POSADAS. Los productores vacunos de las ferias francas nunca pudieron dar el paso definitivo para poder pasteurizar y comercializar lácteos sin tener que padecer las restricciones aplicadas por la Secretaría de Calidad de Vida, en cumplimiento de las normas del Código Alimentario Argentino. “Siempre tuvimos distintos inconvenientes, pero lo que al final nos trancó fue el tema de la falta de agua potable de red. No pasamos los controles de calidad, pese a que cambiamos todas las cañerías más de una vez, y yo por lo menos me tuve que dedicar a otra cosa para mantener la chacra y subsistir”. Quien habla es el chacarero capitalino José Villasanti, cuyas tierras ubicadas detrás del Hipódromo de Posadas eran una floreciente cuenca lechera de importancia local. Cuando no prosperó lo de los lácteos envasados, Villasanti tuvo que readecuar las instalaciones. Actualmente se dedica a la cría de cerdos y, a la par, redobla la actividad con la producción de verduras.“Realmente estamos muy agradecidos con nuestros clientes, que son fieles y domingo a domingo venimos con los canastos llenos y vuelven vacíos”, dijo a PRIMERA EDICIÓN, que el domingo último lo localizó detrás de un humilde punto de venta en la feria de la chacra 32-33. Mientras pesaba unos rojísimos tomates y embolsaba acelga para una clienta, el chacarero se quedó con la mirada perdida: “Era un gran proyecto y muy buen negocio”, dijo después de un rato, “nuestros clientes siempre nos compraron todo y la leche con más razón. La vendíamos muy bien y nunca tuvimos ningún problema, pero cuando nos dijeron no se podía comercializarla cruda, por ser gran riesgo para la salud de la población, nos pusimos a trabajar en el proyecto con la Unam y la Municipalidad”, recordó. Según Villasanti, la situación se había encaminado muy bien: “El Comité Ejecutivo de Innovación Tecnológica (Cedit) proveyó la olla especial de presurización, donde se colocan los sachets (entran diez por cada tanda), los cuales reciben una oleada de calor cercana a los 45 grados (sin romper el hervor, para eliminar las bacterias) e inmediatamente van al freezer. Con este método, la leche se conserva -siempre y cuando esté refrigerada- hasta ocho días. Al final, nos trancó el agua y todos los que estábamos en el proyecto más tarde o más temprano nos tuvimos que abrir”, reiteró. “Cada vez que la Municipalidad llevaba las muestras para analizar, no pasaba los controles”, lamentó.En Misiones hay 46 ferias francas y en el 98% de ellas, la leche que se vende es cruda. La venta del producto en esas condiciones está prohibida por el Código Alimentario Argentino, porque en ese estado posee una gran cantidad de microorganismos que pueden afectar la salud.No tienen ni tendránEn Nemesio Parma, el agua al que accede la población es de perforación, la misma que alimenta los campos donde se había impulsado el proyecto de desarrollo de la cuenca lechera.Por lo que pudo saber este diario, no está previsto que tengan agua potable por lo menos hasta 2025: en la proyección de extensión de la red que tiene en carpeta la concesionaria Samsa no está pensado llegar con las obras hasta ese barrio rural situado a 20 kilómetros del microcentro. De hecho, incluso el vital líquido para el Parque Industrial será de perforación. Probablemente la decisión tenga que ver con que se trata de un paraje que no está urbanizado, pese a que cuenta con escuelas, centros de salud y un barrio de más de 500 familias relocalizadas, en lo que significó la primera etapa de traslado de habitantes de la vera del Paraná por parte de la EBY. Así las cosas, pese a que la Asociación de Ferias Francas de Misiones aportó los elementos para el proceso de pasteurización y la Municipalidad otorgó a los colonos beneficiarios un crédito para adecuar las instalaciones donde se ordeñan las vacas y para la construcción de la salita de desinfección de la leche, el proyecto no podrá seguir adelante.





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