Me encuentro en uno de esos momentos en que nada afluye en mí, es decir totalmente vacío de algún tema, mi terapia a esos momentos es salir, dejarme llevar nada más.Recorro las calles sin atención alguna, miro las vidrieras y relojeo algunas publicaciones en esas revisterías que son atendidas por duendes, es decir, personas amables, siempre sonrientes, atentas.Hablar de esas personas quizá me haga salir de este estado de pescador sin caña. Entre estos duendes puedo poner sin duda alguna, ni retaceos al gesticulante personaje que una vez conocí, hace ya tiempo en uno de esos bares que sacaban mesas a la calle en horario matutino.Los sábados a la mañana, yo andaba en un programa de radio sobre tangos en esa época, el que convocaba era el amigo de luenga barba negra, caja de cigarrillos Moore tipo carpeta, siempre de humor de perros, puteando a todo el Gobierno de turno, haciéndose calentar el café a cada instante por el atento mozo que servía su mesa.Para él, esto era su más bello acto, mandar, ordenar a alguien que lo atendiera. Si no estaba en el bar sobre la Bolívar se ausentaba hacia otro más alejado, en la calle Félix de Azara en una galería comercial.Allí repetía su acto de siempre y se reía a solas, su profesión de entomólogo lo había llevado a ser empleado público en un tiempo, en el laboratorio de exámenes bacteriológicos de agua potable, junto a otros que en ese tiempo se acostumbraba a utilizar los guardapolvos inmaculadamente blancos.Al observar las mesas de los bares hoy no veo personaje alguno, salvo el Tano -claro-, último reflejo de la bohemia salvadora en estas calles con luces de neón.Siempre tenía un comentario agrio al recibirte. ¡Nunca pasara una monja o algún representante de la curia cerca! Se debatía en cavilaciones muy agrestes sobre estos personajes.Caminaba con cierta renguera haciendo más saliente su figura con barba, sus cigarrillos, el paso casi lento, usaba zapatones gruesos y la carpeta en forma de caja de cigarrillos importados.De campera casi siempre sea la temporada que sea, de esas de nylon color negro o gris dependía de su ánimo. A mis letras las leía, le gustaba la poesía. Siempre tenía alguna mujer cerca de la mesa y decía a su vecina ocasional “El señor es poeta”, y le alargaba uno de mis trípticos como obsequio. El Tano es un buen amigo que se quedó en las calles de esta ciudad con paseos y luces de neón, me lo encuentro a veces en mis salidas de sábado inglés, si no está parado en la esquina del súper, frente al kiosco de revistas, está en la barra del bar de los galaicos asturianos, degustando un café y leyendo el periódico. Su voz es fuerte con eco de cigarrillos, y siempre está entusiasta a pesar de que me dice, “¡estoy en la lona!”“Siempre hablan y prometen pero nada mi viejo”, dice y gesticula con sus manos grandes y sus dedos de dibujante de tablero. Mel Ferreira • Viajero consuetudinario. Miembro de honor de “Todas las sangres” – Lima , Perú. • Técnico en Sanidad Ambiental. Nació en Posadas, Misiones, el 20 de diciembre de 1946. Su nombre real es Miguel Ángel Ferreira. Miembro Fundador de Naciones Unidas de las Letras (Bogotá, Colombia 2011). Recibió la Medalla de Plata “Creadores Argentinos” de Editorial de los 4 Vientos (2008 – 2009; (Aranduroga 2007); Distinción Senado de la Nación Medalla y Diploma (2014). Mención de Honor, Récord Internacional de Poesía (Bogotá, 2011). Expositor Stand UDA Feria del Libro CABA 2007, 12, 13. 3er. premio Poesía Encuentro Internacional. Tucumán 2007.Vencejo de Plata Encuentro Internacional-Puerto Iguazú. 2008. Invitado a la Feria del Libro 2015, Encuentro de Escritores Jujuy 2015. Orfebres de Letras Antología. Goya 2011. Buenos Aires Hora Tango. Dueto Con Víctor Valledor. Buenos Aires 2005.





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