POSADAS. Misiones es una provincia turística por excelencia. Su clima, flora y fauna la posicionan como uno de los destinos más apetecibles por los viajeros del mundo. Sin embargo, todo aquello que la hace única corre el serio riesgo de desaparecer: la acelerada transformación de los espacios naturales y la caza furtiva ponen en peligro a especies autóctonas y los números son alarmantes.El latente peligro de la extinción es una problemática sobre la cual debe preocuparse todo el país, porque “en la Argentina hay 84 especies animales en peligro de extinción. Pero de esas 84, 35 se encuentran en Misiones, porque es la provincia más rica en flora y fauna del país por el bioma de la selva subtropical húmeda. De esas 35 especies misioneras en peligro de extinción, 27 se encuentran en el Libro Rojo de las Especies en Peligro de Extinción, una publicación anual de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos”, indicó a PRIMERA EDICIÓN Sergio Páez, licenciado en geografía y docente del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya. Algunas de estas 27 especies descriptas en el Libro Rojo son: el yaguareté, el pato serrucho, el tapir, el tamandua, los tucanes, el yacaré ñato, el yacaré overo. “Animales que el común de la gente ni siquiera conoce”, aseguró Páez. El problema reside en que estos animales tienen una invalorable función en el ecosistema, y su desaparición puede perjudicar a los humanos. “Cada especie y cada uno de los componentes de la naturaleza forman parte del complejo equilibrio ecológico, si se extinguen especies, ese equilibrio se quiebra y comienzan a producirse problemas ambientales. Hay depredadores que cumplen un rol importante y si no están, hay otras especies menores que comienzan a reproducirse y muchas de ellas transmiten enfermedades que pueden llegar a los seres humanos”, explicó Páez y agregó “eventualmente nos va a afectar, porque estamos dentro de esa cadena ambiental. Si matamos o eliminamos a lo que está antes de nosotros, vamos a ser afectados por aquellas otras especies que de alguna u otra manera nos invaden y nos pueden transmitir enfermedades”.Debido al acelerado crecimiento poblacional y la consecuente tala de la selva para áreas de cultivo, zonas que después se transforman en pequeñas colonias, colonias en pueblos, pueblos en ciudades, todo crece a expensas del hábitat natural y de la selva. Pero se tiene que recordar que vivir en un mundo donde sólo haya ciudad es imposible. “Tienen que haber elementos propios de la naturaleza. Hoy en día se habla de que nuestro planeta es un gran espacio geográfico, un espacio transformado y modificado por la acción del hombre, pero más allá de este concepto, todavía dentro de esos espacios geográficos existen áreas naturales como espacios protegidos que hay que seguir manteniendo. Hay que continuar con políticas que tengan que ver con la creación de mayores espacios naturales para una coexistencia ‘pacífica’ entre el hombre y la naturaleza, este binomio tan complejo”, destacó Páez.Razones y soluciones“El tema de la extinción de los animales es un grave y creciente problema, sobre todo en América Latina, donde la principal causa de la disminución de las especies nativas y silvestres, fundamentalmente los animales, tiene que ver con el tráfico de la fauna”, consideró el especialista. Sucede que existen países en el mundo que apuestan a ese “negocio” y que África, Australia y América Latina son las zonas que proveen de vida silvestre y de fauna comercializada en Estados Unidos, Europa, Japón y países árabes. “Se trafican animales como monos, loros, tucanes y se los vende en Europa como especies exóticas y raras. Justamente algunas de las mayores especies que tiene Misiones. Es por eso que nuestra provincia está en el centro de interés y de atención en torno a la protección de la fauna, porque es un recurso importante y patrimonio de los misioneros”, señaló.El camino para encontrar una solución no es sencillo, al contrario, es sumamente complejo y requiere de una serie de actores que deben tener como prioridad exclusiva el cuidado de la fauna misionera. “Tiene que ser un tema prioritario de la agenda y una política de Estado, sobre todo una provincia donde se vende el turismo y la naturaleza. Seamos coherentes con la oferta y que se convierta en una verdadera política de Estado. Sobre todo la protección de los animales, porque forman parte del patrimonio natural de los misioneros y de todos los argentinos, porque Misiones es la provincia más rica en materia de biodiversidad de la Argentina”, sintetizó Páez.Que el Estado, a través del Ministerio de Ecología de la provincia, haga un control efectivo de la situación sería la primera tarea. “Muchas veces no se controla, y hay que hacer un inventario y un registro efectivo. Además de que hay que patrullar de seguido todas las áreas protegidas para cuidar nuestro patrimonio. En ese sentido considero algo positivo que permitan a los guardaparques portar armas (ver aparte)”, señaló Páez.En segundo lugar, hay que crear mayor conciencia ambiental. “Creo que las escuelas y los profesores cumplimos un rol fundamental para poder crear conciencia ambiental en los futuros ciudadanos. Es a través de materias como geografía, biología y formación ética y ciudadana, claves y centrales para poder trabajar con todas estas problemáticas”.La clasificación del “Libro Rojo”Como dato escalofriante, Misiones tiene una especie autóctona en cada una de las clasificaciones del Libro Rojo. “En primer lugar están las especies extinguidas. En nuestra provincia, el ejemplo es el guacamayo rojo y el guacamayo violáceo. No hay registros de guacamayos en Misiones, cuando a mitad del siglo XX, ambos habitaban incluso la zona sur de la provincia: Concepción, parte de Capital, Candelaria. Hoy no hay registros, ni siquiera en reservas o parques nacionales”, explicó Páez.Dentro de las especies en peligro de extinción, el yaguareté es una de las especies que más preocupa. “En Misiones es monumento natural. Por suerte la población del yaguareté ha aumentado, se contabilizaron 80, de igual manera son pocos y hay que trabajar para protegerlos”. La otra clasificación es de las especies raras “porque son pocas, el ejemplo misionero es el pato serrucho, con muy pocas especies porque su hábitat natural -que era toda la cuenca del Uruguaí donde se construyó la represa-, fue sumamente dañado. La represa impactó negativam
ente y muchos patos serruchos emigraron hacia Brasil. Después, están las vulnerables. Aquellas especies que de seguir la acelerada transformación de los ambientes pueden desaparecer rápidamente, como por ejemplo, el tucán. Esta insignia del turismo misionero es una especie en peligro de extinción”, aseguró. Para finalizar, Páez remarcó: “Vendemos una provincia con selva y biodiversidad, pero para que sea efectivo tenemos que preservar todo lo que tenga que ver con la flora y la fauna de la misma. Esa es la principal tarea”. Sobre los guardaparques“Que se les permita a los guardaparques portar armas me parece una decisión acertada”, opinó Páez sobre la posibilidad de tener armados a quienes cuidan las áreas naturales que le quedan a la provincia. “No pueden contra los cazadores ilegales armados, que por lo general son brasileños, y se meten a las reservas y hacen desmanes con la fauna. Si el guardaparque no tiene un arma, no puede hacer más que advertirlos o hacerles un acta de infracción, y se necesita más para combatirlos”, cerró.





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