POSADAS. Cualquier electrodoméstico que tengamos en casa incluye un Manual de uso. En ellos se explica qué cosas se pueden hacer y qué cosas no se pueden hacer con él. Por ejemplo, si se trata de una licuadora, el manual recomienda con claridad tener gran precaución en su uso y que no se coloque la mano dentro del vaso cuando esté encendida o enchufada. Lógicamente que si uno quiere puede hacerlo, pero las consecuencias serán lamentables: heridas cortantes, pérdida de dedos, electrocución, entre otras. Y habrá que salir corriendo al hospital, ser curados y/o internados. Es decir que por “experimentar” para “ver qué pasa si meto la mano” habrá un herido por causas evitables ocupando recursos de Salud Pública. Si leemos el manual de uso de una motocicleta parecerá obvio que explique en qué posición se debe viajar: sentado con una mano en cada manubrio, los pies en los pedales y utilizando un casco homologado. Es decir que si uno lo hace en otra posición, por ejemplo, acostado o de espaldas se estaría exponiendo mucho más a caerse y lastimarse. Además podría generar choques o maniobras violentas por parte de otros vehículos que viajen detrás o vengan de frente. A pesar de lo poco lógico que suena pensar en manejar la moto de una forma distinta a aquella para la que fue fabricada, hay quienes lo hacen y manejan acostados a velocidades que superan los 100 Km/h. Y no lo hacen en un circo, sino en las rutas de Oberá. Cuatro o cinco jóvenes de entre 18 y 23 años preocupan a vecinos, autoridades locales y a todo aquel que viaje por el tramo de la ruta 14 en el kilómetro 8, cerca del cruce Karaben.De noche o de día desafían los controles policiales y desafían, además, algo indesafiable: las leyes de la física. Estas leyes son las que gobiernan el mundo y están presentes aunque no le prestemos atención. Es por eso que si un objeto cae, no se detiene hasta caer al piso (Ley de Gravedad) o si un cuerpo se desplaza lo sigue haciendo hasta perder toda su energía de movimiento (Ley de Inercia de Newton). Es decir que si uno de estos chicos imprudentes pierde el control de su moto, ésta caerá y el cuerpo del conductor volará elevado por el aire y sólo se detendrá al caer contra el asfalto o estrellarse contra un árbol. Las consecuencias serán la muerte casi de seguro.¿Es necesario que alguno de ellos muera o lleguen a provocar un accidente fatal en que mueran otras personas que no tengan nada que ver con sus maniobras, para que de una vez por todas estos infractores “caigan en la cuenta” -tomen conciencia- de cómo están arriesgando sus vidas? Porque es su propia vida, su bien más preciado, el que están poniendo en riesgo cada vez que se acuestan sobre las motos. Y con su vida destruida seguro destruirán las de sus familias y seres queridos. Las reglas del juego Las reglas de tránsito, las indicaciones de velocidades máximas en los distintos tramos de las rutas vienen a ser el manual de uso de esa parte del camino. Ante una curva, por lógica el cartel señala una velocidad de 60 o 70 como máxima, porque hacerlo a mayores velocidades significará, sin dudas, un vuelco. Si se trata de una calle, donde el ángulo es más cerrado (90 grados) se debe doblar a 20 o 30 Km/h. Mecánicamente no hay impedimentos para que uno doble a 90, pero de seguro terminará con el auto estrellado, destruyendo y/o matando. Las reglas del juego son claras. Sólo hay que respetarlas, respetar la vida propia, la de quien viaja en nuestro vehículo o cruza frente a nosotros. Desafiando las leyes de la físicaPor Lara [email protected] más que uno intente evadirse de la responsabilidad de conducir con precaución, por más que uno no quiera interesarse ni respetar las normas de tránsito, hay una realidad concreta y palpable a la que estamos expuestas todas y cada una de las personas: las leyes de la física. Las Leyes de Newton rigen cada movimiento que realizamos sobre un auto o en la vida cotidiana. No dependen de un control humano, simplemente están y se muestran por ejemplo, al patear una pelota, que sigue rodando impulsada por la fuerza transmitida por el pie. Si hay una pared enfrente, rebota y cambia su recorrido, pero se sigue moviendo hasta que pierde la energía. Estas leyes gobiernan el movimiento de un auto que pueden resultar a favor o en contra y eso depende del propio conductor. Elevar a velocidad al límite puede llevar a perder el control sobre el auto, que seguirá avanzando hasta que toda su energía cinética -de movimiento- se agote. Es entonces cuando el vehículo se transforma en un arma que puede matar a su propio dueño, aún sin que este tenga intenciones, o matar a personas que simplemente pasaban por ahí.Seguimos consternados por el trágico fin de Mabel González y Yanina Galarza, del barrio San Isidro de Posadas que fueron arrolladas por un conductor imprudente que viajaba a más de 120 Km/h por la ruta 213. En la tarde de ayer, una joven murió en un choque en Puerto Esperanza. Son 19 las víctimas en las rutas de Misiones en lo que va de 2015.





Discussion about this post