ELDORADO. “El partido de fútbol del año”, considerado así para los vecinos de Puerto Piray, finalmente se celebró. El resultado del encuentro -donde hubo vencedores y vencidos- es anécdota, pero, sin dudas, y por sexto año consecutivo, se lo volvió a vivir como un “superclásico” con los mismos ingredientes que un Boca-River (por ejemplo), con la particularidad de que lo disputan dos familias muy tradicionales del lugar, en un antiguo potrero donde los integrantes de ambos equipos jugaban cuando eran niños. Recientemente PRIMERA EDICIÓN había reflejado la singular historia de dos familias, los Dávalos y los Mercado, quienes estaban cruzadas por la misma pasión: el fútbol, deporte en torno al cual habían encontrado la excusa perfecta para poder verse cada fin de año, luego de tomar caminos por separado y llevar el apellido a lejanos horizontes del Paraguay y Brasil, todos por cuestiones laborales, y así durante la cena de Nochebuena tener renovados motivos para celebrar la fuerza de la unión y del amor fraternal. Hay que recordar que el encuentro deportivo primero había sido toda una novedad, después se convirtió en furor y con los años pronto se fue transformando en el evento más esperado, no sólo para los participantes directos sino también para los vecinos de los alrededores. Lo organizan ambas familias, y no sólo ya se afianza como un evento tradicional, sino que los vecinos lo toman como ejemplo de unión y pasión deportiva, en torno al cual se reúnen todos para celebrar las fiestas de Navidad y Año Nuevo.La mayoría ya formó su familia fuera del pueblo, sin embargo, no por ello dejan de juntarse en estas fechas para ver cómo han crecido sus hijos y contarse muchas anécdotas. Las mujeres de la familia son las más entusiastas. Se preparan durante el año para diseñar las remeras que usarán durante el partido, porque los Dávalos y los Mercado, que forman la hinchada también prestan atención a los cantitos futboleros que van a sacar a relucir durante el encuentro, las porras y todo lo necesario para que cada familia pueda alentar a su equipo. Roxana Valerio de Dávalos y Marta Susana Dávalos cuentan que “siempre estamos alentando, somos la hinchada número uno”, dijeron con mucha alegría.Contó Roxana: “Todos los años se organizan estas reuniones, esperamos ansiosos la fecha para poder organizarnos y venir. Durante el partido somos rivales, pero cuando termina el partido nos olvidamos de todo y festejamos en paz”. Marta, por su parte, explicó que este es el segundo año que participa y, tal como ella, cada año se van agregando más integrantes.La hinchada de los Mercado tiene como voceras a Elizabeth Mercado y a Romina Álvarez de Mercado. El caso de Elizabeth, también es singular porque está casada con un integrante de la familia Dávalos: “Las dos familias siempre fueron muy unidas y conocí al quien es mi marido, dentro de esa familia. Estamos juntos hace 20 años, tenemos cuatro hijos y nuestro caso es peculiar ya que siempre surgen los problemas porque mis hijos no saben a que equipo alentar, entonces dos alientan a los Dávalos y los otros dos a los Mercado, pero siempre hay discusiones por esto,” contó entre risas.“Los partidos los esperamos con muchas ansias y nerviosismo y durante el partido redoblamos todas las apuestas”, dijo.Por su parte Romina, muy feliz señaló: “Los chicos jugaron a morir, dieron todo de sí, nosotros alentamos mucho pero los que ponen las pilas son los chicos”, insistió.Durante el partido hubo cantos y aliento para cada equipo pero cuando terminó “nos olvidamos todo lo que dijimos, lo que cantamos, se termina todo ahí. Después festejamos todos juntos” concluyó Elizabeth.El resultado terminó 2 a 0 a favor de la familia Mercado, que mantuvo así el invicto; sin embargo, al terminar el encuentro, nadie se volvió a acordar, porque sólo queda la promesa de un pronto retorno en la próxima Nochebuena.





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