POSADAS. El médico policial Walter Romero, quien fue el primero en examinar en la escena del crimen el cadáver de Ramona Mercedes Gauto (37), admitió que no se percató de la presencia de la marca o impronta de una zapatilla en la frente de la víctima. Este testimonio fue uno de los más sobresalientes ayer en el marco de la segunda jornada del juicio oral que se le sigue a Jorge Alberto De Jesús (42) como único imputado por el homicidio de la infortunada comerciante, perpetrado el sábado 29 de mayo de 2010 -entre las 15 y las 18- en su departamento ubicado en un edificio del microcentro posadeño. El debate se concretó en el salón de Usos Múltiples del Palacio de Justicia. La referida declaración generó la automática reacción de los integrantes del Tribunal Penal 2, que le pidieron explicaciones al galeno, quien se excusó diciendo que “todo hematoma se produce cuando la persona está en vida. Las lesiones, para quedar marcadas, deben ser vitales, aunque a veces, por una cuestión de tiempo, recién quedan visibles entre tres a seis horas después de producida la muerte. Por una cuestión de gravedad, la sangre se deposita en las zonas donde queda apoyado el cuerpo, y también influye el clima. Por eso mi función es examinar lesiones externas y luego solicito autopsia, donde otros forenses, utilizando mayores medios, logran un fehaciente diagnóstico”. Despejar toda dudaDe alguna manera, los jueces y las partes retomaron lo expuesto durante la primera jornada del juicio, donde uno de los puntos claves fue la impronta de una herida que fue hallada en la frente de la víctima y que era compatible con la suela del calzado deportivo del imputado (el mismo día del hecho y por orden del juez instructor de la causa, Fernando Verón, le incautaron al sospechoso dichas zapatillas). “No sé cómo se me pudo pasar”“Un día después del hecho me sorprendí al ver las placas fotográficas de la Dirección Criminalística, donde se observaba la marca de una impronta similar a la de un calzado de tipo deportivo. No sé cómo pude notar rastros de zapatillas en una mesa de luz y no en la cabeza, no sé cómo se me pudo pasar”, admitió el facultativo, con 21 años de experiencia como forense de la Policía de Misiones. Romero agregó que aquella tarde llegó al departamento de Gauto, ubicado sobre la calle Colón casi Bolívar de Posadas, a las 19.30 aproximadamente. “El cuerpo ya había sido removido y tenía bolsitas de cartón para resguardo en las manos, como indica el protocolo para una búsqueda de muestras genéticas. No pude tomarle la temperatura corpórea por la falta del termómetro, no obstante la examiné”. Tras relatar las múltiples lesiones que presentaba el cadáver en rostro, pechos y extremidades, entre otros, el médico dijo -ante una nueva pregunta de los camaristas- que “es imposible que la impronta de una zapatilla quede sobre un cuerpo cuando ya se produjo el deceso”. Finalmente Romero se refirió a las lesiones que halló en las manos del hijo del imputado, quien en ese entonces tenía quince años: “Eran marcas lineales, en la zona del dorso de una de sus manos”, indicó. Juez destacó el “olfato” del jefe de comisaríaUno de los integrantes del Tribunal Penal 2, el magistrado Roque González, destacó durante el juicio la labor de uno de los primeros efectivos de mayor rango en llegar al lugar. “¿Sabe usted que fue un gran protagonista de la investigación? Su oportuna intervención permitió el secuestro de las zapatillas del imputado, es lo que llamo ‘olfato policial’. Pero cuente cómo sucedió”, dijo el experimentado camarista a quien en ese entonces era jefe de la comisaría Primera, y que ayer declaró ante la audiencia. Se trata del actual comisario Gustavo René González, quien relató que, una vez en la escena, el departamento ‘B’ del tercer piso del edificio ubicado sobre la calle Colón 1.824, donde residía y fue hallado el cuerpo de la víctima, “me entrevisté brevemente con el acusado, quien estaba junto a un hijo adolescente, y luego ingresé al departamento donde estaba la mujer y pude notar pisadas de un calzado tipo deportivo en una repisa de plástico, que estaba rota. Entonces me percaté de que el hombre (por De Jesús), tenía zapatillas similares. Le comenté al juez instructor (Verón), quien de inmediato me dio la orden de secuestrar dichos calzados. Luego se realizaron los cotejos