POSADAS. Liliana Sosa levantó la vivienda en la que vive hoy con sus propias manos. Se encargó de cortar la madera, unirla con clavos, poner el techo y una vez terminada, darle una mano de pintura. Es una de las vecinas más antiguas del barrio Los Patitos: vive allí hace más de cuarenta años. A partir de hoy, será una de las beneficiadas por la organización Techo que le construirá una vivienda más en su terreno.El caso de Liliana es uno en más de 25 familias que esperarán ansiosos a que hoy por la mañana comiencen las obras que llevarán adelante más de cien voluntarios. “En la casa donde vivimos somos diez en total”, le contó Liliana a PRIMERA EDICIÓN. La casa de la que habla es de madera y es casi sólo una habitación porque la cocina está afuera de la vivienda y es una precaria casilla también de madera. “Hace un año vino Soledad (Balán, de Techo) a visitarnos y a inscribirnos, querían saber cómo estaban los chicos y varias cosas más. Ahora hace como un mes vinieron con la propuesta de hacernos las casitas”, relató. Ella pidió una casa para su hijo, que se va a construir frente a la suya, en el mismo terreno. Para eso, los materiales esperan listos detrás de su vivienda. “En la casa vivimos todos apretados, entonces lo que nos den, lo que nos ofrezcan, bienvenido sea”, aseguró en un tono agradecido. Magui Alvarado vive hace dos años en el barrio. Su casa también es de una madera precaria en la que es obvio el paso del tiempo. En la pieza que tiene como casa vive con su marido y sus dos nenas, “vinieron los voluntarios y nos anotaron: nosotros les pedimos agrandar la casa porque esta es muy chiquita. Estamos ‘ansiosísimos’ (sic) porque vengan”, indicó. La nueva casa será una habitación más y estará ubicada en el pequeño terreno donde vive. Las historias en todos los casos son similares, Roxana también necesita descomprimir el ambiente hacinado donde viven diez personas en una pequeña habitación y lo mismo pide Héctor, quien necesita una vivienda para su señora y su pequeña beba. “Todos los sábados del año vamos a los barrios a hacer una encuesta: vemos qué ingresos tienen, qué enfermedades y si están relacionadas a la vivienda, como problemas respiratorios, alergias, etc. Controlamos si hay hacinamiento, cuántas personas viven en la casa. Y por último, en qué condiciones están. Son cinco criterios que se resumen en uno: la urgencia que tiene la familia”, aseguró Soledad Balán, voluntaria de la organización Techo. “Luego de este relevamiento tenemos una reunión abierta a la que asisten voluntarios y todas las personas que quieran hacerlo. Allí hacemos un debate extenso sobre cuáles son las familias con mayores necesidades”, aseguró. La construcción no es un regalo, las familias “abonan un porcentaje del valor de la vivienda que, por lo general, ronda entre el 7 y 8% de lo que vale. Lo hacemos así porque dignifica pagar por su casa propia. Como sabemos que son familias humildes, les avisamos con dos meses de anticipación y les damos un ticket para ir a pagar a Pago Fácil, lo que es una manera de insertarlos en el mercado porque muchas de esas familias no fueron nunca a pagar una boleta”, indicó Balán. Entonces, todo listo. “Las construiremos por parte: trece casas los primeros tres días (domingo, lunes y martes) y las catorce restantes los tres últimos (miércoles, jueves y viernes)”, explicó Balán. A través de su trabajo les otorgarán a los más necesitados un derecho humano fundamental: la posibilidad de vivir en una casa digna.





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