POSADAS. Los distintos barrios capitalinos se preparan para vivir el Carnaval con cuatro meses de anticipación. Al menos así trabajan las comisiones que buscan su coronación y empiezan, en octubre, a dar performance a la carpeta técnica, cuando la primavera todavía late al son de los tambores -ya tardíos, de la Estudiantina-, y cuando a mucha gente le resultaría bastante difícil pensar siquiera en las fiestas carnestolendas, previas a la Pascua de Semana Santa. Con este criterio y con el objetivo de que las propuestas tengan, cada vez más, el brillo merecido, los comparseros asisten a distintos talleres de armado, ensamble y reciclado de trajes, que apuntan a la casquetería y a técnicas de maquillaje. Así fueron orientados los talleres disponibles y, de hecho, todavía en plena Navidad, se dictaron algunos cursos para poner a disposición herramientas básicas de diseño, por ejemplo. El capacitador Daniel Hartman, al frente de los talleres este año, explicó cómo abordó el dictado intensivo “donde nos centramos en la búsqueda de plasmar el tema hasta el armado de las carpetas”.“Me planteé brindarles una visión integral sobre el arte del carnaval, es decir a la creación estética, creación de trajes, diseño de indumentaria, diagramación de los colores, cuestiones afines a la imagen general de toda la comparsa. Básicamente, dentro de todo el abanico de tareas que demanda armar un cuerpo de baile y scola”, detalló Hartman.El trabajo fue práctico: elegir un tema, diseñar la idea del traje y plasmarla en distintas opciones. Posteriormente se corregía sobre ejemplos factibles con los compañeros, donde se desmenuzaban las propuestas a partir de la posibilidad y la viabilidad. Paso siguiente se trataban de llevar a la práctica algunos de los diseños con los materiales reunidos de ediciones anteriores y que permanecen a mano en una suerte de museo. Además, como era de interés de los talleristas con experiencia, ellos mismos trabajaron con sus anteriores trajes, con los cuales -un par de tardes de diciembre último-a poco de terminar el año, con agitación, un poco por el calor, pero también por las ideas con ganas de ser plasmadas, hombres y mujeres con plumas y lentejuelas a mano, dieron rienda suelta a la imaginación.





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