SAN VICENTE. La falta de un hogar para ancianos es una demanda social cada vez más fuerte en esta localidad. Según advirtieron desde los dos centros de jubilados y pensionados locales, la cantidad de adultos mayores que viven solos es muy importante y hay muchos casos de malos tratos en el seno familiar. Pero hasta el momento, no tienen alternativas. En muchas ciudades del interior de Misiones carecen de un hogar o geriátrico. Muchos ancianos viven en forma muy precaria y otros, abandonados por sus propios familiares. Afortunadamente, en cada localidad sí existen centros de jubilados y pensionados que cumplen una función de contención con actividades para los socios. En la Capital Nacional de la Madera hay dos centros que cumplen con esa función, apoyados por instituciones como el Pami y los centros de jubilados y pensionados “Unidos” y “Copos de Nieves”. Activos trabajadores El centro de jubilados “Unidos” contiene y ayuda a 270 ancianos. Y proyecta concretar un hogar para los que tienen problemas con sus familiares o no tienen con quién vivir. Los jubilados de este centro están acostumbrados a trabajar para hacer realidad sus proyectos. Desde hace algunos años están abocados a cocinar y vender pastelitos, pollos y asados, organizan bailes y piden colaboración para pagar al sereno, además de avanzar en la construcción de un salón de usos múltiples.Este centro de jubilados está ubicado en el barrio San Roque González y en los últimos años mostró un crecimiento en sus infraestructuras, todo con el esfuerzo de sus propios socios, que trabajan para construir más dependencias.Según contó a PRIMERA EDICIÓN su presidenta, Elena Kasmerchuk, “necesitamos un hogar para los ancianos. Cada día vienen socios y no socios del centro que tienen problemas con sus familiares y se quejan del trato que les dan y otros que viven solos y necesitan vivir con alguien que los atienda”.Explicó que “hace tiempo venimos gestionando con las autoridades locales y provinciales para conseguir un asilo. Tenemos el lugar y las ganas de trabajar y vemos la necesidad. Sabemos que no es fácil, pero creo que un día vamos a conseguir lo que buscamos”.Un espacio de contención Doña Elena, como la conocen, está acompañada por un grupo de socios que trabajan a la par suyo para gestionar y construir lo que falta para el centro. “Ahora estamos trabajando en los baños del salón de usos múltiples, que venimos construyendo desde hace varios años ya. La gente de San Vicente es buena y confía en los que trabajan para los demás. Nosotros conseguimos los juegos de baños y ahora necesitamos juntar para la mano de obra”, apuntó. Entre las acciones que realizan para concretarlo, Doña Elena enumeró: “Hacemos pastelitos, asados y bailes para juntar los fondos que necesitamos y desde la Municipalidad nos dan una mano también, así vamos haciendo las cosas para nosotros”, señaló. Espacio de encuentro“En el centro hay muchas actividades para los viejitos, como danzas, servicios de manicura, pedicura y enfermería, entre otras cosas, pero lo que más vemos es que los socios vienen a pasar un rato junto a otros. Se pasan horas hablando y contando su vida. A lo mejor eso lo tendrían que hacer con un familiar, pero no los tienen o muchos que lo tienen no reciben atención suficiente. Acá encuentran esa contención con otro”, contó Kasmerchuk. Para poder brindar la contención adecuada, explicó que “necesitamos tener muchas actividades y queremos incorporar deportes para la tercera edad. Para eso queremos terminar el salón. Ahí vamos a poder hacer gimnasia u otro deporte que se puede hacer dentro del salón”.“Ven nuestro esfuerzo, pero igual nos roban”La inseguridad también afecta al centro de jubilados y pensionados. En varias oportunidades sufrieron la “visita” de delincuentes que robaron y destrozaron el lugar. Para evitarlo, tienen que disponer de una persona que cuide el lugar por las noches. Fondos para pagar a esa persona no tienen, pero se arreglan para juntarlos. “Tuvimos que poner una persona que cuide por las noches porque nos robaron. Uno no entiende cómo hay gente que puede robar cuando ve el esfuerzo que cuesta hacer y conseguir las cosas. Para pagar una persona que vigile hacemos pastelitos o asado o bien la gente colabora con dinero y juntamos para darle una ayuda al hombre que cuida”.Por eso la mujer agradeció a los que acompañan al centro: “Gracias a Dios mucha gente nos ayuda. Vienen y trabajan sin cobrar nada. Cuando vamos a pedirles colaboración, dan sin problemas y las instituciones confían en nuestro trabajo, como el Pami, la Municipalidad y gente de la Dirección de la Tercera Edad de la Provincia. También comerciantes que no tienen problemas en donar materiales o lo que haga falta. Que tengan la seguridad que todo lo que aportaron estará en este edificio”, concluyó Doña Elena con entusiasmo. Lugar de encuentroEn los centros de jubilados se ofrecen gran cantidad de actividades y servicios. Clases de danza y otras actividades físicas, manualidades y también servicio de manicura, pedicura y enfermería.Cabe resaltar que lo más requerido por los adultos mayores que asisten diariamente es poder contar con un espacio de encuentro con sus pares. “Pasan horas conversando y contando sobre su vida a otros abuelos”, explicó Elena Kasmerchuk, presidenta del club Unidos. Muy probablemente, estas personas no encuentran en sus familias ese espacio de diálogo y afecto.





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