POSADAS. Las redes del narcotráfico trabajan mucho más cerca de lo que se le puede ocurrir a cualquiera. En este caso, por ejemplo, todo sucedió a pocos minutos del centro posadeño, a menos de diez kilómetros. Así consta en la insólita presentación judicial de un “narco” que denunció haber sido interceptado por delincuentes que le robaron cerca de 400 kilogramos de marihuana que transportaba en un vehículo.El curioso episodio tiene un trasfondo claramente grave, y no sólo en lo que tiene que ver con la seguridad pública: la víctima del asalto decidió denunciar el atraco ante el temor de que los dueños de aquel cargamento se cobraran con su vida. Por eso también recibió custodia y pidió cambiar su identidad, aunque luego de escapar varias veces de sus cuidadores finalmente fue detenido en Corrientes cuando transportaba más droga.Las fuentes que confirmaron la historia a PRIMERA EDICIÓN revelaron aún más detalles del episodio que sucedió a mediados del año pasado pero que recién se conoce ahora a través de este artículo periodístico.El denunciante resultó ser un hombre domiciliado en Posadas que había sido contratado por una banda de narcotraficantes para transportar casi media tonelada de “cannabis sativa” desde la costa del río Paraná, en Nemesio Parma, hasta un punto estratégicamente ubicado en cercanías al Aeropuerto Viejo de Posadas. Obviamente, la marihuana había llegado desde Paraguay a través del agua.Tras ubicar el cargamento en el vehículo -sería una camioneta- la “mula” inició el camino por las calles terradas de la zona hasta llegar en cercanías del barrio Cruz del Sur, aún en la zona suburbana.Fue en ese momento que sucedió lo impensado. Un grupo de delincuentes armados lo interceptó en medio de la madrugada y obligó a que se detenga. Los ladrones no le dieron opciones y allí, en medio de la nada, se llevaron la marihuana. Ladrillo a ladrillo.Sin saber qué hacer, conmovido por la situación y a sabiendas de que cualquier excusa no sería válida ante sus patrones, de orígen paraguayo, la víctima decidió rescatar a su mujer y su pequeña hija y abandonar rápidamente el domicilio en el que vivía.El sujeto no estaba equivocado. Al poco tiempo supo por terceros que los dueños de la droga habían enviado mensajeros a la vivienda de la que había escapado. La casa estaba totalmente revuelta y un mensaje quedó en el aire: los paraguayos querían “hablar” con él. Resolver aquella diferencia. El mensaje era más que claro.La “mula” no tuvo más salidas que acercarse a la Justicia Federal y radicar una denuncia. Ante las autoridades confesó que trabajaba para la red “narco” y detalló cada uno de los minutos de aquella madrugada que le cambió la vida.Ante el peligro inminente de una venganza, la Justicia ordenó una vigilancia de 24 horas sobre el hombre. Pero en al menos dos oportunidades aparentemente el denunciante sintió sobre sí el aliento de la muerte y decidió escapar de los efectivos de Gendarmería Nacional. Las autoridades le advirtieron entonces que no volviera a hacerlo, pero el denunciante relató el estado de temor en el que vivía y pidió que se lo inscriba en el Programa Nacional de Protección de Testigos.El trámite, que incluye la reubicación del beneficiario junto con el cambio completo de nombre y apellido, se había iniciado cuando la “mula” escapó por tercera vez con destino incierto. Había decidido que quizás estaba más seguro fuera de la provincia y ganó la calle.Sin embargo, no llegó demasiado lejos. Meses después, cerca de las fiestas del año pasado, fue detenido a pocos kilómetros de Saladas, en Corrientes, a bordo de una camioneta Toyota Hilux repleta de ladrillos de marihuana. Esta vez no hubo beneficio que valiera y quedó detenido en una cárcel de Corrientes donde, dicen las fuentes, sigue sin poder conciliar el sueño. Sobre la protección a los testigosEl denominado “Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados” fue creado en el año 2003 tras la sanción de la ley 25.764. No obstante, fue en 2005 que el organismo encargado de la organización llegó a la jerarquía de Dirección Nacional bajo la tutela del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.“Es condición inexcusable para el ingreso al Programa la aceptación de la protección por parte del beneficiario, ya que las medidas de protección en muchos casos importan restricciones al ejercicio de ciertos derechos y además, como en el caso de las custodias policiales, suponen una afectación al derecho a la intimidad”, se explica en la web de la Dirección.Las medidas de protección incluyen custodia personal, alojamiento en lugares reservados, cambio de domicilio e incluso asistencia económica para el núcleo familiar por no más de un semestre. La “tercerización” y los “piratas” de la drogaEl caso del robo de los 400 kilogramos de marihuana en el barrio Cruz del Sur de Posadas desnuda la presencia cada vez más profunda y enquistada de las redes del narcotráfico en la provincia. Sin embargo, además, también revela las modalidades de “trabajo” de esas mafias así como la presencia de “piratas” que se dedican a robarle a los propios grupos organizados, tal como sucedió esta vez.“Está todo ‘tercerizado’, si es que se puede aplicar el término. Los ‘patrones’ tienen, a su vez, encargados de reclutar a las ‘mulas’, que trabajan por viaje”, explicó a PRIMERA EDICIÓN una fuente que prefirió mantener su nombre en el anonimato por temor a represalias.El especialista dice que los “transportistas” de la droga son contratados para “changas”. “Necesito que me lleves esta carga desde allá para acá”, suele ser el ofrecimiento que llega a oídos de los interesados. Claro que las “mulas” saben lo que llevan y justamente por eso es que cobran una importante suma de dinero para transportar la droga, más allá de que luego, ante la Justicia, aseguran no conocer el contenido de las cajas que llevan.En el caso de Nemesio Parma, el transporte de ese cargamento era de extrema sensibilidad, en virtud de que se trataba de la primera etapa de la droga en el país. Todo apunta a que la víctima iba a trasladar el estupefaciente cerca de un lugar de almacenamiento. Pero la marihuana nunca llegó.Por otra parte, las fuentes confirman
que existen en la región “piratas de la droga” que se dedican a robar cargamentos a las organizaciones “narco”. “Se trata de grupos ‘pesados’ que se quedan con la droga y la revenden por su cuenta. Son asociaciones ilícitas preparadas para cometer todo tipo de hechos oscuros”, analizó la fuente. La “guerra” entre estos bandos está presente entonces en los caminos de la provincia.





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