POSADAS. En algunos sectores de la sociedad hay una mirada crítica hacia los planes sociales y contra el gobierno que los otorga porque “se pierde la cultura del trabajo”; “se fomenta la vagancia”; o hasta “se embarazan para cobrar la plata”, como dijo alguna vez el humorista, Miguel del Sel, ahora candidato a gobernador de Santa Fe por el macrismo.Otros opinan diferente. Más cerca del “concepto K” que tiene este gobierno nacional, que los planes sociales sirven para brindar una oportunidad de salir de la pobreza a la gente que no pudo estudiar, que viene de familias muy pobres o que directamente no tiene otra ayuda que el Estado, como es el caso de los pensionados o los jubilados que no aportaron porque trabajaron toda su vida en negro.Pero, en un año electoral donde se definen presidente, gobernadores e intendentes, emerge otro punto de vista que se mete en el medio de la discusión: ¿son los planes sociales votos cautivos? Puede ser que sí. O tal vez no.Lo cierto es que “la década ganada” no ha alcanzado a muchas familias en la tierra colorada; y en el caso de Misiones casi la mitad de la población recibe algún tipo de asistencia para vivir o subsistir.Los gobiernos nacional, provincial y municipales inventan cada vez más mecanismos de planes, programas o asistencia para evitar que la precarización de sus pobladores se profundice.La inflación devora los ingresos y algunos rubros de la economía que generan mano de obra están funcionando a menos de media máquina, como la forestación, la construcción y la exportación de los productos primarios de las economías regionales.Los datos fueron brindados por el propio gobernador en su discurso del 1 de mayo, donde el mismo funcionario reveló que casi la mitad de los misioneros recibe ayuda de la Nación (la gran mayoría) y también de la provincia.Ahí el mandatario fue cuando afirmó que “antes, hablar de políticas sociales era sinónimo de hablar de beneficios y dadivas que el poderoso de turno asignaba a su discreción a quienes serían sus beneficiarios elegidos, en cambio hoy se ha cambiado el paradigma de beneficiarios a titulares de derechos”, buscó justificarse, sin explicar cómo hará para transformar en obra al asistencialismo.Los datos de la asistencia•Asignación Universal por Hijo: beneficia a cerca de 143 mil niños misioneros, que significa un ingreso para las familias más necesitadas en alimentación, la educación, y la salud de sus hijos.•El Plan Progresar: asiste a jóvenes que se encuentran en el sistema educativo. Hoy más de 25 mil misioneros se benefician con esta política.•Pensiones: la tercera edad y quienes padecen alguna discapacidad están contenidos en más de 120 mil pensiones y beneficios de moratorias previsionales que hoy están vigentes; estos programas cubren a más del 97% de los adultos mayores de Misiones.Si a esto le sumamos los más de 3.500 misioneros que forman parte del programa Argentina Trabaja y Ellas Hacen, las más de 5.400 pensiones provinciales, las más de 2 mil jubilaciones de Amas de Casa; y si le agregamos los cerca de 3 mil puestos de trabajo generados con las agrupaciones sociales, podemos concluir que alrededor de 320 mil misioneros tienen un ingreso mensual fruto de un programa social. Más de un cuarto de la población provincial goza del beneficio de ser titular de un derecho social concreto.Refuerzo alimentarioAdemás, el Estado refuerza la canasta alimentaria de 163 mil misioneros con distintos criterios de tarjeta alimentaria. También, todos los años (aunque no precisamente en tiempo necesario) se destina un poco de dinero en la interzafra yerbatera otorgando además módulos alimenticios por cerca de 30 millones de pesos a los tareferos de Misiones.Otro de los números revelados en la sesión de la Legislatura fue que “más de 44 mil misioneros tienen su situación tributaria y previsional regularizada a través del Monotributo Social, entre ellos feriantes, tareferos, tabacaleros, miembros del programa Hecho en Misiones. “Individualmente o agrupados hay más de 6 mil inscriptos en la Red de Emprendedores de Misiones. Para esta gestión se entregaron 3.448 microcréditos” indicó el mandatario renovador.El “Programa Promujer” también ha beneficiado con créditos del Banco de la Mujer a más de 1.300 créditos para emprendedoras.A los integrantes de comunidades guaraníes se le reemplazó la entrega directa de comida por la titularidad de una tarjeta para fortalecimiento alimentario, que les otorga 600 pesos por mes a más de 2 mil familias, impactando en una población de casi 9 mil guaraníes.Además, cada familia recibe 250 pesos adicionales por cada niño menor de 2 años, dando cobertura hoy a 800 bebes y niños. Y otro incentivo de 400 pesos mensuales a los chicos que asisten a la secundaria y 600 pesos a quienes van a nivel terciario.Hay otros programas como madres de siete o más hijos, pensiones graciables, los planes REPRO, planes Más y Mejor Trabajo, los seguros de desempleo, la asistencia que se brinda a través de los comedores barriales, los merenderos, los Tickets Alimentarios, el Plan Mamá, los planes Techo y Cucheta; y las asignaciones y pensiones a amas de casa.Generadores dormidosDesde hace años, el Gobierno provincial destina millonarios presupuestos para el Parque Industrial de Posadas (PIP) y el nuevo puerto posadeño. Ambos, desde hace meses estan parados, sin señales de que prontamente se “despertarán” del largo letargo en que los dejó el oficialismo.Se podrían convertir en importantes generadores de puestos de trabajo directos e indirectos, para sostener la cultura del trabajo y convertir asistencialismo en premio al esfuerzo.En el caso del Parque Industrial, a un año de haberse inaugurado con más de 100 millones de pesos de inversión pública; alguien pensaría que el mismo estaría abundante de actividad, repleto de empresas funcionando a pleno, con miles de obreros trabajando y un tránsito colapsado por el movimiento de camiones cargados con la producción que sale hacia diferentes puntos del país.Sin embargo, el panorama es desolador, las instalaciones lucen abandonadas y prácticamente sin actividad. Uno que otro vehículo entra o sale cada tanto, rompiendo la monotonía del lugar y corriendo del camino a las vacas, que recorren los alrededores del edificio buscando los pastos más tiernos para comer.El gobernador Maurice Closs y la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, convocaron a un acto de inauguración el 10 de enero de 2014. Con bombos y platillos se anunció que en ese momento ya estaban tres empresas radicadas y trabajando en el lugar: Duomo, Carlos Enriquez y Saceimpianti. Se dijo que estaban construyendo sus sedes para producir. Sin embargo, hasta el d&
amp;iacute;a de hoy, ninguna de las tres se encuentra funcionando a pleno allí. “Otras 19 firmas están en proceso de instalación con diferentes grados de avance. El Parque Industrial Posadas tendrá espacios para la producción de alimentos, la construcción, actividades metalúrgicas, industrias del mueble y la madera, químicas y plásticas y la industria naval de pequeño y mediano porte, además de oficinas de proveedores”, se indicaba en forma grandilocuente en aquel momento.Transcurrió todo el año 2014 y no se registró ningún grado de avance.





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