POSADAS. La calma y el tiempo de reflexión de la Semana Santa nos posibilitan mirar más allá, más profundo, más adentro. Sobre todo prójimo para conocer un poco más de los anhelos sencillos de quienes no esperan ni desean más que lo justo.Daiana Benítez tiene 23 años y es una de esas tantas mujeres anónimas que se puso una meta y hace lo necesario para lograrla, aunque su sueño parezca lejano por el momento. Lo hace vendiendo huevitos de chocolate para la Pascua y todo aquello que la oportunidad le permita con el fin de recaudar plata para terminar sus estudios de diseñadora de modas. Eventualmente, después de que logre el título a fines de este año, quiere montarse un taller industrial, con un costo promedio de 100 mil pesos. Durante toda la semana, Daiana y su mamá llevaron los huevitos de chocolate a la vereda del Mercado Concentrador Zonal de Posadas, a las ferias francas que trabajaron en distintos barrios y a los lugares de alta concentración de personas. Lo recaudado, en principio, servirá para la compra de materiales necesarios para el cursado del tramo final de la Tecnicatura en diseño de modas de la EPET 2 de Posadas. El taller seguramente requerirá mucho más esfuerzo. No se imaginan juntar 100 mil pesos con este tipo de trabajos eventuales, pero la jovencita no está dispuesta a dejar pasar su seria intención de trabajar en lo suyo y generar, además, otros puestos de trabajo.Poco incentivoDaiana y su mamá Miriam Ortega ya recorrieron todos los organismos públicos que prometen incentivo y financiamiento para los microemprendimientos como el que pretende montar la jovencita, y para el que necesita máquinas industriales específicas. “Fuimos a la Municipalidad y a todos los referentes de programas que apoyan a las Pymes, pero nos encontramos con un escollo: existen programas y financiamiento para jóvenes que no terminaron de estudiar, o para personas mayores que no se incluyeron en el mercado laboral, pero para los jóvenes que estudian, se esfuerzan y llegan al título no hay nada. No existe ayuda formal para quien efectivamente se recibe y quiere emprender su vida después de haberse capacitado con esfuerzo”, cuenta Miriam. “Es como que se premiara al que no termina la escuela, al que no hace el esfuerzo de formarse”, agregó Daiana. “Golpeamos muchas puertas y uno se frustra bastante, porque provengo de una familia muy humilde, no tengo de dónde sacar cien mil pesos para montar mi taller, pero tampoco quiero resignarme, voy a seguir luchando por eso”, agrega la chica, con una convicción que conmueve. Altamente capacitadosDaiana Benítez hizo toda la primaria y el secundario en la EPET 2, donde ahora también termina su carrera técnica de tres años más de duración, y que la convirtió en Técnica en Diseño de Moda y Producción Indumentaria.“Tengo ocho años en total de formación en mi área, salimos altamente capacitados del colegio y del terciario, la escuela tiene maquinaria de alta calidad, máquinas digitales, profesores de primer nivel. Puedo diseñar exclusividades y trabajar con prendas en cantidades industriales; sé cómo administrar emprendimientos, pero no tengo cómo seguir adelante sin máquinas, y lamentablemente no hay apoyo formal para los que salimos a la vida laboral con toda la capacitación”, señaló. El pequeño taller de diseño de Daiana requiere equipamiento mínimo, una overlock de cinco hilos, una collareta, una recta industrial, una máquina de coser familiar para los trabajos con telas delicadas y una cortadora circular. “Mi sueño es montar ese taller y además dar trabajo, tal vez en una cooperativa. No me resigno a que no se puede, debe haber una puerta que todavía me falta tocar”, indicó con la esperanza intacta.





Discussion about this post