POSADAS. El teatro es esa magnífica manera de mirar la vida desde un lugar completamente desestructurado. En el Día Internacional del Teatro, los artistas de la provincia compartieron conceptos, vivencias y esa mágica energía que despierta al pisar un escenario, correr el telón y entrar en personaje. Hoy la fiesta comenzará a las 22, en el Centro Cultural Vicente Cidade, seguido de un brindis y la presentación de La intensidad de la birra, de Árboles Miní; Actuar para vivir, de Mariana Pizarro, grupos el rejunte con varias piezas cortas; El maletín, el globo, la máscara, del grupo Teatro Consciente con un Cuento. También estará Luchi Duarte con Margarita Alegría y César Ortellado, Lupita de Ser Infinitivo, Genoveva por Diego Tachile y Bárbara Hobecker, entre otros.Un vida plagada de encantoAsí como ese clásico de “Platero y Yo”, está la vida de Mariana “Maru” Zeniquel que titula “Teatro y yo”, destacando que “la actividad teatral pendula en mi vida desde hace casi veinte años. Hubo ocasiones en las que estuve largos períodos orbitando escenarios. Otras, en las que ni rozaba mis pensamientos, tal vez por estar alienada o sumergida por demás en la rutina laboral. Sin embargo, el teatro es una cuestión orgánica, que aparece y me toca cuando tiene que ser, ni antes ni después, en el momento justo. Cuando lo necesito, para reorientarme, desapegarme, liberarme”.Suma pasión en un breve y contundente concepto Margarita Alegría al expresar que “el teatro es mi vida. Lo esencial es invisible a los ojos”.Desde la perspectiva de Silvina Warenycia “el teatro es mirar la vida de otro modo, con otros lentes, muchas veces me encuentro hablando con frases de mis personajes o de obras que represento. Con el teatro vivo muchas vidas en una sola. Hace poco alguien me recordó la obra ‘La vida es sueño’ de Pedro Calderón de la Barca, que trata acerca de la libertad del ser humano para marcar el rumbo de su vida, más allá del supuesto destino. Eso es el teatro para mí, libertad”.“A veces parecemos bichos raros y hasta nos sentimos como tales. Luego, un día te das cuenta que la profesión (hablo de profesar la labor de…). Te influye igual que a otras personas su actividad, vocación o profesión. Es decir: lo llevás en cuerpo y alma, lo gozás y padecés, lo disfrutás y sufrís como cualquiera”, reflexionó Jorge Vega.Aclarando que “la particularidad quizás esté dada en el sentimiento teatrero, ese sentimiento que se nutre en lo cotidiano y te permite diferentes miradas e intentos de comprensión del gran escenario de la vida, u otras veces te ayuda a resolver fantásticamente la realidad. Pero la mejor definición acerca de la teatralidad, la escuché -con todo respeto- de Alfredo Alcón. ‘Si pudiera explicar el barullo que tengo en la cabeza sería un filósofo, pero como no puedo, actúo’. ¡Gracias vida por el teatro!”.Como la vida misma, se ve al teatro mimetizado con su día a día, la actriz, directora y profesora Silvia González destacó que “el teatro ha sido y es para mí una elección de vida. Esta elección determina una forma de vivir diferente: vivo en universos paralelos que se rozan, se tocan, se fusionan. Y voy tomando energías, almas, cuerpos, emociones, ideas, que no son míos, y sin embargo me “traspasan”, se alojan en mí, me dejan algo marcado a fuego, y luego se van para dar lugar a los que vienen: otras personas-personajes, con sus historias, amores, dolores, locuras…”.“Esta experiencia es única, irrepetible, inexplicable y poderosa. Sobre todo poderosa porque hacemos vivenciar al espectador ese otro universo, y también él se ve traspasado por lo que ocurre en el escenario (mímesis); y no lo olvida más, lo lleva -como el actor y el director-grabado en el alma. O sea: cuando elijo qué decir sobre un escenario, me estoy comprometiendo”, dijo.





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