POSADAS. Por cuarta vez, los vecinos del barrio Prosol encontraron sus casas inundadas con líquido y materia fecal. Y si bien los reclamos ya fueron realizados, “a las autoridades, evidentemente, poco les importa”, protestó Ignacio, uno de los residentes afectados. De acuerdo a los vecinos, la causa es el colapso de las cañerías y de la estación elevadora de residuos cloacales ubicada en el barrio Prosol, que en varias oportunidades expulsó líquido y materia fecal a la calle y que ahora, en cuatro oportunidades, afectó viviendas aledañas.La misma historia fue registrada por este medio en julio pasado, cuando PRIMERA EDICIÓN recorrió la zona y comprobó que el lugar se transforma en un foco infeccioso. De este modo, queda al descubierto la falta de compromiso por parte de los órganos reguladores.IndignadosEste diario regresó al mismo barrio y volvió a constatar la contaminación ambiental que deben soportar los vecinos.El último episodio se registró el sábado 11 a las 9, cuando cuatro familias debieron abandonar sus hogares “porque la casa se llenó de materia fecal. Llevé a mis hijos a la casa de los abuelos y llamé a Samsa todo el día, pero no me respondieron hasta que fuimos personalmente. Recién a las 22 llegaron los técnicos y limpiaron las cañerías. Pero para eso me estropeó muebles, alimentos y quedó el olor”, contó indignada Adriana Verdún (33).Lo lamentable, según los vecinos, es que el personal de Samsa acudió con el camión desobstructor y se retiró del lugar sin brindar una solución definitiva al problema. “Nos dijeron que no hay solución, así que va a volver a pasar”, alertó la mujer.Carmen es una comerciante del barrio Prosol. El sábado 11 a las 8 inició la jornada laboral como lo hace de lunes a lunes, pero esa mañana cambiaría su rutina: “Sentí un olor nauseabundo y cuando fuimos al baño vimos que brotaba agua sucia con materia fecal. Fue un horror, pero no quedó ahí. Al cabo de unos minutos la casa estaba llena de materia fecal, se extendió al negocio y salía a la vereda”, relató. Ante esta situación, “me largué a llorar, tomé a mi nieto y me fui a casa de mamá, porque no se podía estar en la casa. No sabíamos qué hacer, cerramos el negocio y tuvimos una pérdida que supera los 30 mil pesos y el lunes no teníamos para pagar a los proveedores”, lamentó. Según los vecinos, el problema se debe posiblemente a que la cañería haya colapsado y, por ende, los residuos cloacales no pueden seguir su curso subterráneo y salen por las cañerías de las casas.“Mi casa se inundó, ese líquido salía por todos lados, hasta llegó a la vereda. Nos desesperamos y fuimos a Samsa, llamamos más de cinco veces y ellos no venían. Tuvimos que ir personalmente, pero no nos dieron solución, nos dijeron que el problema puede pasar de nuevo”, recordó otra vecina de nombre Rocío. “Lo que más me indignó es que me dijeron que no reclamamos, cuando nos cansamos de llamar. Tuvimos que ir hasta la empresa a que nos dieran una respuesta. Cuando nos atienden nos dicen que las reparaciones tienen que ser programadas salvo en caso de emergencias. Me pregunto: ¿esto no es una emergencia?”, puntualizó Adriana Verdún. Estación elevadoraLa estación elevadora de residuos cloacales se encuentra en la intersección de la calle 182 A y avenida 131 (la que hacia el norte de la ruta nacional 12 adopta el nombre de Arturo Jauretche).Ocupa un predio de unos nueve metros de ancho por doce de largo en la esquina de las citadas arterias, rodeado de un muro y, en el frente que da a la avenida 131 (o Jauretche) se puede observar un portón como de cochera o garage. En los últimos meses los vecinos, indignados por la falta de respuestas y soluciones, escribieron en la puerta de la estación: “Zona contaminada. Samsa no invierte, miente, Buitre”.“La estación elevadora es inadmisible, es una bomba biológica. Está abandonada y desguazada por la propia Samsa, se llevaron todo lo que había dentro”, dijo Ignacio.La parada de colectivosSumado a todo ello, en la esquina donde funciona la estación hay una parada de colectivos a la que concurren adultos y niños, quedando expuestos a contraer cualquier tipo de dolencia. “Es un derrame masivo y constante, se desbordan las cloacas y en la parada van niños, adultos que tienen que soportar el olor y la contaminación a las que están expuestos”, finalizó el vecino.





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