar nuestros productos para la venta; sin embargo no es así. Por eso es que acudimos a la solidaridad que siempre ha sabido demostrar la familia misionera; cualquier donación es bienvenida, porque lo perdimos todo”, insistió la mujer. PRIMERA EDICIÓN buscó corroborar la información con el vicepresidente de las Ferias Francas de Misiones, José Villasanti, quien señaló que “ya tenemos un freezer para ellos, pero como nos vemos solamente en la feria, que es un día que todos queremos vender, por ahí se nos pasó, pero en estos días lo vamos a entregar”, aseguró.“Me angustié mucho cuando me contaron que corrió un comentario de que supuestamente vendemos o escondemos los muebles y otras cosas que nos donaron. Nosotros no estamos locos para hacer semejante cosa, somos gente de trabajo y la mala situación en la que estamos es real”.De su parte, el jefe de hogar Juan Majoñka explicó “con los cortes de madera que nos trajeron después del incendio logramos cerrar un garaje y ahí estamos metidos los siete. Estamos todos enfermos por culpa de la humedad, porque no tenemos piso y la habitación precaria en la que estamos tampoco tiene cerramientos. Este fin de semana lo pasamos realmente mal”. Hay que recordar que a días del siniestro la Comuna de Cerro Azul se había comprometido en construirle la vivienda, pero hace falta mano de obra especializada en madera y el tiempo apremia ya que llega el invierno y se están hospedando en un precario galpón que utilizaban para guardar sus cosechas.La tragediaEn una desdichada siesta de febrero, en un voraz incendio, una familia de Cerro Azul daba “gracias a la vida” porque habían perdido la casa, los muebles y todas las pertenencias que habían podido comprar con mucho sacrificio; no obstante habían salido ilesos y lo era todo. Si bien, inmediatamente recibieron muchas muestras de solidaridad, y hubo mucha gente que se movilizó para ayudarlos a salir del trance, los Majoñka todavía están viviendo en un galpón que no está completamente cerrado, carece de cielorraso y no cuentan con los medios propios para volver a construir la vivienda. Con algunas chapas que les había donado el Municipio, más otros recursos que sus conocidos y amigos les acercaron, el jefe de familia, (quien desde hace años que comercializa sus productos de la chacra en la feria franca de la chacra 32-33), cerró precariamente el galpón y espera con fe que la “situación se revierta, tener un respiro económico y conseguir los muebles porque los roperos se calcinaron y ponemos la mesa en lo que quedó de las tablas calcinadas”, graficó Dora Beatriz Rodríguez. Por último la mujer proporcionó su número celular a donde las personas de buena voluntad podrán dirigirse para brindar ayuda: 154822574. En cualquier caso insistió con que espera que el Municipio de Cerro Azul cumpla con la promesa de la casa: “Nos urge para vivir dignamente”, dijo.




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