correspondientes, que fueron de interés para la causa”. Fiscal acusó al hijo del imputado de ser un testigo “peinado” Otra declaración que ayer generó expectativa entre los presentes fue la declaración del hijo del acusado, Emilio De Jesús (19), quien tenía quince años al momento del violento fallecimiento de quien era expareja de su padre, Mercedes Gauto (37). No obstante, al culminar su testimonio, el fiscal Alberto Oliva solicitó que conste en actas que el testigo es “hábil”, al considerar que estuvo “peinado”, es decir, teniendo en cuenta la jerga judicial, que sus dichos estuvieron preparados o instruidos por los abogados defensores de Jorge De Jesús (42). El joven, que optó por declarar puesto que tenía pleno derecho por abstenerse -teniendo en cuenta que es familiar del imputado-, dio un pormenorizado relato de las últimas horas que pasó junto a la víctima. De hecho, fue la última persona que, de acuerdo al expediente, la vio con vida. De esta manera contó su recorrido con la víctima -el muchacho pese a su corta edad hacía las veces de chofer de la mujer- por las distintas panaderías propiedad de Gauto y de De Jesús. “Mi mañana comenzó ese sábado a las 10.30. Buscamos una ferretería, pero no encontramos junto a Ramona (Gauto), entonces, tras recorrer las panaderías, la dejé en su departamento de Colón casi Bolívar a las 15.15 y quedamos en que la pasaba a buscar a las 16.30. A la hora acordada, me envió un mensaje de texto que decía ‘ya bajo’, pero cuando pasé por el lugar, ella no había bajado de su departamento a la vereda, donde siempre me esperaba cuando iba a su casa. Yo no podía estacionar porque era menor y no tenía carnet de conducir. Entonces di al menos dos vueltas a la cuadra y regresé a la panadería del centro. Llam&eac
ute; a mi papá (De Jesús) pero no me contestó (al celular) porque cuando duerme la siesta lo deja apagado, estaba en la casa de su pareja Lorena Fernández. Regresé a la panadería de la avenida Cabred para preguntarle a la hermana de Ramona si no tenía noticias de ella. Pero nadie sabía nada”, relató. Luego el joven agregó que, tras regresar al lugar de a pie y esperar a un costado del shopping, no encontró a la víctima. Finalmente decidió buscar junto a su hermanastro una copia de la llave del edificio donde residía Ramona Gauto en su domicilio de Villa Cabello y que anteriormente él utilizaba porque le quedaba cerca luego de asistir a clases de educación física. “Nos encontramos con mi padre en el centro, ya que estaba preocupado, y nos reunimos frente al edificio. Ingresamos, primero papá, luego yo y detrás mi hermanastro e hijo de Ramona. La puerta estaba semiabierta, con un palo cruzado. Mi papá la encontró (a la víctima) con la cara tapada en el piso, la miró y nos dijo ‘salgan, no toquen nada’. Empezamos a llorar. Allí pegué piñas contra la pared y me lesioné las manos”. “Busqué un policía en la Casa de Gobierno y le avisé, entonces llegó el juez (Fernando) Verón y los investigadores”, agregó. Seguidamente, interrogado por el fiscal, “Nano” De Jesús negó tener conocimiento de discusiones o agresiones en las que estuvieran involucrados su padre o la víctima, como así también que existiera denuncia alguna contra su progenitor por parte de ella o si éste fue citado por la Policía tres o cuatro días antes del hecho. También afirmó no haber escuchado comentarios de empleados de las panaderías con respecto a una supuesta mala relación entre Ramona Gauto y su padre. El bolsoUn dato no menor es que tanto De Jesús padre como su hijo coincidieron -el primero de ellos en la instrucción, teniendo en cuenta que se abstuvo de declarar en este juicio- en que Ramona siempre llevaba un bolso y una cartera con dinero de la recaudación. Dicho bolso no fue encontrado en el domicilio de la víctima. Durante la audiencia de ayer también declararon dos obreros que realizaban trabajos en el mismo edificio donde residía la comerciante. Afirmaron haberse retirado a las 13 y que no contaban con llaves para entrar o salir del predio, ya que éstas estaban en poder de sus patrones. También brindaron su testimonio un efectivo del Comando Radioeléctrico y dos de la comisaría Primera que acudieron a la escena. El debate continuará hoy a las 8, con la comparencia de más testigos.





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