POSADAS y ELDORADO. Mientras los ojos del mundo observan con especial atención al narcotráfico y estigmatiza a jóvenes y adolescentes sobre el consumo de sustancias duras, hay una droga más silenciosa y legal que amenaza de manera fehaciente a la juventud: el alcohol. El mismo que se consigue en todos los locales y que, pese a las legislaciones vigentes y a honradas excepciones, se vende a todo aquel que lo requiera. En Misiones la situación es alarmante y más allá del hecho en sí, preocupa una sociedad donde el consumo está naturalizado. Eso quedó claro durante la jornada organizada por la Subsecretaría de Prevención de Adicciones y Control de Drogas donde presentó los resultados de la encuesta 2013 a estudiantes de nivel medio sobre consumo de sustancias psicoactivas, que realiza en forma anual el Observatorio Provincial de Drogas de Salud Pública. Dicha encuesta abarcó las localidades de Posadas, Puerto Iguazú, Oberá, Jardín América, Eldorado y San Vicente y brindó datos que alarmaron a propios y extraños. “Esta es una problemática que preocupa cada día más. Entonces, desde diferentes áreas del gobierno provincial se realizan acciones, pero estas se potencian mucho más si trabajamos unidos y hacemos sinergia entre todos los espacios. Es la preocupación de varios de los intendentes de la provincia porque es una problemática instalada”, aseguró el ministro de Salud Pública, Oscar Herrera Ahuad. En dicha ocasión se reunieron jefes comunales de diferentes localidades con la intención de determinar cuáles serán las acciones a seguir y las estrategias para afrontar la situación. “La responsabilidad por la problemática de las adicciones es tan compleja, es por eso que nos remitimos a todos los sectores que involucra, tanto la parte individual como la social”, destacó la subsecretaria de Prevención de Adicciones, Mariela Aguirre.Una situación alarmanteLos números que brinda la encuesta sorprenden. En Misiones, el primer contacto con las bebidas alcohólicas se da cada vez a menor edad. En Posadas, un 24% de los chicos probaron bebidas alcohólicas antes de los 13 años, y el más chico lo hizo a los 8. Lo sorpresivo, más allá del número en sí, es aquello que indica que el alcohol se lo brindan los propios padres o alguien del entorno familiar. En Jardín América el número de niños que consumen alcohol antes de los 13 años se eleva al 35%, donde el menor también tiene 8 años. Pero es en Eldorado donde los números alcanzan un tinte aún más preocupante. El inicio de consumo de alcohol por debajo de los 13 años representa un 22.51%, pero de ese número, el 1,21% de los niños tiene cinco años. “Esto vuelve a darnos noticias de cómo se está naturalizando el tema del consumo. Estamos hablando de niños que no tienen un sistema digestivo ni fisiológico ni nervioso desarrollado y donde esta ingesta puede ser letal, porque el organismo no está preparado para poder procesar el alcohol”, indicó Aguirre, licenciada en psicología. Lo más preocupante de todo es que los jóvenes consumen, pero ni siquiera valoran que lo que hacen está mal. “El 38,72% consideró que no es grave tomar bebidas alcohólicas alguna vez; el 43,93 % considera que es poco grave y que es nada grave, un 4 %. El 20% de los jóvenes considera que es grave hacerlo”, indicó Aguirre y agregó “tomamos este indicador por el grado de recepción, por la tolerancia y la aceptación que tenemos en nuestra sociedad con respecto al consumo de alcohol. Tanto es así, que se equiparó el tema del consumo, lo que antes era propiedad de los varones, ahora también ha llegado a las mujeres”. Otras sustanciasEl alcohol es una droga legal y que preocupa por su fácil acceso. La encuesta, realizada en el 2013, consultaba a los estudiantes cuántos de ellos habían consumido alcohol en los últimos 30 días, “el 89 % de los jóvenes posadeños admitió haberlo hecho”, aseguró Aguirre. “En Oberá, lo hizo el 85 %; en Iguazú el 89 %, en Jardín América el 90 %, en Montecarlo el 82 %, mismo número que en Eldorado, y un 83 % en la ciudad de San Vicente. “Lo llamativo de estos números es la naturalización que tienen estos jóvenes adolescentes que están en quinto año, y la familiaridad con la sustancia”, indicó Aguirre. En segundo lugar de las sustancias que se consumen, aparece el tabaco y en tercer lugar, los tranquilizantes. “No es casual el orden que tienen estas sustancias, está relacionado a que son drogas legales y de fácil acceso. Esto está, de alguna manera, naturalizado y no hay ningún tipo de resistencia o impedimento para su consumo. En cuarto lugar aparece el uso de estimulantes y, por último, las drogas ilegales”, explicó Aguirre quien aclaró que “no le restamos importancia a los otros consumos. Sólo que al ser el alcohol una droga legal y de fácil acceso, es lógico que nos preocupe mucho más”.Según la profesional, el nivel de consumo de esa franja etaria, en relación al año anterior, se mantiene. “Lo que disminuye es la edad de inicio del consumo, lo que nos representa otro problemas más”, señaló.“Esta encuesta tiene una serie de preguntas y de items que no sólo brindan información exhaustiva sobre el consumo, sino también aportan información familiar, de la escolaridad, de la relación que tiene con su familia, de la accesibilidad. Información que permite contextualizar a esta persona. Lo que hay que destacar de esto, es que esta es nuestra población de jóvenes escolarizados y la relación que tienen con el consumo de estas sustancias dan como resultado un porcentaje alto sobre el que hay que trabajar”, indicó Aguirre.La tarea de ahora en adelanteTras la exposición de los datos revelados por la encuesta, el ministro Oscar Herrera Ahuad instó a que todas las áreas de salud trabajen en conjunto con la finalidad de generar, en un plazo de un mes o mes y medio, un plan de trabajo para afrontar esta problemática creciente. “Queremos trabajar sobre el individuo para que se fortalezca y no caiga nuevamente en el consumo como una salida para los diferentes problemas que pueda tener en su vida”, finalizaron. Una visión que estigmatizaMariela Aguirre, licenciada en psicología, explicó que “las adicciones son los parches dentro de una sociedad. Cuando hay fisuras, ya sea por falta de co
municación, trabajo u oportunidades que no se resuelven con una estrategia, actúan como grietas donde las adicciones vienen a parchar y a dar respuesta. Además, desde la sociedad se ve a la persona que consume o al adicto, con toda la carga negativa: es el ladrón, el sinverguenza, el ‘drogón’. Con todos estos estigmas los condenamos. Tenemos que pensar que el adicto es resultado de una serie de fenómenos sociales”, explicó.Para finalizar agregó que “cambiar la mirada es un gran desafío. Siempre está asociado a una cuestión estigmatizante, y en realidad, cuando alguien presenta esta patología, es responsabilidad nuestra, de la sociedad, de poder hacernos cargo de ellos, porque son sufrientes”.





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