POSADAS. Que el estrés, la ansiedad y la depresión son eventos psiquiátricos que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares es una premisa ampliamente conocida en el mundo de la medicina, pero no deja de ser una verdad descubierta en los últimos tiempos. Otros factores de riesgo que van de la mano son hechos de la vida cotidiana como el tabaquismo, la presión arterial, los hábitos alimenticios y el modo de vida sedentario. A esta lista se le suma un factor llamativo pero tan real como la realidad en la que vivimos: la Argentina.Al menos así lo manifestó Diego Sarasola, médico especialista en psiquiatría y psicología médica y docente de la Universidad Nacional de La Plata en una teleconferencia brindada en la sede de Fundación Osde sobre la relación entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares. “A la lista de factores de riesgo yo le sumaría uno nuevo: el estrés que causa la realidad argentina porque, aunque no nos demos cuenta, también influye en la salud”, manifestó el profesional.Según el especialista, vivimos en una sociedad constantemente bombardeados por información, cortes de calle, paros, tráfico, peleas y desacuerdos que, aunque no lo notemos, influyen de manera negativa en ese proceso de adaptación que denominamos estrés. “Sufrimos por cosas mínimas como por cuestiones macro, desde tener que esperar en un semáforo hasta el bombardeo mediático, todo esto influye en la salud”, explicó Sarasola. El estrés es un proceso en el cual están implicados recursos como la capacidad para afrontar situaciones difíciles, “pero estas son limitadas y cuando se acaban, impactan en todos los sistemas. Por lo general, frente a un estresor (situación estresante) el cuerpo produce una tensión, luego resiste y en un tercer momento, cuando esa resistencia se vence, llega el agotamiento, que es el momento en que aparece la sintomatología que comúnmente denominamos ‘estrés’”, explicó el médico y agregó: “todas las personas tienen estrategias para adaptarse a diferentes situaciones. Incluso, muchos difieren en la percepción del estrés producido por un mismo estresor, lo que quiere decir que tienen diferentes reacciones”.También -explicó Sarasola- cuando vive una situación de estrés, la persona se concentra menos y toma malas decisiones, porque “se encuentra en una situación en la cual no puede pensar con claridad”. Objeto de estudioLa interrelación entre las enfermedades cardiovasculares y la psiquiatría ha sido objeto de estudio en los últimos veinte años. Las patologías originadas por estrés de alta prevalencia en el consultorio constituyen un factor de riesgo para diversas enfermedades cardiovasculares. “El estrés afecta a todos los hombres y es cuando se exige, tanto del individuo como de sus sistemas, un rendimiento superior al normal y es este hecho es el que los pone en riesgo de enfermedad. Estos eventos psiquiátricos aumentan la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares y esto se apoya en las ciencias básicas, porque podemos ver modificación en la actividad de los neurotransmisores, el sistema vascular alterado, detectamos vasoconstricción y disfunción endotelial, entre otros. Una enfermedad mental activa el sistema nervioso central y el autónomo, lo que puede derivar en complicaciones cardiovasculares”, destacó Sarasola.Otros factores de riesgoEl estrés desencadena una catarata de hechos que pueden finalizar en un evento cardiovascular y a ello se suman la ansiedad y la depresión también como factores de riesgo. “Por un lado debemos diferenciar a la depresión de la tristeza, porque la segunda es un sentimiento no patológico. No siempre cuando un paciente ingresa llorando a nuestro consultorio está deprimido, lo que nos obliga a operativizar los términos y no etiquetar a las personas”, indicó el especialista y agregó “la depresión es una enfermedad más compleja y multidimensional que tiene aspectos cognitivos como la culpa, la preocupación; conductuales porque una persona puede estar muy lenta o inquieta y vegetativos como la falta de sueño y el trastorno del apetito. No sólo se expresa en pacientes psicológicos y es un factor evolutivo. A mayor depresión, mayor posibilidad de desarrollar enfermedades”.Una persona que está deprimida no puede cumplir con actividades que para la mayoría de las personas no presenta inconveniente alguno: no puede seguir una dieta baja en grasas, le cuesta tomar medicamentos prescriptos y realizar ejercicios como así también no puede incrementar su soporte social, “porque está demostrado y confirmado que tener vínculos con amigos baja el estrés”, destacó Sarasola.Tanto la depresión como el estrés son indicadores de riesgo, “por lo cual es crucial reconocerlos para el tratamiento y posterior evolución del paciente, que debe apuntar no sólo a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, si no que también debe ayudar a mejorar los hábitos”, explicó.El especialista explicó que después de un primer episodio de depresión hay un 50 por ciento de probabilidades de un segundo y aumenta a medida que se incrementan los mismos: después de un segundo hay un 70 por ciento de probabilidades de sufrir un tercero y ese número se incrementa a un 90 después del tercer episodio depresivo. Para finalizar, Sarasola declaró que “cuando la depresión aparece por primera vez en personas grandes, de 60 a 65 años, se tiene que proceder a la realización de una resonancia, porque muchos Alzheimer y varias enfermedades cerebrovasculares comienzan como depresión y pueden ser indicadores de una enfermedad más severa”.





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