GARUPÁ. Hay que imaginarse la situación por la que pasó una vecina del barrio Ñu Porá para entender la dimensión de su queja. Volvía ella de hacer las diligencias diarias del centro de Posadas. Las mismas incluían el paso por el supermercado y la compra de las mercaderías para la semana. Era cerca del mediodía y el 46 hacía su recorrido habitual. Pero en una fracción de segundo, cambió todo: de repente las calles comenzaron a resultar desconocidas para la vecina y los barrios no eran a los que ella está acostumbrada. Se dio cuenta: sin aviso, el colectivo había modificado su ruta y estaba lejos de su casa.“El 46 pegó la vuelta por la rotonda nueva en donde estaba la Garita, se fue cerca del Acceso Sur, no sé a qué altura desvió y pasó por debajo del túnel en la exGarita. Se quedó sobre Félix de Azara, una avenida después de la Roth. Yo le decía ‘chofer, adónde estamos, adónde nos lleva, adónde vamos’, pero el hombre parecía sordo y mudo porque ni respondía. En un momento frenó de golpe y todo el mundo se bajó. Cuando me di cuenta estaba como a quince cuadras de mi casa”, relató la vecina que prefirió mantener su identidad en secreto, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. La misma comentó que el 46 siempre “nos bajaba en la esquina de Roth y Mburucuyá, ubicada a dos cuadras, son feos los accesos, pero al menos era más cerca”.Indignada, se acercó hasta la oficina de Atención al Cliente de la empresa Don Casimiro -ubicada en la estación de transferencia- y presentó una nota para que reconozcan lo sucedido y tomen cartas en el asunto. “Les dije que cambien el letrero, que pongan ‘Maltrato al Cliente’. Son personas maleducadas que cuando llegué con la nota nunca le dieron entrada, ni nada parecido. Sí me enteré que la modificación del recorrido lo decidió el jefe de línea, quien controla los horarios y decide las rutas. Supuestamente, los choferes han roto unidades por los malos caminos. Entonces la empresa cortó por lo sano, sacó el colectivo y se terminó la historia. Pero, ¿qué pasa con la gente necesitada? Que camine, aunque estemos pagando el boleto más caro del país”, insistió.“Me cansé de llamar a la empresa, donde si es un varón el que atiende nos tratan de manera despectiva. De vez en cuando atiende una muchacha que en teoría toma los datos. Además nos enteramos que les prohibieron a los choferes, sobre todo a los del 46, que nos paren frente a Ilolay, que es parada y si lo hacen, los sancionan. Es más, en una ocasión le pedí por favor al chofer que me baje frente a Ilolay, entonces el inspector que viajaba en el colectivo se metió en nuestra conversación y empezó a decir que ese lugar no es parada. Yo toqué el timbre hasta donde me bajó y el inspector, que se bajó conmigo, me dijo ‘a ustedes, más que la empresa, los abandonó el municipio’”. “Abandonados y acéfalos”Su relato se complementa con las voces de otras vecinas que la acompañan pero tampoco quieren revelar su identidad porque denuncian que “de noche nos vienen a tirar piedras a nuestras casas”. Aún así, se encargaron de agotar todos los caminos posibles para que los funcionarios encargados de velar por sus derechos las ayuden. “Fui a la Municipalidad y me dijeron que el intendente Luis Ripoll estaba descansando, me atendió el secretario de gobierno José Peralta, pero me mandó a una de las delegaciones municipales de Ñu Porá a que cuente allí el problema. Cuando fui, no estaba la ‘señora encargada de hacer las notas’, entonces no pude hacer nada, pero ¿para qué están los otros?”, se preguntó la vecina. “No tenemos colectivos. La primera vez que me bajé adonde nos deja ahora caminé y no encontraba mi casa ni nada conocido. No tenemos quién nos represente, no tenemos nada, nunca nadie se refirió al tema. Yo salgo a las 22 de mi trabajo y tengo que caminar quince cuadras para llegar a mi casa y es un peligro”, aseguró otra vecina. El tema es que tienen que tomar ese colectivo porque en el barrio Ñu Porá, perteneciente al municipio de Garupá, “no hay una delegación de Pami, no tenemos servicio de farmacia, ni hablar de consulta médica, especialistas o un laboratorio. Para todo tenemos que ir al centro de Posadas porque en Garupá no hay nada, ni para pagar una boleta de servicio”, se lamentaron las vecinas y para finalizar dijeron “Peralta me dijo que el 70 por ciento de la gente de Garupá no paga los impuestos, pero el 30 por ciento que sí pagamos tenemos derechos. Desde que vivo acá no hay proyectos, el presidente del Concejo Deliberante es el papá de Ripoll, el anterior intendente, o sea que hace más de diez años que están en el gobierno y no hicieron absolutamente nada”. Ni hablarde la luzLa problemática con Electricidad de Misiones Sociedad Anónima (Emsa) es otra de las situaciones que viven a diario los vecinos de Ñu Porá. “No importa si está lindo el día o si llueve, si hace frío o calor, los cortes de luz son constantes”, comentaron las vecinas en diálogo con este Diario.“Ahora se entera Ripoll de los problemas de la luz, es una lotería que con la térmica que baja y sube no se quemen la heladera o el aire… Nos dicen que en Ñu Porá somos privilegiados porque en Santa Helena se pasan días y semanas sin luz. Vaya privilegio el nuestro si tenemos que vivir como vivimos”, finalizaron.





Discussion about this post