BUENOS AIRES (DyN). El Gobierno espera conocer hoy una respuesta del espía jubilado Antonio Stiusso a la citación que le hizo el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, para conocer qué tareas hizo para investigar el atentado a la Amia, mientras el dirigente Luis D’Elía admitió haber obrado como “mal cartero” al intentar afianzar las relaciones de la Casa Rosada e Irán.En tanto, los camaristas federales Eduardo Farah, Jorge Ballestero y Eduardo Freiler convocaron para el miércoles a mediodía a una audiencia para tratar la recusación que el canciller Héctor Timerman planteó contra el fiscal general Germán Moldes por intentar avanzar con la denuncia que presentó cuatro días antes de morir el fiscal Alberto Nisman por encubrimiento del caso Amia.A casi 21 años del atentado a la mutual judía que mató a 85 personas y ante la crisis que provocó la denuncia y muerte de Nisman, Parrilli citó para hoy a las 11 a Stiusso para que dé explicaciones sobre aparentes inconductas ante los requerimientos que se le hicieron desde la UFI Amia.El funcionario kirchnerista a cargo del área de Inteligencia advirtió que si bien Stiusso “está jubilado, por ley está obligado a asistir” a su llamado.El Gobierno dispuso convocar al ingeniero en comunicaciones que manejó la Contrainteligencia de la Side durante treinta años porque mostró “conductas dilatorias e irregulares” en su desempeño de acuerdo a datos que recogieron de los nuevos integrantes de la UFI Amia.Sobre la citación a Stiusso, Parrilli dijo que lo habían “notificado a él y a su abogado” Santiago Blanco Bermudez y advirtió que si el espía no llega a presentarse “ya veremos qué medidas legales tomamos”.En tanto, el activista Luis D’Elía señaló que tras las acusaciones de Nisman en su contra por aparente intento de encubrimiento a los acusados iraníes por el atentado para favorecer las relaciones bilaterales “inmediatamente” quedó “condenado mediáticamente” y le dijeron “de todo: asesino, ladrón, corrupto y traficante de influencias”.“Después nos encontramos que las denuncias, tanto para el juez (Daniel) Rafecas como para la Cámara Federal, no tenían ningún asidero”, planteó e insistió: “Pero como diría mi abuelita Angelita, ¿quién nos quita lo bailado?”.En diálogo con radio El Mundo, reconoció que “pudo haber sido un mal cartero” en las relaciones del Gobierno con Irán, pero subrayó que no fue “en ningún momento un traficante de influencias o de impunidad”.





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