POSADAS. Cansados de vivir “con el corazón en la boca”, un grupo de vecinos del barrio Villa Urquiza, asentados en los alrededores de tres boliches ubicados entre Estado de Israel, la avenida Cabred y Maipú, formularon una queja pública por las “constantes peleas de los jóvenes a la salida de los locales nocturnos”.“Falta control: control de la policía por los casos de inseguridad y control del tránsito, porque muchos salen borrachos de los locales y circulan en auto por la zona a alta velocidad”, planteó Clara Gómez, quien vive en las inmediaciones de Cabred a metros de la avenida Uruguay y aseguró a este diario que “los fines de semana ya no tengo paz”.Según la mujer, residente en la zona desde hace más de 35 años, “soy una testigo permanente de las agarradas a trompadas, a palos y a pedradas de jóvenes. A veces es en la misma cuadra de los locales, pero como algunos cuentan con seguridad particular, los ataques entre ellos ocurren en esquinas más lejanas, en las paradas de colectivos o dentro de las unidades del transporte urbano”.Consultado por PRIMERA EDICIÓN, el empresario bailable Jimmy López se mostró sorprendido y explicó que “hay que tener en cuenta que hay como mínimo tres boliches y unos cuantos bares en toda esta zona, por avenida Uruguay desde Félix Aguirre hasta Maipú, donde a la salida los jóvenes convergen a la misma hora en las mismas paradas de colectivo”.“Yo desconozco los casos, pero sí puedo asegurar que en los alrededores de mi local no pasa nada. Hemos contratado patrulleros y personal uniformado controlando dentro y fuera; hace años que ya no tenemos quejas de los vecinos. Ni los del costado, que serían quienes podrían estar más molestos por el movimiento de los fines de semana y sin embargo nunca nos manifestaron que existan problemas”, especificó en diálogo telefónico. Finalmente, el empresario analizó: “Peleas hay como hay en todos los boliches, hemos oído casos de grescas siempre, e incluso en dos de ellos de la zona céntrica, dos jóvenes perdieron la vida hace algunos años. Ninguno de los empresarios estamos exentos, ya que estas cosas ocurren porque son parte de un comportamiento social de la gente y escapan a nuestros recursos”.Ruidos molestos por estéreos y escapes Otra vecina de Villa Urquiza, llamada Mirta, apuntó contra la contaminación sonora: “En el barrio ya no podemos vivir tranquilos los fines de semana: el paso constante de los autos con la música al volumen apto para un boliche, gritos, personas borrachas, escapes de autos y motos… ¿a quién nos vamos a quejar? Ya quedamos como los cascarrabias, miles de veces denunciamos y ya no nos hacen caso”, expresó.Según la mujer, además de tener que soportar la “música tan alta que uno tiene que cerrar (las ventanas), hay que ser testigo también de los ataques entre ellos (por los clientes de los locales nocturnos), quienes salen borrachos y sí o sí hay una pelea en la calle, se agreden cuando salen”, sostuvo.Mirta se quejó de que arrancan las baldosas de las veredas para pegarse. “Buscan causar daños graves. Estamos desesperados, pedimos como mínimo que refuercen los controles de tránsito y de alcoholemia, porque muchos salen de los boliches en auto, borrachos en horas de la madrugada y a toda velocidad”. “Medidas preventivas”El jefe de la comisaría Tercera de la Policía, Carlos Cubas, explicó que toda la zona es permanentemente monitoreada con controles “que consisten en dos cuestiones: control de tránsito y policial” y que “permanecen toda la noche dentro y fuera de los locales”.“Se hacen con personal del Comando Radioeléctrico, de la comisaría Tercera y con los policías que realizan tareas adicionales. En nuestra comisaría hay muy pocas denuncias justamente por cómo están organizados con respecto a la seguridad”, aseguró. “Es más, cuando se registran incidentes no se espera a que llegue a mayores: se toman las precauciones del caso y, si fuera necesario, se los aloja en la comisaría hasta que recuperen su estado de sobriedad en caso de que hayan ingerido exceso de alcohol. No podemos decir que estos casos sean habituales, pero hay que tener en cuenta que son varios boliches que están abiertos todos los fines de semana todo el año y alguna cosa ocurre, que a veces puede ser fin de semana de por medio o cada dos fines de semana, con distintos inconvenientes”.“De todas formas, se trabaja de forma preventiva y, ni bien se detectan personas que muestran actitudes agresivas, se les habla hasta que ya no hay manera de contenerlos y se los demora; pero no son los casos habituales”, insistió Cubas.





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