SALTA. La actriz Analía Couceyro logró anotar el punto más alto hasta el momento en la XXX Fiesta Nacional del Teatro, que se celebra en la ciudad de Salta, al presentar “El rastro”, de Margo Glantz, con dirección de Alejandro Tantanian, en un escenario montado al aire libre en la plaza 9 de Julio.El unipersonal narra las desventuras de una mujer de clase alta que vuelve a su pueblo para asistir al velatorio de su exmarido pianista -ella también es música- se encuentra con la nueva mujer del difunto y otros personajes y hace una sabrosa descripción de ambientes y conductas.La visión en primera persona juega con las subjetividades de la memoria, con la imagen que esa extraña viuda quiere ofrecer ante los otros, sus sentimientos contradictorios ante quien fue su marido y es ahora un cuerpo sin vida y con detalles que la novela describe con fruición.La actuación de Couceyro, quien se encamina a ser una de las figuras referenciales del teatro argentino, resultó una lección de recursos técnicos y artísticos formidable en una apuesta de Tantanian y los organizadores del encuentro que a priori era arriesgada.Hacer un unipersonal en un escenario callejero donde hacía dos noches había actuado una murga y era apto para espectáculos sobre todo bulliciosos parecía una tarea cuesta arriba, y además porque un atisbo de llovizna amenazó hasta último momento su concreción.Couceyro tuvo el acompañamiento del chelista Rafael Delgado y la obra, adaptación de la misma actriz de la novela homónima de la autora mexicana, se representó en la sala El Extranjero y, también al aire libre, en el Museo del Libro y de la Lengua porteño.Pero anoche, de espaldas al histórico Cabildo salteño, la actriz logró hipnotizar a casi un millar de espectadores -la mayoría de pie-, en abierto desafío a los ruidos circundantes, a los desprevenidos que paseaban con su perros y a imprevistos que en cualquier momento hubieran podido frustrar el intento.





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