POSADAS. Desde cada esquina hay ojos que miran. Algunos con una mirada misericordiosa, otros de manera más incisiva. El olor a vela inunda cada rincón y en algunas, la tenue luz le da un toque particular, un toque que transforma a las santerías en ese lugar recóndito, donde viven todas y cada una de las imágenes de la fe. De todo tipo de fe: la cristiana, la pagana, la extranjera.Misiones es una pedazo de tierra argentina rodeada de fronteras foráneas. Ese límite tan permeable hace que las creencias y rituales de los vecinos se instalen en nuestra sociedad, motivo por el cual, en la mayoría de las Santerías de Posadas, viven y conviven en un mismo estante las imágenes de Jesús y las del Gauchito Gil, la Virgen María y la del Señor San La Muerte. Contradicciones de la fe, quizá.Pero lo sorprendente de este hecho colorido, es que todo se vende. Es más, en ocasiones las ventas de las imágenes de los santos paganos supera ampliamente a las de los reconocidos por la Iglesia Católica. “Tanto el Gauchito Gil como el señor San La Muerte tienen más ventas que los santos católicos, sin dudas. Y viene toda clase de gente a comprar. Hay una idea popular de que la gente que compra San La Muerte estuvo presa, pero nada que ver, viene todo tipo de gente a comprar. Hasta acá vienen diputados de la Cámara de Representantes. Todos tienen su fe, que no la manifiesten es otra cosa, y uno no tiene porqué dar nombres porque eso es secreto, sólo Dios y ellos lo saben”, le cuenta a PRIMERA EDICIÓN Ana María Malvido, dueña de Santería “La Fe” desde el 2001. La mujer había perdido a su esposo y tenía que comenzar a trabajar. Dueña del local donde se encuentra ahora, comenzó con la venta de ropa hindú, y lo complementó con sahumerios y esencias. Más tarde, por los pedidos de la gente, se inició en el rubro. “A esta santería la armó la gente del barrio”, asegura ahora, casi quince años después de sus comienzos. “Ellos tienen lo que buscaron, yo no sabía nada, ellos me enseñaron. Yo la armé en función de lo que la gente quería”.De todo para todos“Acá se puede encontrar todo lo referido a la fe católica y, como estamos en una zona limítrofe, también todo lo relacionado con las creencias afrobrasileras”, cuenta Sara Toledo, dueña de Santería Sarah. Fue ella la que se inició en el negocio, gracias a sus conocimientos como parapsicóloga, numeróloga, tarotista y terapeuta floral. “Hace 24 años vinimos a la provincia, somos de Buenos Aires. En ese momento, mi esposo tenía un taller de tornería y yo me dedicaba a eso. Entonces, me surgió la idea de abrir una santería. En un principio empezamos en un espacio pequeño pero nos fuimos agrandando porque vimos que había demanda. Así fue que mi marido vendió sus máquinas y comenzó a trabajar conmigo”, explicó Sara y agregó “estamos hace 20 años y hoy también somos distribuidores: llevamos nuestros productos a San Ignacio, Wanda, Eldorado, Iguazú”. “Tenemos al Gauchito Gil y San La Muerte, que tienen mucha salida porque en toda esta zona de Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Formosa, Chaco y hasta parte de Santa Fe, es un santo profano, porque todavía no fue aceptado por la iglesia católica, pero tiene cada vez más devotos”, asegura Sara. Ana María, en la misma línea, sostiene que “por la región, el que más vende en su día es el Gauchito Gil, es el día en que más velitas se despachan, incluso más que del Señor San La Muerte. Pero pasa con él que sus seguidores compran cosas mucho más caras, pero es el Gauchito Gil quien tiene más seguidores”. Pero y ¿los católicos? “Hay épocas durante el año donde la gente católica se acerca más a las santerías. Por lo general es cuando se aproxima Semana Santa, viene a buscar cosas para hacer limpieza en la casa, porque en esa época cristiana busca purificarse. También en la época navideña se vende bastante, porque hay muchas creencias, por ejemplo el adviento y el nacimiento de Jesús”, asegura Sara. “La persona viene a una Santería cuando tiene un problema o necesita paz, algo muy difícil de conseguir hoy en día, pero eso no se compra, se obtiene mediante las acciones de cada uno. Yo siempre fui una persona a la que le gustó leer y aprender. Entonces he leído sobre todas las religiones y sobre cada cosa que tengo en el local. Yo fui aprendiendo con ellos, leía libros de los santos, la historia de uno y de otro. Me fui interiorizando en el mundo que Dios me ofreció como trabajo. Además, en la santería no puedo explicar cómo se pela una papa, tengo que saber responder a las preguntas que tiene la gente. Siempre les digo que tienen que buscar fe adentro suyo, eso no se lo puedo vender. Cuando usted encuentra en sí mismo la fe, con una velita de un peso cincuenta es suficiente”, explicó Ana María. Rituales y algo másImágenes de santos, variedad de sahumerios, fluidos, jabones, lociones, medallas, estampitas, hornillos, velitas, velas aromáticas, murales, rosarios, medallas, cartas de tarot, etc. La lista podría incluir cientos de palabras más. En las santerías también hay distintos elementos, que unidos, se suelen utilizar para hacer “trabajos espirituales”. “Se suelen hacer trabajos para el amor y así es que la gente lleva las velas de novios, parecidas a las que se ponen sobre las tortas de casamiento, eso se hace para formar una pareja, unir un matrimonio. Acá no hay para cosas oscuras, lo que ellos hagan no sé, yo le vendo por separado, porque también este tipo de cosas uno puede elegir qué vender…”, consigna Ana María y agregó “acá no se venden velas ataúd, velas de pene y vagina, pero las hay y se pueden encontrar. Yo trato de vender todo lo que sea relacionado con el bienestar de la persona, no para andar jodiéndole la vida a nadie, pero después cada uno se encarga”.Los jabones y las lociones son para bañarse. “Nos hacemos un baño con esto y confiamos. Yo le vendo pero si él no confía en que estos siete santos lo van a ayudar, no va a servir de nada. Estos productos se hacen con esencias, todo tiene un fundamento”, explica Ana María.Sorprende para aquel que conoce poco las diferentes creencias, pero “no tenemos que juzgar, todo lo que sea ‘afrobrasilero’ es negro porque viene de la gente de Africa, y son negros porque ellos son un pueblo negro, no tenemos que asustarnos porque e
s diferente a lo que estamos acostumbrados a ver”, sostiene. La crisis y la feNo es la primera vez que se viven tiempos difíciles en la Argentina y es muy probable que tampoco sea la última. Y, en estos momentos, es cuando la gente más recurre a lo divino, como una manera de paliar la realidad. “Un ejemplo de ello es San Cayetano – asegura Ana María – se llena la iglesia, en la televisión se ven las largas filas de gente que va hasta el lugar a agradecer y a pedir por trabajo. Esa es la fe que tiene cada uno y si confía en que la ayuda de San Cayetano le servirá para encontrar trabajo, le aseguro que lo encuentra. Es una fuerza interior que tenemos, le digo a las personas que todo depende de ellos”. Sara, por su lado, dice que “la gente se avoca mucho a la fe. El hombre vuelve a sus raíces, es donde se siente más cómo. Lo hemos visto en la crisis del 2001 también, a pesar de todas las situaciones y de todo lo que hemos vivido, la gente no pierde la fe, se aferra aún más”.





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