POSADAS. La seguidilla de fenómenos meteorológicos, de fuerte y mediana intensidad, que no dan tregua en la región, desde antes de la reciente Navidad, (y que como mínimo se viene sucediendo un fuerte temporal por semana), impidió a los guaraníes de la aldea Tapé Porá, poner a navegar el Andrés Guacurarí. Se trata de un barco con fines turísticos, que estos paisanos están construyendo, y con el cual, una vez finalizado, pretenden ofrecer a los visitantes que llegan a San Ignacio, para conocer la aldea, un servicio de paseos por la costa del Paraná. Dejar secar la madera, reparar las que se quedaron en muy mal estado y trabajar sobre lo que todavía hace falta para terminar. Ese es el panorama; será mucho trajín, y los aldeanos lo saben. Sin embargo, por si fuera poco, el caserío donde habitan las familias mbya, unas catorce en total, en estos días de fuertes vientos y lluvias, también sufrió afectaciones. Más de la mitad quedó sin techos, y otros tantos tuvieron problemas con las paredes. “No nos falta mucho, si es que nos ayuda el tiempo, queremos terminarlo en veinte o treinta días. Pero estamos sujetos a cómo se comporta el tiempo”, explicó a PRIMERA EDICIÓN el cacique Ricardo Martinez, electo hace cuatro años por sus paisanos para atender los asuntos de la aldea. Martinez es carpintero de profesión, y es con su asesoramiento e instrucciones, que se emprendió la iniciativa de la nave. Cuando esté a flote, se pretende explotarla turísticamente, ofreciendo tranquilos paseos por la costa del río. La embarcación no tendrá motor, recorrerá las aguas del Paraná, impulsada por las velas, y ocasionalmente por remos. El proyecto encierra en ese sentido poner a disposición de los visitantes, la total cosmografía del mundo guaraní.“Si tuviera motor no diferiría en absoluto de una construcción del hombre blanco. Queremos que los visitantes tengan un acercamiento real a lo que significó nuestra cultura en la antigüedad y lo que sigue significando actualmente”, reflexionó. Por lo pronto, se sabe que los trabajos demandarán tres semanas, pero con la condición de que las condiciones meteorológicas mejoren. De lo contrario será mucho más. “En todo caso desde Prefectura nos confirmaron su utilización. Quedará esperar”, sostuvo. El respeto de todas las tradicionesConstruida con el mismo sentido profundo y religioso con el que los pueblos originarios aprendieron a afrontar los sucesos de la vida, estas familias no cortaron un solo árbol para hacer el barco (que recibió el nombre de Andrés Guacurarí), sino que usaron la madera que la naturaleza les “proveyó”; es decir, aquellas especies de lapachos y cedros que cayeron tras algunos temporales. Y asimismo será con la reconstrucción que se está emprendiendo. Las maderas que hacen falta serán extraídas de los árboles que rodean el monte de la aldea, pero no serán tumbados por la voluntad del hombre, sino por la de “Tupá”.





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