JERUSALÉN, Israel (AFP-NA). Las autoridades de Israel trataban de calmar la cólera de los israelíes de origen etíope, después de las grandes manifestaciones de esta comunidad el fin de semana para denunciar el racismo y la discriminación que sufren en el Estado hebreo.“Debemos estar unidos frente al fenómeno del racismo, denunciarlo y erradicarlo”, afirmó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, citado en un comunicado de su gabinete, tras reunirse con principales representantes de esta comunidad durante más de tres horas. El jefe de Gobierno israelí decidió asimismo crear una comisión ministerial para abordar los problemas de integración a los que se enfrentan los israelíes de origen etíope en los ámbitos de la educación, la vivienda, o el empleo. Por su parte, el presidente Reuven Rivlin admitió “errores” del Estado hebreo hacia esta comunidad.Más de sesenta policías y manifestantes resultaron heridos el domingo por la noche, según un nuevo balance de la policía, durante una manifestación que derivó en enfrentamientos. Los manifestantes lanzaron piedras, botellas, volcaron un coche de policía e intentaron, en vano, atacar locales del Ayuntamiento.La policía montada cargó contra ellos arrojando granadas aturdidoras y cañones de agua.La manifestación congregó a 10.000 personas según la prensa y unas 3.000 en estimaciones de la policía, tres días después de una marcha en Jerusalén, que también terminó con incidentes cerca de la residencia del primer ministro.“Herida abierta”Según la Asociación Israelí de los Judíos Etíopes, sus ingresos son un 40% más bajos que los de la media de la población. “La explosión de violencia del domingo no se debe únicamente a la violencia policial, expresa también un sentimiento de cólera contra la discriminación”, explicó Hagit Hovav, miembro de la asociación. Wonde Akale, director general de las organizaciones de personas originarias de Etiopía en Israel, habló también de un “hartazgo general”.





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