EL SOBERBIO. Los días en la Escuela Provincial de Educación Técnica 39 de esta ciudad no son muy diferentes a los de cualquier otra institución similar. Suena el timbre, los chicos ingresan, los profesores toman lista y se inician lentamente en sus actividades cotidianas: algunos dan historia, otros matemática y algún curso comienza las tareas en el taller. Lo que hace a la Epet 39 diferente es que, sin edificio propio, todo lo hace en un salón creado para los posibles evacuados tras inundaciones del río Uruguay.Una medida paliativa. Pasa que la institución fue creada hace tres años y, a falta de edificio propio, desde la Comuna le dieron en calidad de préstamo un amplio salón creado con la intención de albergar a eventuales evacuados. Alumnos, docentes y personal directivo, agradecieron el préstamo e hicieron propio el lugar: le dieron la impronta característica de una escuela, con machimbres improvisaron paredes y dividieron el salón en cursos y talleres. Lo hicieron confiados en la promesa que le habían hecho: que pronto podrían mudarse a su propio edificio.Pero a las palabras se las lleva el viento y, tres años después continúan a la espera. Cansados, decidieron hacer público su reclamo. “Hace tres años que estamos en este salón que tiene 8×20 y que hemos dividido como pudimos. Tenemos una matrícula de 102 alumnos y mucha demanda, pero como no tenemos más lugar, tuvimos que cortar la inscripción de los chicos y muchos no tuvieron lugar”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN, el director de la institución Sergio Vallejos.No sólo eso, el mismo director debió mudar su dirección a una carpa en el patio. “Necesitábamos más espacio para la biblioteca y para poner un kiosco, porque los chicos tenían que salir afuera a comprar cosas en los recreos, entonces, no quedó otra que mudar la dirección a una carpa en el patio”, relató el directivo.La misma es una carpa tipo iglú, fácil de armar y desarmar. Cuando el directivo llega, la instala en el patio, con la mirada siempre al cielo para saber qué deparará el clima. “La desarmo cuando termina mi jornada de trabajo, pero durante el día todas las actividades inherentes a la dirección se realizan allí. Por ejemplo, el lunes van a entregar las netbooks del plan Conectar Igualdad y la dirección está en la carpa. Cuando vengan verán nuestra realidad”, contó.Adoptó esta medida para que el Estado reconozca la grave situación que viven y les ceda un terreno para la construcción de un edificio propio. “Hemos pedido y elevado notas al Concejo Deliberante muchas veces y siempre con el mismo pedido, pero no tuvimos respuestas. El Consejo General de Educación puede construirnos la escuela, pero necesita un terreno que nos debe ceder la Municipalidad local”, afirmó.El problema del poco espacioComo es una escuela que tiene sólo tres años, pudo encontrar la manera de aprovechar los espacios y los turnos. “Primer y tercer año dan clases a la mañana, mientras segundo está en taller y viceversa”, explico Vallejos, pero agregó “suele pasar que los chicos trabajan en taller con sierras, o elementos que hacen mucho ruido, y tengo que pedirle al profesor que espere a que el docente que dicta historia al lado termine su explicación porque no se escucha. Una vez que finaliza, le digo que continúe”. Incluso, el pasado viernes, los chicos trabajaron sobre conexiones eléctricas y las clases de consulta, se dieron en la carpa donde está la dirección. “Los chicos entraban y miraban para todos lados y no entendían mucho, pero es la realidad que nos toca, no queda otra”, explicó el docente. Una luz de esperanzaEn medio de la desesperación por las consecuencias de las inundaciones, surgió una posibilidad que desde la comunidad educativa de la Epet 39 vieron como luz al final del túnel. Resulta que, como una solución a la situación climática, la Municipalidad local compró 18 hectáreas para construir viviendas y sacar, de una buena vez, a la gente de la vera del intimidante río. A sus oídos llegaron que, entre todos esos lotes, el número 13 estaba destinado a la Epet 39. “No habían dicho que uno de ellos iba a ser para la escuela técnica pero no hay ni un pronunciamiento oficial acerca de que eso sea real”, manifestó Vallejos. Así fue que dijeron basta y a sabiendas del año electoral que se desanda, decidieron hacer algo al respecto. “Necesitamos que nos escuchen, fue así que en asamblea con los padres decidimos juntar firmas para elevar las mismas al intendente “Jair” Pereira. Esta medida no es contra él, buscamos que ese petitorio con el aval de mil firmas sea una herramienta política que él pueda presentar a las autoridades provinciales para que sepan que hay una comunidad educativa que necesita una escuela”, sintetizó el director Vallejos.Así fue que, durante la semana pasada, comenzaron con la junta de firmas. “En un principio aspirábamos a alcanzar alrededor de 500, pero cuando el caso comenzó a alcanzar notoriedad pública, se acercó a firmar mucha más gente, incluso personas que no conocíamos, y alcanzamos un total de 1.000 firmas. Este petitorio vamos a presentar el lunes (mañana) al intendente, al Concejo Deliberante y mediante la Supervisión Escolar, buscaremos que llegue al ministro de Educación, Luis Jacobo”, indicó el director de la institución. El petitorio que presentarán será claro y preciso, con un solo pedido: “un edificio para la escuela, que ellos solucionen esta situación a través del organismo que les parezca: el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (Inet), el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) o el que sea. Nosotros buscamos que nuestro pedido tenga una respuesta pronto y por escrito. Así, en la próxima asamblea con los padres -organizadas cada dos semanas- pueda decirles que ‘tal’ lote está destinado a la escuela y que la construcción se iniciará en ‘tal’ fecha”, finalizó Vallejos.





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