OBERÁ. A casi un año del escándalo que se desató en esta ciudad -y se extendió al resto de la provincia- que vinculó a dos comisarios de la Policía de Misiones con supuestas fiestas sexuales en el Hotel Casino, lo cierto es que ninguno de los dos está imputado de delito alguno, aunque disciplinariamente se encuentran en disponibilidad.Esta sanción adoptada en el plano administrativo supone el apartamiento de sus funciones en la rama activa y el cobro de sólo el 80% del sueldo.El escándalo se ramificó como reguero de pólvora no sólo por la condición de policías de los potenciales implicados, sino porque en los supuestos encuentros habrían participado menores de edad.Una de ellas, incluso, como trascendió en su momento en la investigación, era hija de un sargento de la Policía. Al parecer, esta chica habría sido una de las que relató lo que sucedía en el hotel.Sin embargo, a casi un año del inicio de la pesquisa, el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, a cargo de la magistrada Alba Kunzmann de Gauchat, aún no imputó a ninguno de los comisarios.La magistrada, justamente, dio crédito a una denuncia periodística y dispuso el allanamiento del lugar donde supuestamente se llevaban a cabo las fiestas sexuales.Además del personal policial dependiente de la Unidad Regional II, en el caso también tomó intervención la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic).Justamente, los peritos de esta unidad, dependiente del Poder Judicial de la provincia, secuestraron una cantidad abismal de material fílmico de las cámaras de seguridad que, según fuentes consultadas, en Misiones no es posible analizar o monitorear en su totalidad.No obstante, fuentes extraoficiales señalaron que, pese a esta circunstancia, los sabuesos habrían ubicado indicios de significación para la causa.Amén de esta situación, lo único que sirve en este caso, como en cualquier otro, es lo que hay en el expediente y, en este sentido, no habría mucho.Tiempo de definicionesEl contexto es tan desolador que Kunzmann de Gauchat ni siquiera levantó cargos contra los dos altos mandos de la Policía de Misiones.Lo curioso del caso, o más bien lo inexplicable, es por qué Asuntos Internos -es decir, la Jefatura- apartó del caso a los dos oficiales e incluso los pasó a disponibilidad si no hay acusación contra ellos. Es decir, no existe la presunción de delito alguno pero, sin embargo, en el ámbito administrativo pagan las consecuencias por ser sospechosos. ¿De qué? No se sabe, porque la Justicia, al menos por el momento, no los acusó de nada.La investigación que inició Gauchat es por un supuesto episodio criminal que, en caso de comprobarse, comprometería seriamente a los dos uniformados e incluso podría enviarlos a la cárcel.Siempre y cuando existan indicios probatorios que, en grado de probabilidad, demuestren su probable participación.De lo contrario, rige la garantía de inocencia. Y nadie se puede defender si no sabe de qué se lo acusa.El tiempo pasó y ya es hora que la jueza penal se defina. De lo contrario, la misma Justicia incurrirá en una injusticia. Y entonces será el Estado el que deba responder por esta situación irregular. Asiáticos jóvenes y con mucho dinero Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN confirmaron que al menos dos ciudadanos de nacionalidad china alquilaban un piso entero en el Hotel Casino Oberá para reuniones con mujeres e invitados especiales.Las mismas fuentes indicaron que eran ciudadanos asiáticos jóvenes, de mucho dinero, que alquilaban un piso entero para divertirse.“Nunca dejaron trascender lo que sucedía en ellas; es decir, era un asunto de instancia privada que no causaba molestias a nadie”, indicó la misma especie.El caso se complicó cuando la misma Policía comenzó a investigar lo que sucedía ante el dato de que menores de edad podrían ser de la partida. Allí aparecieron en escena los dos uniformados.Los dos comisarios ya eran investigados por las autoridades de la Unidad Regional II cuando apareció, supuestamente, la joven que los habría involucrado en las fiestas de alcohol, tabaco y sexo.Allegados a ambos aseguraron, extraoficialmente, que todo se trató de una “cama” en medio de una feroz y encarnizada interna policial en Oberá. El problema es que, a este ritmo, será difícil saber por qué la Justicia no avanza.





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