POSADAS. La comisaría seccional séptima, que tiene bajo su jurisdicción el cuidado de la seguridad de 80 mil posadeños, cuenta con un solo móvil policial y 34 agentes que deben custodiar todas las chacras de Villa Cabello, gran parte del barrio Santa Rita y zonas casi rurales y alejadas como Nemesio Parma y los parajes aledaños del arroyo Itaembé, en el límite con Corrientes. La carencia de móviles y personal profundizó la ola de inseguridad que padecen los vecinos de la zona Oeste, que el lunes se movilizaron con un “cacerolazo” frente a la dependencia policial en reclamo de una mayor presencia y patrullajes, que evidentemente no están en condiciones de garantizar. Medio centenar de personas de la chacra 149 se organizó a través de grupos de whatsapp y redes sociales para la movilización frente a la comisaría, a la que se sumaron vecinos de las chacras 147, 148 y 150 de Villa Cabello. Ya antes habían llamado la atención de las autoridades policiales mediante notas con decenas de firmas en las que solicitaban exactamente lo mismo: presencia y patrullajes, casi una utopía con un solo móvil en la comisaría. Ayer, personal de la Séptima consultado por PRIMERA EDICIÓN aseguró que, ante la movilización masiva frente a la seccional, la Unidad Regional comprometió “operativos conjuntos” con agentes de otras jurisdicciones para reforzar la seguridad en los complejos habitacionales. Es la única respuesta que, por el momento, recibieron.“Mucha, mucha droga”Temerosos y cuidadosos de preservar su identidad, algunos vecinos accedieron a contar cómo viven diariamente en los edificios de Villa Cabello a raíz del acoso permanente de delincuentes y “patotas” que atormentan al barrio con “arrebatos”, esto es, el “manoteo” de carteras, mochilas y celulares. “El gran problema acá es la droga. Casi todos los arrebatadores son menores, se drogan frente a todos los vecinos y son los dueños de pasillos y espacios verdes. No se salva nadie, pero los más inseguros son los chicos, porque llegan sin sus cositas a la casa porque fueron ‘apretados’ en la entrada”, refirió una de las vecinas del complejo.En la comisaría admitieron que efectivamente es un problema grave el consumo de marihuana y de psicofármacos en Villa Cabello, aunque se excusaron en que la zona que les toca custodiar es demasiado amplia y con problemáticas sociales muy diversas. “Por ahora no detectamos consumo de paco, pero sí marihuana y pastillas”, refirieron. Los residentes de la zona aseguraron que los arrebatadores actúan en grupo (entre dos o más) y amenazan a sus víctimas con cuchillos: “No se puede bajar tranquilo del colectivo, tenemos que acompañar a los chicos y esperarlos en las paradas, nos organizamos por whatsapp para alertarnos entre nosotros, nos cuidamos, pero ni así se puede prevenir nada. Recorrés todo Villa Cabello y no hay un solo policía”. A oscuras y sin respuestas La jurisdicción de la comisaría seccional séptima está delimitada por las avenidas Centenario, Monseñor D’Andrea y Chacabuco hacia el Oeste, incluyendo Nemesio Parma y el límite con Corrientes. Sin dudas, los complejos habitacionales son los más afectados por la inseguridad, en gran medida por la complejidad social y la escasez de medios y personal policial, que convierte a los barrios en verdaderas “zonas liberadas” para las patotas, pero también por la falta de iluminación adecuada en espacios verdes, plazas, paradas de colectivo y pasillos de los edificios en monoblock de Villa Cabello. De hecho, uno de los reclamos más fuertes en el “cacerolazo” estuvo dirigido a la Municipalidad de Posadas y a Electricidad de Misiones (Emsa), “que se tiran la pelota unos a otros y no nos dan ‘ni cinco’ cuando reclamamos que reparen y mantengan el alumbrado público”, según señalaron los vecinos.





Discussion about this post