CANDELARIA. La falta de agua llegó ayer al décimo día y acrecentó la impotencia de los vecinos del barrio San Jorge, que salieron a los medios a gritar su verdad y a exigir soluciones rápidas y concretas. Desde hace más de una semana el líquido llega a cuentagotas y deben buscar la forma de acopiarlo, a pesar de que mensual y religiosamente abonan a la Cooperativa de Servicios de Candelaria Limitada (Coscal) una boleta de alrededor de 170 pesos.Gustavo Duprat es uno de los damnificados por esta situación, que se agrava con el paso de los días. “Hace tres años que estoy en el barrio pero esto viene desde mucho antes que llegara. De acuerdo a lo que me contaron los vecinos, a la cooperativa hicieron varios reclamos, a modo personal y también como comisión vecinal, verbal, por nota, obviamente sin ninguna solución. Lo que nos pasa ahora ya nos ocurrió en enero”, dijo.Recordó que al presidente de la entidad, Sergio Contreras, y al vicepresidente, les plantearon la situación de las 60 familias “que estamos haciendo el reclamo y pedimos que se pongan en nuestro lugar. Que sepan que hay gente que puede comprar un bidón de agua, que puede acercarse hasta el tanque de otros barrios para buscarla, pero hay otra que no porque tiene muchos chicos, no tiene para higienizarse, menos aún para tomar, que es lo fundamental”. Para Margarita Meza, el problema es realmente grave: “Hace años que estamos dando vueltas sobre lo mismo. Durante estos diez días nos estábamos levantando a las una de la mañana para juntar algo. Dicen que no tienen presión, estamos cansados de reclamar que nos den una solución. El barrio de arriba tiene perforación, el de abajo también. Eso es lo que pedimos”, confió.Como en otros barrios de Candelaria, cada vez que llega el agua es una fiesta, pero ya saben que “no dura mucho. Vieron que salimos a reclamar y hoy tenemos normalmente. Cada vez que lo hacemos nos solucionan por dos o tres días. Después nos vuelven a cortar”, comentó la mujer, que hizo “un ahorro y compré un tanque” para evitar contratiempos y sinsabores. Acotó que en su vecindario “no se puede lavar la ropa ni nada. Mi vecina, que tiene cuatro chicos, viene a bañarlos a mi casa y la ropa acumulada lleva para lavarla en el barrio San Cayetano”. A escasos metros del río Paraná, Esther tiene que racionar el agua al máximo y hacer que alcance lo más que pueda. “Tratamos de juntar un poco a la mañana para lavar y para el baño. Somos dos grandes y tres chicos. Y el tema es cómo bañarlos. No podes dejarlos que jueguen afuera porque se ensucian y no hay cómo higienizarlos. Están metidos todo el día adentro”, se quejó, al tiempo que enumeró los gastos en llamadas telefónicas y las idas y vueltas a la Coscal, “sin resultados”. Todos insisten en una solución justa. “Hay personas grandes, enfermas, que salen a acarrear desde allá arriba con bidones para el baño porque para la cocina no sirve. Queremos la perforación que hace mucho pedimos. Si tenemos una boleta pendiente nos viene con intimación. Pedimos al intendente que se acerque y vea lo que pasa porque él no da la cara. No sabe sobre la situación que padecemos”. Literalmente, desde la Comuna también se lavan las manos. “Se están cansando”Los vecinos del San Jorge piden a las autoridades de la Coscal que “sean un poco más eficientes. No logran ponerse en lugar de las familias que tienen cuatro o cinco chicos, agachan la cabeza pero la solución no llega”, dijeron. Uno de los débiles argumentos que esgrimieron es que “no podemos dejar sin agua el barrio de viviendas para darle a ustedes. Y eso es lo que nos genera impotencia. No saben qué decirte, no tienen respuestas y los vecinos se están cansando”. Juntos decidieron que esperarán unos días para ver la evolución de la respuesta, de lo contrario “vamos a reunirnos e iremos todos hasta la Coscal”.





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